Mientras la música estrepitosa del Crystal Bar acompañaba los exóticos cócteles que Will disfrutaba, viendo a la gente bailar en la pista y con un cigarro en la boca, Noah ponía su celular boca abajo, evitando que la pantalla iluminada llamara la atención de su amigo y lo distrajera de la diversión.
—No, yo lo haré… —dijo Emma deseando aportar algo y distraer su mente de Will. —Pero… ¿Qué hay de tu esposo y tu bebé? —preguntó Frida desconcertada. —Ale estará bien, dejé un par de mamilas con leche en el refrigerador, servirán para mañana en lo que llego a casa —dijo con media sonrisa—. Déjame
—Tienes razón, William —contestó Emma con un resoplido—. Estaba en la cena en casa de mis padres a la cual tú estabas invitado y jamás te apareciste. Te preguntarás: ¿por qué apenas llegué?, la verdad es que a mi abuelo le dio un infarto y pasé toda la noche cuidando de él. Descuida, Ale estuvo con
Mientras los amigos de Emma se fueron a clases, ella salió de la escuela, decaída, con un dolor en el pecho tan profundo que no la dejaba respirar bien. Preocupada por su abuelo y aún molesta con Will, caminó por las calles en busca de transporte. Su auto lo había dejado en el garaje, como acto d
—¿Y bien? ¿Ya encontraste la forma de arreglar todo? Me estoy desesperando —dijo el señor Edward Harper en el balcón principal de su propiedad mientras Noah veía hacia los jardines. —Llamé al jefe de mi familia, él me ayudará a que Emma se case conmigo… —¿Cómo? Aún no se ha divorciado, no debes d
—Entonces, las cosas entre ella y tú ¿están mejorando? —preguntó al dejarse caer en el asiento frente a Will—. ¡Me alegra! ¡Hacen una linda pareja y esa familia debería de crecer! Creo que una casa de campo es el lugar más romántico para «hornear» al próximo hermanito de Alejandro. Aunque Will reí
—¡Espera! Solo… dime donde estás… —dijo Will preocupado, nunca había escuchado a Tina tan deprimida. —Solo deseaba complacer a mi padre y ahora mi vida es un infierno, lo único bueno que me quedaba era Tim… —¿Qué le pasó a Tim? ¡Maldita sea! ¡Dime dónde carajos estás, Tina! —exclamó lleno de angu
Tina se recargó sobre el barandal y retomó su llanto con desesperación. —…No quiero que me quite a mi bebé, pero también sé que no puedo huir de él. Como padre que ahora eres, me debes de entender. ¿Qué harías si Edward se presenta a tu puerta y te exige que le des a Alejandro? —Se agarró de la sol