—¡Eres un maldito hijo de puta! —exclamó Bastián acercándose de forma amenazante. —¿Te tortura pensar que su pureza me pertenece? ¿Crees que tú la habrías hecho gemir tan duro como yo lo hice? —Will deseaba poner a prueba su paciencia y antes de añadir algo más, los puños de Bastian intentaron alca
Con un resoplido cansado, Emma se desnudó y por un momento se vio extraña ante el espejo, había algo que no cuadraba, pero no alcanzaba a distinguir qué era. Se puso el vestido con cuidado y cuando Frida le ayudó a subir el cierre, notó que le quedaba justo. —¿Subiste de peso? —preguntó desconcer
—¡Emma! ¡Mi encantadora nuera! —exclamó el señor Harper al encontrarla y le dio un abrazo generoso—. No he podido verte en bastante tiempo, parece que has estado ocupada. —Sí, por la escuela y el trabajo en el Corporativo… —se disculpó Emma y el aliento de Harper le revolvió el estómago, ya había c
—Emma… ¡¿Quién es ese hombre?! —exclamó Román perdiendo la paciencia—. ¡Habla de una m*****a vez! —Papá… Confía en mí, no he hecho nada malo —dijo Emma con súplica, sabiendo que ni Román ni Frida tenían bases para confiar en ella después de lo que habían visto. —Mi niña, yo confío en ti… —agregó
Esos ojos celestes se llenaron de lágrimas cargadas de emoción y sentimentalismo. Emma se abrazó al torso de Will, refugiándose entre sus brazos, desapareciendo para el mundo y concentrándose en los latidos de su corazón. —Dicen que el fruto no cae muy lejos del árbol, pero en este caso… es reconf
—¿Quieres que le pida a Lorena que me consiga una pijama para ti o algo más cómodo? —preguntó y su rostro se volvió completamente rojo cuando recibió esa mirada profunda y cargada de lujuria de su esposo. —Emma, ambos sabemos que no dormimos con pijama… —respondió mientras se quitaba el abrigo y el
Los meses pasaron y todo era júbilo y cariño. Emma regresó a la residencia de William y conforme su vientre crecía, dejó a un lado la escuela y el trabajo. Tanto Frida como Román la visitaban con frecuencia, ansiosos por conocer a su primer nieto, incluso Benjamín, que su cuerpo ya no era tan fuert
—…¿Tú qué opinas, Rose? —preguntó Emma con angustia. —Prefiero mantenerme al margen, señora —dijo Rose con una sonrisa tímida y salió de la cocina. Esa noche Will se quedó hasta tarde en la oficina, no quería tener pendientes para el fin de semana, pero al no tener una secretaria, el trabajo se