—¡Lorena! La pobre sirvienta pegó un brinco y lanzó el control de la pantalla al aire.—¡Señor! —exclamó poniéndose de pie, encontrándose con la mirada divertida de Hugo quien le había gastado la broma—. Solo eres tú.Lo vio con recelo y se dejó caer de nuevo en el sillón.—Lo siento, tenía que int
Ya no soy ese joven sin futuro que solo representaba rebeldía y una carga para la familia Gibrand. Ahora soy un hombre con un propósito y que ha cosechado logros suficientes para ofrecerte algo más que vergüenza. Te quiero y te extraño, Emma. Espero que pases un feliz cumpleaños y que no me hayas o
—¡¿Por qué no nos dijiste nada?! —exclamó Frida desesperada, con lágrimas en los ojos y viendo a su pobre hija llorando miserablemente—. ¡Falsificaste mi firma! ¡Emma! ¡Traicionaste mi confianza! Román tomó por la muñeca a Frida queriendo detenerla, pero estaba fuera de control. Se sacudió la mano
—Esta no es forma de mostrar agradecimiento… —Para mí lo es… Quiero ser tan valiente como tú. —Sonrió, pero esa felicidad fingida no subió a su mirada—. Tal vez él se vuelva el amor de mi vida y… tenga una bonita familia como la que formaste con papá. —Emma… Lo que pasó entre Román y yo, fue una
Emma había dejado de llorar y se sentía lista para salir huyendo. Sentada en el tocador, escribió una nota para sus padres donde explicaba que se fugaría con Bastian y que él arreglaría todo, pero cuando estaba a punto de firmar con su nombre, la puerta se abrió, mostrándo a su futuro suegro. De in
Se vistió con un camisón de seda y encaje, su piel estaba perfumada y su ansiedad adornaba su rostro. Era la noche de bodas y sabía lo que eso significaba, pero estaba nerviosa, nunca esperó tener intimidad con alguien en esa condición. Cuando William entró a la habitación, la vio de pies a cabeza
Era temprano y ya se sentía asqueada de la situación. Buscó la habitación de William y en cuanto la encontró, tocó un par de veces hasta que escuchó la invitación para entrar. —Espero que el desayuno ya esté listo… —dijo William con arrogancia mientras bajaba de la cama a su silla de ruedas—. ¿Algu
Emma agachó la mirada y sus ojos se llenaron de lágrimas. El problema no era servir, el problema era soportar las humillaciones. Rose tenía razón, en su casa Emma había estado rodeada de comodidades y amor. Ella ayudaba a Lorena por iniciativa propia, acompañaba a Román a la oficina con gusto o se d