—¿Podemos ir? —preguntó con docilidad y una mirada suplicante. —No lo sé, ese carnaval se vuelve una cuna de indigentes y gitanos… —Pero… solo a la presentación de ballet… —A ti no te gusta el ballet, Frida —dijo Gerard con desconfianza y le arrebató el volante. —No me gusta bailarlo, pero si
—¡Mamá! —exclamó Frida eufórica, con los ojos llenos de lágrimas. Por fin algo de esperanza. —¿Frida? ¿Qué haces aquí? ¡Suéltenla! —exclamó Bianca llenando de manazos a los de seguridad—. Es mi hija, no la toquen. —¡Mamá! —Frida la abrazó con desesperación y comenzó a llorar. —Ya mi pequeña… To
La explicación de su madre la tranquilizó y las punzadas en su cabeza comenzaron a ceder. —Te daré un poco de té para que te relajes y puedas dormir. Siempre cargo con uno de flores de Bach, esta clase de eventos me ponen muy histérica —dijo Bianca con una risa nerviosa mientras rebuscaba en su bol
—¡No me toques o comenzaré a gritar! —exclamó Frida desesperada y con lágrimas en los ojos. —Frida… No debes de tener miedo, no a mí… La voz varonil se le hizo conocida, era la misma que resonaba dentro de su cabeza, entre recuerdos y dolor. Abrió los ojos con sorpresa y aunque su rostro no se le
Román sonrió de lado, pero decidió ignorar esa pregunta. —Al doblar la suma ofrecida, en total se depositó cuatrocientos mil dólares en la cuenta de su madre —de nuevo contestó Álvaro, pero recibió una mirada molesta a través del retrovisor por parte de Román. —¡¿Cuatrocientos mil?! —Frida sentía
—Recibirá rehabilitación cognitiva y tratamiento oral para mejorar la oxigenación del cerebro… —dijo Bennet intentando reconfortar a Román—. Será un proceso largo y posiblemente no recupere en su totalidad la memoria… Román mantuvo silencio, ocultando su miedo por no poder recuperar a la mujer de
—Eso intentaré… ¿No importa que no me acuerde de algunas cosas? —preguntó Frida mientras la cabeza le comenzaba a doler y las lágrimas seguían escurriendo por sus mejillas. —¡No importa! Solo… No nos vuelvas a dejar… Frida lloró contra la puerta hasta que cayó dormida y del otro lado la pequeña
Frida escuchó atentamente, con la mirada perdida y el corazón latiéndole en la cabeza. —Si tus intenciones son salir de aquí, podrás hacerlo… Dejaré la puerta abierta y si así lo deseas, podrás irte con servicios sociales y Gerard podrá llegar a ti… —¿Quieres deshacerte de mí? —preguntó Frida con