Si quieren maratón, lo único que tiene que hacer, es dejar en la reseña, varios comentarios haciéndome saber que les gusta y quieren maratón...
Capítulo 22 —El guante rojoNarrador:Trascurrieron algunos días, Maya se había recuperado bien y en un par de días volvería a su apartamento. Liam parecía habérselo tragado la tierra, no lo había visto, ni había tenido mensajes de él. Elena estaba sentada en el amplio salón de la mansión, hojeando un catálogo de revistas de gala. Cuando Maya entró, la llamó con un gesto suave.—Maya, ven un momento.Maya obedeció con un poco a desgano, percibiendo que la expresión de Elena significaba algo más que una simple charla. Al acercarse, vio que Elena sostenía un vestido rojo profundo, elegante y cuidadosamente confeccionado.—¿Qué te parece? —preguntó Elena con una sonrisa satisfecha mientras desplegaba el vestido frente a ella.Maya lo observó con una mezcla de admiración y recelo.—Es… hermoso —respondía con un hilo de voz, incapaz de ocultar su incomodidad.—Quiero que te lo pruebes. Es perfecto para tu encuentro con Tomás.El nombre resonó en la mente de Maya como una campanada de alarm
Capítulo 23— Bajo su miradaNarrador:Finalmente, la noche de la tan anciada cena, llegó. La casa estaba en completo orden para la ocasión. Los arreglos de flores, las velas sobre la mesa y la vajilla impecable reflejaban el esmero con el que Elena había organizado todo. Maya, en su habitación, miraba el vestido rojo colgado en el armario. Era perfecto, y aunque le costara admitirlo, le hacía pensar en Liam. Lo había elegido él, como si supiera exactamente cómo se vería. Se deslizó dentro del vestido, que se ceñía a su figura de forma elegante. El escote justo, las mangas cortas que dejaban al descubierto sus hombros y la falda que rozaba sus rodillas daban la mezcla perfecta entre sofisticación y sensualidad. Se calzó unos zapatos de tacón negros y se retocó el maquillaje antes de mirarse al espejo. Al bajar las escaleras, pudo sentir las miradas sobre ella antes de siquiera alzar la vista. Tomas estaba junto a Elena en la sala, conversando. Ambos dejaron de hablar en el momento en q
Capítulo 24 —Lineas borrosasNarrador:Elena entró al garaje en el momento justo, cuando Liam y Maya trataban de recomponerse. Los dos parecían nerviosos, pero Liam fue el primero en reaccionar con calma.—Mamá, ¿todo bien? —dijo, con un tono casual, como si no estuviera en una situación incómoda. Elena lo observó, sin notar nada raro al principio, pero pronto sus ojos se fijaron en el vestido de Maya, que tenía una mancha en la parte delantera. Liam se dio cuenta al instante de que el vestido de Maya no pasaría desapercibido, pero se adelantó rápidamente para intentar darle una explicación convincente —Oh, no es nada, mamá —dijo rápidamente, sonriendo con una falsa ligereza —Maya me estaba ayudando con mi herida y, sin querer, se le cayó la copa que estaba tomando. El líquido se derramó sobre su vestido. Solo fue un accidente.Maya, sorprendida por la rapidez con la que Liam mintió, asintió inmediatamente para respaldar su historia.—Sí, solo un accidente —dijo, con una sonrisa nervi
Capítulo 25 —El Verdadero LiamNarrador:El coche de Liam se detuvo frente al edificio donde vivía Maya. El motor aún rugía suavemente, pero Liam no dio señales de querer bajar. Sus manos seguían firmemente sobre el volante, y su mirada permanecía fija al frente. Maya, sentada en el asiento del copiloto, lo miró de reojo, sintiendo el peso del silencio que los envolvía.—¿No vas a subir? —preguntó, con un tono más desafiante de lo que pretendía.Liam giró la cabeza hacia ella lentamente, sus ojos oscuros y llenos de una intensidad que la hizo estremecer.—No lo sé, Maya. ¿Debería? —hasta él mismo, se sorprendió de entragarle el control en ese momento, haciendo que ella decidiera si subía o noMaya rodó los ojos, intentando disimular la incomodidad que sentía. No podía permitir que él controlara la situación otra vez. No esta vez.—Claro que deberías. Al menos para asegurarte de que no me derrumbe al entrar —dijo con una sonrisa sarcástica, mientras abría la puerta del coche.Liam no r
Capítulo 26 —El ahoraNarrador:Liam permaneció en silencio, aún con Maya sentada sobre él. Sus manos, firmes pero suaves, descansaban en sus caderas, como si el simple contacto de su piel fuera suficiente para calmar la vorágine que llevaba dentro. La luz tenue del apartamento parecía envolverlos en una burbuja que, por primera vez, no estaba cargada de amenazas o desafíos, sino de una calma extraña y tensa. Maya lo observaba, apoyando una mano en su pecho, sintiendo los latidos descontrolados de su corazón. Su respiración era irregular, como si él también estuviera tratando de recuperar el control que tanto le gustaba fingir tener.—¿Por qué me miras así? —preguntó él, su voz baja, casi un murmullo, mientras deslizaba un dedo por la curva de su cintura, dibujando pequeños círculos en su piel desnuda.—Porque es la primera vez, desde que volvimos a vernos, luego de todos estos años, que te veo… relajado —respondió Maya, con una leve sonrisa en los labios.Liam levantó una ceja, como
Capítulo 27 —Conversaciones íntimasNarrador:La luz tenue que se filtraba por las cortinas apenas iluminaba la habitación. Maya salió del baño metida en una camiseta que le llegaba a mitad de los muslos, dejando sus piernas al descubierto. Era una de esas camisetas cómodas y viejas, pero en ella parecía diseñada para tentar. Liam, recostado contra el cabecero de la cama con un pantalón de pijama blanco, no apartó la vista de ella mientras se deslizaba hacia su lado.—¡Por fin terminaste! —dijo con un tono burlón, levantando una ceja —Pensé que te habías quedado a vivir ahí dentro.Maya rodó los ojos mientras se metía bajo las sábanas, manteniendo una distancia prudente al principio.—No todos tenemos tu velocidad supersónica para ducharnos, Kane. Algunos disfrutamos del agua caliente.Él dejó escapar una risa baja, el sonido grave y cálido resonando en el aire. Extendió un brazo en su dirección, y Maya, incapaz de resistir, se acurrucó junto a él. Su cabeza descansó sobre su pecho de
Capítulo 28 —Pensamientos y DespertarNarrador:La madrugada estaba envuelta en un silencio pesado cuando Liam despertó. La luz tenue que entraba por las cortinas apenas iluminaba el rostro de Maya, dormida profundamente a su lado. Observó su expresión relajada, sus labios ligeramente entreabiertos, y sintió una punzada en el pecho que lo dejó sin aliento. Era amor. Por primera vez en años, Liam lo supo con certeza. No era solo deseo, no era la obsesión que siempre había atribuido a su vínculo con ella. Era algo mucho más grande, más aterrador. Su mente se llenó de imágenes de la noche anterior, de cómo Maya se había entregado por completo, no solo con su cuerpo, sino con una confianza que lo desarmó. Había conocido cada rincón de su piel antes, pero esta vez había algo distinto, algo que lo hacía sentir como si nunca hubiera tenido nada tan valioso en sus manos. Se removió en la cama, incapaz de seguir tumbado allí. La emoción lo invadía, pero también lo aterrorizaba. Se levantó con
Capítulo 29 —La gala benéficaNarrador:Elena estaba en la sala principal de la mansión, revisando unos documentos mientras daba instrucciones al personal de servicio. Todo estaba impecable, como siempre, y la preparación para la gala benéfica ya estaba en marcha. Liam llegó primero, su paso firme y su rostro impenetrable como de costumbre. Saludó a su madre con un leve asentimiento antes de sentarse en uno de los sillones de cuero.—¿Qué tan grave es, mamá? —preguntó Liam con su característico tono seco, pero con un destello de curiosidad en sus ojos.Elena levantó la mirada de los papeles y sonrió. —No es grave, hijo, pero sí importante. Solo esperemos a que llegue Maya.Liam no respondió, simplemente tomó su teléfono y comenzó a deslizarse por la pantalla, aparentando indiferencia. Sin embargo, cada segundo que pasaba sin verla aumentaba su impaciencia. Unos minutos más tarde, Maya apareció en la puerta, luciendo fresca pero con una leve incomodidad en sus gestos. Se disculpó por