Capítulo 19 —No es lo que creesNarrador:El sitio de construcción se transformó en un caos en cuestión de segundos. Gritos, polvo en el aire y personas corriendo de un lado a otro intentaban poner orden en medio del desastre. Obreros con cascos golpeados por escombros corrían hacia Maya, quien estaba inmóvil, mirando fijamente a Liam.—¡Señorita Maya! ¿Está bien? —preguntó uno de ellos, sujetándola por los hombros. La voz del hombre sonaba desesperada, pero ella apenas logró parpadear en respuesta. Su mirada seguía clavada en la figura de Liam, que también estaba en el suelo, con Clara apoyada contra él. Todo parecía un eco distante para Maya. No podía escuchar más que los latidos de su propio corazón. Los obreros seguían haciendo preguntas, pero nada de lo que decían podía apartarla de la escena que tenía ante sus ojos; Liam, herido pero firme, con Clara colgada de su brazo. Las sirenas de las ambulancias rompieron la tensión. Los paramédicos llegaron en un abrir y cerrar de ojos, e
Capítulo 20 —TernuraNarrador:Elena se sentó junto a Maya en la cama del hospital, tomando suavemente su mano entre las suyas. Había un aire de preocupación y ternura en su mirada mientras observaba a la joven, que aún tenía el rostro pálido por el impacto de los últimos acontecimientos y, Liam, con ese beso, tampoco había colaborado mucho.—Maya, mi amor, no tienes que quedarte sola en el apartamento ahora —comenzó Elena, con un tono suave pero firme —Lo que necesitas es descansar y recuperarte bien, sin preocupaciones.Maya la miró, dudando por un momento.—Estoy bien, mamá. No quiero ser una carga para nadie.,.Elena apretó su mano, interrumpiéndola con un gesto maternal.—No digas eso. Eres parte de esta familia, Maya. Y ahora mismo, lo que más importa es que te sientas cuidada y segura. La casa es lo mejor para ti en este momento.Maya suspiró, bajando la mirada. Sabía que Elena tenía razón, pero también temía lo que significaría volver bajo el mismo techo que Liam, sobre todo d
Capítulo 21 —Las condiciones del legadoNarrador:El gran salón de la mansión Kane estaba dispuesto con toda la formalidad requerida para una ocasión tan solemne. Las cortinas gruesas, el mobiliario clásico y el eco leve en las paredes altas le daban un aire casi teatral. En el centro de la habitación, alrededor de una mesa de caoba, estaban sentados Liam, Maya y Elena, frente al abogado encargado de leer el testamento de Carlos Kane. Sobre la mesa descansaban documentos cuidadosamente apilados, listos para develar las últimas voluntades del patriarca. El abogado, un hombre mayor con gafas redondas y una voz pausada, comenzó a leer el testamento. Su tono era firme, y cada palabra resonaba en la habitación, cargada de peso e importancia.—...En primer lugar, a mi amada esposa, Elena Kane, le dejo un cuarto de mi fortuna personal. Este capital incluye bienes inmuebles, cuentas bancarias y obras de arte. Elena, has sido mi compañera de vida, y confío en que utilizarás este legado sabiamen
Capítulo 22 —El guante rojoNarrador:Trascurrieron algunos días, Maya se había recuperado bien y en un par de días volvería a su apartamento. Liam parecía habérselo tragado la tierra, no lo había visto, ni había tenido mensajes de él. Elena estaba sentada en el amplio salón de la mansión, hojeando un catálogo de revistas de gala. Cuando Maya entró, la llamó con un gesto suave.—Maya, ven un momento.Maya obedeció con un poco a desgano, percibiendo que la expresión de Elena significaba algo más que una simple charla. Al acercarse, vio que Elena sostenía un vestido rojo profundo, elegante y cuidadosamente confeccionado.—¿Qué te parece? —preguntó Elena con una sonrisa satisfecha mientras desplegaba el vestido frente a ella.Maya lo observó con una mezcla de admiración y recelo.—Es… hermoso —respondía con un hilo de voz, incapaz de ocultar su incomodidad.—Quiero que te lo pruebes. Es perfecto para tu encuentro con Tomás.El nombre resonó en la mente de Maya como una campanada de alarm
Capítulo 23— Bajo su miradaNarrador:Finalmente, la noche de la tan anciada cena, llegó. La casa estaba en completo orden para la ocasión. Los arreglos de flores, las velas sobre la mesa y la vajilla impecable reflejaban el esmero con el que Elena había organizado todo. Maya, en su habitación, miraba el vestido rojo colgado en el armario. Era perfecto, y aunque le costara admitirlo, le hacía pensar en Liam. Lo había elegido él, como si supiera exactamente cómo se vería. Se deslizó dentro del vestido, que se ceñía a su figura de forma elegante. El escote justo, las mangas cortas que dejaban al descubierto sus hombros y la falda que rozaba sus rodillas daban la mezcla perfecta entre sofisticación y sensualidad. Se calzó unos zapatos de tacón negros y se retocó el maquillaje antes de mirarse al espejo. Al bajar las escaleras, pudo sentir las miradas sobre ella antes de siquiera alzar la vista. Tomas estaba junto a Elena en la sala, conversando. Ambos dejaron de hablar en el momento en q
Capítulo 24 —Lineas borrosasNarrador:Elena entró al garaje en el momento justo, cuando Liam y Maya trataban de recomponerse. Los dos parecían nerviosos, pero Liam fue el primero en reaccionar con calma.—Mamá, ¿todo bien? —dijo, con un tono casual, como si no estuviera en una situación incómoda. Elena lo observó, sin notar nada raro al principio, pero pronto sus ojos se fijaron en el vestido de Maya, que tenía una mancha en la parte delantera. Liam se dio cuenta al instante de que el vestido de Maya no pasaría desapercibido, pero se adelantó rápidamente para intentar darle una explicación convincente —Oh, no es nada, mamá —dijo rápidamente, sonriendo con una falsa ligereza —Maya me estaba ayudando con mi herida y, sin querer, se le cayó la copa que estaba tomando. El líquido se derramó sobre su vestido. Solo fue un accidente.Maya, sorprendida por la rapidez con la que Liam mintió, asintió inmediatamente para respaldar su historia.—Sí, solo un accidente —dijo, con una sonrisa nervi
Capítulo 25 —El Verdadero LiamNarrador:El coche de Liam se detuvo frente al edificio donde vivía Maya. El motor aún rugía suavemente, pero Liam no dio señales de querer bajar. Sus manos seguían firmemente sobre el volante, y su mirada permanecía fija al frente. Maya, sentada en el asiento del copiloto, lo miró de reojo, sintiendo el peso del silencio que los envolvía.—¿No vas a subir? —preguntó, con un tono más desafiante de lo que pretendía.Liam giró la cabeza hacia ella lentamente, sus ojos oscuros y llenos de una intensidad que la hizo estremecer.—No lo sé, Maya. ¿Debería? —hasta él mismo, se sorprendió de entragarle el control en ese momento, haciendo que ella decidiera si subía o noMaya rodó los ojos, intentando disimular la incomodidad que sentía. No podía permitir que él controlara la situación otra vez. No esta vez.—Claro que deberías. Al menos para asegurarte de que no me derrumbe al entrar —dijo con una sonrisa sarcástica, mientras abría la puerta del coche.Liam no r
Capítulo 26 —El ahoraNarrador:Liam permaneció en silencio, aún con Maya sentada sobre él. Sus manos, firmes pero suaves, descansaban en sus caderas, como si el simple contacto de su piel fuera suficiente para calmar la vorágine que llevaba dentro. La luz tenue del apartamento parecía envolverlos en una burbuja que, por primera vez, no estaba cargada de amenazas o desafíos, sino de una calma extraña y tensa. Maya lo observaba, apoyando una mano en su pecho, sintiendo los latidos descontrolados de su corazón. Su respiración era irregular, como si él también estuviera tratando de recuperar el control que tanto le gustaba fingir tener.—¿Por qué me miras así? —preguntó él, su voz baja, casi un murmullo, mientras deslizaba un dedo por la curva de su cintura, dibujando pequeños círculos en su piel desnuda.—Porque es la primera vez, desde que volvimos a vernos, luego de todos estos años, que te veo… relajado —respondió Maya, con una leve sonrisa en los labios.Liam levantó una ceja, como