Después de una exquisita cena vestidos solamente con nuestras respectivas batas, ahora él lava los platos mientras que yo los seco y es que, en realidad, desde que me case, le pedí a Sara que solo viniera a hacer las cosas de la casa hasta las cinco de la tarde que es cuando nosotros salimos del trabajo y que ya después podía irse a su casa. Al principio era porque no quería que se diera cuenta de la situación, pero ahora es porque me gusta estar a solas con mi esposo sin tener que estar al pendiente de si ella nos ve o no.
—¿Todo bien Kai? — me pregunta volteando a mira
(Al día siguiente) Dormir con Álvaro podría decirse que es mejor de lo que creía, para mi sorpresa no es de esos hombres que dan vuelta en la cama toda la noche o que te quitan la sabana haciendo que te mueras de frio por la noche y afortunadamente no ronca «definitivamente eres perfecto» pienso mientras que con mis dedos acaricio su torso ya que de alguna manera terminamos durmiendo abrazados. Observo sus largas y envidiables pestañas y sonrió como una tonta, sus facciones son tan masculinas y perfectas a la vez que solo con mirarlo puedes sentirte atraída «¿Cómo ll
Álvaro por alguna razón decidió esperarme en la sala de espera de la oficina del abogado y mientras tanto yo estoy aquí escuchando la lista de propiedades, acciones, empresas y balances de las cuentas bancarias que he heredado. Por supuesto que por ahora solo puedo obtener la mitad de todos esos bienes, pero así todo, es demasiado dinero y muchas más responsabilidades ya que también tendré que hacerme cargo de las empresas de construcción y fabricación de aviones y de comunicación que mi abuelo aun manejaba. El licenciado Armendia me da la lista de todo lo que me explico por escrito y por si acaso, también me da la lista de personas que está a cargo de cada una de las empresas para que yo pueda contactarme con ellos, aunque ya
10 días después Después de días interminables en la oficina intentando dejar todo en orden mientras yo no este, finalmente llego el día que Álvaro y yo estábamos esperando con ansias y tal vez es porque la casa ya nos quedaba pequeña para convertirse en nuestra cómplice de arranques de pasión y besos por doquier. No estoy segura si nos estuvimos tomando la tarea de concebir a un bebé muy enserio, o es que simplemente hay algo entre los dos que no podemos resistir y nos lleva a arrancarnos la ropa y disfrutarnos mutuamente. Sea lo que sea, solo tengo la certeza de que ahora él está aquí a mi lado
(Horas más tarde)Mi piel recibe los rayos de sol con entusiasmo mientras camino hacia él con mi traje de baño de dos piezas color blanco y me sonríe desde adentro de la piscina —ufff… guapísima— dice haciéndome sonreír —¡vuelta, vuelta! — pide entre aplausos y rio.—Creía que ya habías visto cada milímetro de mi cuerpo hace un momento— comento y sonríe.
(Al día siguiente)Un exquisito aroma a café invade mis sentidos haciendo que deba abrir los ojos un tanto desorientada y al recorrer la habitación con la mirada, lo veo a él con su ese pantalón de pijama que tan sensualmente se ajusta a sus caderas, sosteniendo una bandeja que por lo que puedo entrever, tiene nuestro desayuno —buenos días hermosa— me dice mientras cuidadosamente deja la bandeja sobre la cama y después se sube hasta sentarse a mi lado. (5 días después)Cualquiera diría que dos semanas en una cabaña en medio del mar podría llegar a ser muy aburrido, incluso yo pensaba que sería así, pero, una vez más me equivoque. Él se las ingenia cada día para que nuestra luna de miel sea una fiesta y la rutina no sea algo que podamos conocer y hoy no es la excepción. Esta mañana cuando desperté, me sorprendió mostrándome unas llaves y al preguntarle de que eran, me pidió que no hiciera tantas preguntas y simplemente me pusiera un traje de baño y saliera con él, y es así como termi25. Tratos
1 semana despuésLa paz que teníamos en aquella cabaña en el medio del mar en Aruba se rompe por completo cuando sentada frente a mi computadora, me doy cuenta que tengo más de 500 correos electrónicos para leer y 200 de ellos están marcados como temas “urgentes.” Es la primera vez desde que tome control de la empresa que quisiera salir huyendo para estar nuevamente en el paraíso con mi esposo «concéntrate Kaie» me digo una y otra vez y hago mi mayor esfuerzo para intentar resolver todos estos asuntos que esperan por mí.
El golpe en la puerta de mi oficina alerta mis sentidos e intento respirar profundo para levantarme de mi silla y con toda la calma que no tengo en estos instantes, pero que pretendo tener, ir a abrir la puerta. Frente a mi aparece la imagen de Diego, ese hombre rubio de ojos grises y metro ochenta que un día fue mi locura. Él me radiografía de pies a cabeza y yo intento mostrarme completamente indiferente —pasa— digo abriendo un poco más la puerta y cuando él intenta acercarse para saludarme con un beso en la mejilla yo doy un paso hacia atrás.—Hola Kaie…— dice y