Patrick encontró a Erika sentada en la cama, mirándolo fijamente mientras acariciaba su vientre abultado. El silencio en la habitación era denso y pesado, como si la tensión pudiera cortarse con un cuchillo. Patrick respiró hondo y se armó de valor para decir lo que tenía que decir.

- Por favor Erika, no hagas esto más difícil de lo que ya es. - hace una pausa. - Empaca tus cosas te llevaré nuevamente a tu casa.

- Lo siento, Patrick. No debería haber venido aquí sin avisarte. Prometo que hablaremos sobre nuestro hijo y trataremos de llegar a un acuerdo que sea mejor para todos - dijo Erika fingiendo un tono apenado.

- Eso espero, Erika. Ahora, por favor, recoge tus cosas para que podamos irnos. No quiero que esto se convierta en una discusión más larga.

Erika asintió en silencio, recogió sus cosas lentamente. Pero ella sabía que no podía dejarse ganar la partida por lo que decidió hacer el mejor espectáculo de su vida.

Comenzó a gemir y a quejarse de dolor.

- ¡Ahhh, ahhh! - aprieta s