Narra Patrick.
¿Cómo es esto posible?
Veo en mi teléfono la imagen de la familia Miller frente a mis ojos, todos sonrientes y radiantes.
¿Quién pensaría que debajo de toda esa perfección se ocultaban secretos tan oscuros como este?
Apago mi celular y conduzco sin rumbo fijo.
Luego de aproximadamente veinte minutos llego frente a unas aguas termales de la hacienda.
Me deshago de mi ropa para entrar y serenarme un poco de todo este caos en que se ha convertido mi vida.
Me zambullo desde lo más alto cayendo con precisión.
En el momento que el agua entra en contacto con mi piel siento como mi ser se va liberando.
Nado hasta el fondo viendo como cada vez me pierdo en esta sensación tan inexplicable que es estar en el agua.
Salgo a la superficie en busca de oxígeno.
Cuando estoy a flote noto una figura femenina lanzarse al agua.
No se ha percatado de mi presencia.
Al salir a flote me observa sorprendida.
—Hermanito —dice con sarcasmo.
—Sabes bien que no soy tu hermano.
—¿Así que ya leíste la carta? —dice con interés.
Me quedo en silencio, ella se acerca nadando hacia donde me encuentro.
—No es necesario que utilices el sarcasmo conmigo ni nada por el estilo, no soy ninguna clase de chiste y no estoy de humor ahora mismo.
—Vaya, parece que tienes el carácter de papá —dice en tono de burla.
—Creo que es suficiente —digo saliendo del agua.
Veo que sale a su vez tratando de seguirme el paso pero se dobla el pie en el intento.
Un grito ahogado sale de su boca.
Va de blanco por lo que el vestido de baño se pega a su cuerpo perfectamente.
—Déjame ver —digo tomando su tobillo, pero un quejido sale nuevamente de su boca.
—¿Crees que puedas mantenerte de pie por sí sola?
Asiente con altanería, pero su seguridad decae cuando me toma del cuello apretándome por el dolor.
—Yo te ayudaré —le digo.
Nuestros rostros se encuentran muy cercanos.
Siento su aliento cálido, por fin logro apreciar con mejor precisión el color de sus ojos, es un color azulejo intenso acompañado de unas pestañas despampanantes.
Nos quedamos en silencio mientras noto que traga saliva al estar tan juntos.
Debo admitir que nunca había sentido tanta tensión al estar cerca de una mujer, y he de decir que tengo experiencia en ello.
La tomo en mis brazos cargándola mientras trata de evadir la mirada, como puedo abro la puerta del copiloto para poder subirla.
Cierro la puerta a su vez subiendo en el auto para conducir.
—Creo que debo llevarte a un médico. Puedes tener una lesión grave en el pie.
—Estaré bien, no te preocupes.
—¿Podrías dejar de ser tan terca y obstinada y escucharme? No es discutible —digo dando mi última palabra.
Trata de rechistar pero prefiere hacer silencio.
Conduzco hasta la clínica más cercana y reconocida, coloco algo de música para apaciguar la tensión que se crea en el ambiente.
Bajo las ventanas para que la brisa ligera entre, noto como le revuelve el cabello de vez en cuando y como lucha por tratar de mantenerlo en un solo lugar.
El camino se me hace largo mientras aparco para ayudarla a bajar.
Los médicos residentes al ver de quien se trataban se comportaron de lo mejor posible brindándole la atención necesaria.
Le colocan un vendaje en el pie, tuvieron que volver a calzárselo ya que efectivamente se había lastimado.
El doctor empieza a recetar los antiinflamatorios y analgésicos para tratar el dolor.
—Hacen una linda pareja —dice el médico guiñándonos el ojo antes de salir.
Veo como esa piel pálida se transforma en carmesí al escuchar tal comentario.
Al estar afuera de la clínica me pide que le llame un taxi.
Frunzo el ceño ante el comentario.
—Vamos al mismo lugar, ¿qué sucede? —digo extrañado.
—No creo que sea conveniente que nos vean llegar juntos. Te agradezco la cortesía de haberme ayudado pero quiero que sepas que no por esto cambiará algo entre nosotros —dice volviendo a mostrar esa coraza.
Asiento con algo de desagrado, sus palabras por alguna razón me molestaron.
Tomo mi teléfono llamando un Uber para ella.
Al llegar el Uber la ayudo a subir.
—Ya pagué el taxi, lo pagué con mi dinero. No te preocupes, no me debes nada, tampoco quería que lo hicieras, no eres tan importante como para eso —digo cerrándole la puerta en la cara.
*
Llegué a Jack's, el bar donde suelo ahogar mis penas. El sujeto de la barra me reconoce al instante ofreciéndome lo mismo de siempre. Sólo asentí con la cara. Aún estaba con la mente hecha un caos luego de pensar en lo que ha acontecido estos días. Me sirve la bebida mientras de un solo trago vierto el contenido en mi boca.
- Ponme otro. - pedí sin siquiera mirarlo a la cara.
La vida puede tener senderos interesantes y es increíble como todo lo que creías certero es en verdad un camino de incertidumbre.
Pierdo la noción del tiempo y poco a poco empiezo a sentirme algo más ligero del cuerpo, aunque el alma me corroa por dentro.
Una chica se acerca a mí mostrándome sus grandes dientes blancos. Sus rasgos son provenientes de otro continente, lleva consigo un vestido de brillantes que dejan mucho que desear a la vista.
- ¿Falta de compañía? - dice con un acento muy marcado. A ciencia cierta, no logro describir de donde sean sus orígenes. Sólo me limito a quedarme en silencio, la muchacha es perseverante por lo que se queda a mi lado. El bartender me sirve nuevamente otro trago que vierto sin dudarlo.
- Parece que has tenido un mal día. Yo puedo ayudarte en lo que necesites. - acaricia mi espalda.
Su respuesta me hizo gracia, ni aunque lo quisiera podría solventar todo este desastre en que se ha convertido mi vida. De hecho, nadie podía hacer desaparecer este sentimiento que tenía por dentro. Ni siquiera mi madre, ya que era la responsable de todo este revuelo familiar.
- Al menos te hice sonreír. - dice triunfante.
Una silueta femenina se aparece ante nosotros demostrando en su rostro los celos y molestia en su cara.
- ¿Esta era la manera en que querías estar solo, Patrick? - espeta Erika encolerizada.
Suspiro hastiado. La chica junto a mí mira a Erika con burla. Saco mi billetera para pagar por lo consumido. Anexo una propina para la chica mientras me levanto de la mesa, lo menos que necesito en este momento es lidiar con problema de faldas.
- ¿Patrick, no piensas decirme nada al respecto? - dice al ver que me levanto de la mesa dándole la espalda.
Me detengo por un momento para voltear a verla, palabras quieren salir de mi boca pero al analizar la situación desde otro punto de vista decido seguir mi paso. No me quedé para oír el resto, en realidad, todo en mí va en modo automático.
Al subir al auto veo como Erika sale del lugar entrando en su vehículo con el cabello revuelto.
Mujeres. - digo para mí mismo.
Coloco algo de música para olvidar el incidente de hace un momento.
Un olor sutil a vainilla impregna el asiento del copiloto.
Es el olor de Eleanor.
Sus palabras en el hospital vuelven a mí.
Conduzco nuevamente hacia la hacienda para poder descansar de este día tan pesado.
Al llegar a la entrada me consigo con el gran anuncio de Villas del Sol, el lugar que ahora es un campo de batalla.
Entro en la casa viendo reposar las cenizas de Alonzo Miller en una esquina. Me dirijo directamente a mi habitación cuando me encuentro a mi madre en una pelea con la señorita Grant.
- Esto es inadmisible. - espeta colérica mi madre. - De ninguna forma voy a permitir que quieras tomar posesión de mi cuarto. Eres una recién llegada a nuestras vidas.
- Tomo posición del lugar que me corresponde por derecho, porque si no lo entendió bien, se lo volveré a recalcar, Vilma. - la tutea y encara. - Yo soy la hija legítima de Alonzo Miller.
- No eres más que una mancha del pecado, por no decir otra cosa. - dice mi mamá encolerizada.
- La mancha del pecado somos nosotros. - digo de brazos cruzados mirándola con indignación.
Se paraliza al verme.
- Pat, ¿por qué dices eso, amor mío?
- Ya lo sabemos todo, Vilma. - digo con seguridad.
Se extraña al ver que la llamo por su nombre y no por mamá, pero lo obvia.
- Hijo, has estado bebiendo. Creo que deberías descansar un poco. No sabes lo que dices.
- Sé perfectamente de lo que estoy hablando. Le mentiste todos estos años, y no solo a él, sino a nosotros. Qué decepción, Vilma.
- ¿Por qué me hablas así, Pat? - dice con la voz en un hilo.
- Porque es como te mereces que te trate. - digo dirigiéndome a mi habitación y dejándola en total silencio.
Narra Patrick. La mañana me recibe con migraña, se cumple otro día desde mi trinchera. Me alisto para irme a Miller Company C.A. Es lunes, tendremos una reunión de carácter obligatorio debido al revuelo de la semana. El problema no es solamente en la casa, también en el trabajo. Suspiro frustrado, al bajar mi madre me ve con ojos de culpa, decido ignorarla saliendo por la puerta, subo al Audi que me dejó Alonzo. Estaciono y entro con seguridad tomando mi maletín. Los empleados me ven y bajan la mirada al cruzarse conmigo. Ni siquiera las indiscretas de las secretarias. Subo al ascensor para llegar pronto a mi oficina. Abre sus puertas luego de unos minutos, me consigo con Erick, no lo veo desde ayer. - La reunión ya va empezar. - dice. Asiento con la cabeza. - ¿Enserio vamos a permitir que esto siga su curso sin hacer nada? - dice en lo que cierran las puertas del ascensor. - No lo sé, Erick. - Si no podemos revocar el testamento podemos jugarle sucio, Patrick, sólo pié
Narra Patrick.Me estampa una cachetada certera. El cachete me arde mientras sus ojos cautivadores me miran con indignación.- ¿Cómo te atreves? - dice empujándome.- Hace un momento no te veías así de colérica.- Eres un atrevido. - se limpia la comisura de los labios.- Si, puede que haya sido un atrevido, pero hace unos momentos me correspondía con las mismas ansias que yo.Las puertas del ascensor se abren mientras los señores de guardia nos esperan afuera.El hombre encorvado lleva años trabajando para la compañía.- Señor Miller. Nos dimos cuenta de que aún seguía en las instalaciones al ver su auto parqueado. Tratamos de llamarlo a su teléfono pero en vista de que no contestaba intuimos que algo andaba mal.- Gracias por estar al pendiente. - le agradezco.La señorita Grant que escupía cualquier cosa que se le atravesara por la cabeza en el momento quedó en silencio.Tomó su maletín saliendo a la recepción con cara de molestia.- Este tipo de cosas no pueden suceder. Es un ver
Narra Patrick.Llegamos al aeropuerto con un poco de prisa. El lugar estaba abarrotado de gente y el ruido era ensordecedor. Los anuncios sonaban por todas partes y las personas corrían de un lado a otro. Yo me abrí paso entre la multitud, tratando de llegar hacia el mostrador de check-in, donde le entregamos a la agente nuestros pasaportes y billetes.Después de unos minutos, recibimos nuestros pases de abordaje y nos dirigimos hacia la zona de seguridad.Nos abrimos camino hasta llegar a nuestra puerta de embarque.Me dirigí al asiento que me había correspondido, Erick quedó tres puestos atrás. - Debe haber un error. - escucho a la señorita Grant quejarse con la aeromoza.- ¿Está todo bien? - pregunto.- Había pagado más dinero por viajar sin compañía. - protesta.- Lo siento, señorita. Pero creo que será mejor que tome asiento junto al caballero aquí presente ya que el avión está a punto de despegar, esos asientos ya están ocupados. - dice la aeromoza apenada.Disgustada se sie
Todos quedan impresionados por la escena que dió Erika en el salón. No obstante, la música vuelve a su curso y todos obvian lo sucedido.Erick se va tras la marcha detrás de Patrick para entender qué demonios sucedió allí.Se encamina al balcón y encuentra a Eleanor besándose apasionadamente con su hermano.¿Qué rayos está sucediendo? - piensa él para sus adentros.Se retira antes de que puedan notar su presencia. ¿Acaso pretende quedarse con la señorita Grant y a su vez con la herencia?Definitivamente es un traidor. Va en busca de Erika en la salida del hotel, está con sus maletas en manos y sus ojos llorosos.La toma de la mano encaminándola hacia la habitación 305 en la cual se hospeda desde su llegada a Alemania.- No puedo creer esto, Erick. - dice desconsolada. - Siempre te advertí que mi hermano no era el sujeto que siempre idealizaste.Se sienta sobre la cama tapándose los ojos.Él se agacha junto a ella y levanta su mentón.- Debiste quedarte conmigo desde un principio,
Una mañana en el Grandhotel Hessischer Hof Frankfurt comienza con la tranquilidad y elegancia del lugar, los huéspedes van y vienen con una sonrisa en sus rostros.Eleanor y Patrick se encuentran analizando los documentos con atención, pero rápidamente se dieron cuenta de que tenían diferentes opiniones sobre su contenido. Patrick creía que los documentos sugerían una dirección específica para el proyecto en el que estaban trabajando, mientras que Eleanor veía las cosas de manera diferente.Muchas veces diferían y sus ceños se fruncían ante los argumentos desiguales, pero luego se veían a los ojos y poco a poco bajaban la guardia.No se podía negar en ningún momento el buen equipo que hacían juntos.Ambos estaban viviendo una experiencia nueva en temas del amor y poco a poco iban fortaleciendo ese vínculo que estaba naciendo.Querían llevar las cosas con calma y sin prisa como dos desconocidos que inician paso a paso la tarea de conocerse.Disfrutando de la energía que fluía entre ell
El día más importante para Miller Company CA había llegado. Todos se preparaban con ansias para la llegada de este momento. Patrick por su parte preparaba una sorpresa para la noche, una cena romántica para celebrar el prestigio de la empresa y por supuesto pasar una velada extraordinaria con Eleanor. La noche anterior se había precipitado ya que se había dejado llevar por su deseo, pero quería hacer para ella algo especial e inolvidable.Él sabía en el fondo de su corazón que lo que estaba surgiendo no era solamente una simple aventura casual o pasajera y como tal debía actuar.Pensaba hacerle el amor como se debe. No por un simple arranque o impulso pasional. Era algo novedoso para él ya que no estaba acostumbrado a cuidar los detalles de una cita y considerando aún más en que todas sus relaciones se basaban en algo fortuito.Tenía sus manos intranquilas, observo su reloj para ver la hora. Debía dejar todo listo antes de que empezara el evento, el cual terminaba a las once y m
El avión lleva consigo el peso de la decepción y el corazón en las maletas de Patrick.Mientras volvía a su país natal se preguntaba cuántas maletas más iban con el mismo amargo de una traición por un desamor.La aeromoza le ofrece comida pero la descarta con un gesto en la mano. Quiere llegar cuánto antes a casa y olvidar un poco todo el desastre.Patrick se queda dormido sin notarlo, después de largas horas de estar sentado y reclinado llega su destino. Baja sus maletas tomando el primer taxi que consigue que lo lleve a casa. Revisa sus mensajes y se consigue con textos de Erika y de su hermano.Pero ni rastros de Eleanor.¡Qué hipócrita!Al llegar, paga el taxi bajándose y contemplando la fachada de la Hacienda. Entra sin más notando que no hay rastros de su madre por ningún lado.De cierto modo lo agradece ya que desea estar solo.Cierra su puerta tras su espalda y se dirige a la barra del bar para servir un trago. Lo que obvio fue la presencia de una persona que lo veía desd
Patrick.Despierto con una migraña insoportable.La cabeza me va reventar en cualquier momento, trato de abrir los ojos pero me cuesta adaptarme a la luz natural de la mañana.Siento una presencia a mi lado.Eleanor balbuceo con voz gruesa.- Lamento decirte que no soy ella. - dice Erika herida.Al escuchar su voz me obligo a abrir los ojos.- ¿Dios mío que pasó aquí? - digo y un quejido sale de mi boca al tratar de levantarme. - ¿Qué acaso no lo recuerdas? - dice ErikaTrato de recordar y pequeñas imágenes vienen a mi mente de estar bebiendo con ella en el salón, pero a partir de ese momento mi mente está en blanco.- Ayer te ayudé a subir a tu habitación y cuando me iba a ir me pediste que me quedara contigo. - hace una pausa. - luego, te pusiste cariñoso y dijiste que recordáramos viejos tiempos. M*****, no me pude haber acostado con ella.Me froto la sien incómodo. Ella tiene los ojos cristalinos.- No quería molestarte, sólo pensé que... - se entrecorta.Se quita mi camiseta y