Edgard POVJugueteé nerviosamente con la caja de mi bolsillo. Tal vez se lo propusiese esta noche, tal vez. Dependía de tantas cosas. No quería planearlo demasiado. No había que precipitarse, El momento tenía que ser perfecto, natural, igual que Marianne.Me quedé en la sala, ayudando a mi padre a saludar a los invitados.Se estaban presentando un montón de personas.—¡Edgard, que alegría verte!—La voz familiar del amigo de mi padre hizo eco en mi oído.—Me alegro de oírle, señor.—Por favor, por favor, llámame Vance ¿Cómo es la vida universitaria, hijo?—Preguntó, dándome palmaditas en mi hombro.—Mucho mejor de lo que había imaginado.—Dije sinceramente. Él se rió y palmeó mi hombro de nuevo.—Bueno, voy a mezclarme con la gente, pero hay algo que me gustaría discutir contigo más tarde, si tenemos ocasión.—Sí, señor.—Nunca estuve a gusto con el llamado Vance. Era mi medico después de todo.—¡Edgard!—Me llamó otra voz familiar.—Lewis ¿Cómo estás?—Pregunté mientras le daba la mano.—G
Marianne POVMe alejé del hombre más guapo del planeta. Estaba tan guapo que mi corazón latía desenfrenadamente. La persona con la que había estado hablando, un hombre alto de cabello largo y rubio, me había mirado como si fuese un pedazo de carne. Edgard parecía muy incomodo hablando con él y me alegraba de haber podido alejarle de él.Suspiré aliviada caminado hacia la barra. Helena me saludó, Carl sonrió en mi dirección mientras sostenía la mano de su esposa.Podría haber bailado con esa música, si no fuese tan torpe. Era tan feliz. Me sentía ligera. Si me alegrase un poco más, podría flotar.Me incliné contra la barra.—Um, un ginger ale, por favor.Esperé pacientemente, mordiéndome los labios. Una hermosa pelirroja estaba junto a mí. Era muy guapa, incluso con sus gruesas gafas.—Hola.—Me sonrió.—Hola.—Respondí. Bajé un poco de mi nube, sintiéndome mucho menos guapa.—Nunca te había visto ¿Estas con Edgard?—Fue directa al grano.—Sí.—Dije brevemente. Cogí mi bebida y me di la vuel
Marianne POV¿Podría ver? Me había dicho que no se podía hacer nada al respecto. Siempre decía cosas como que si el pudiese ver… Pero ¿Se podía hacer algo? Aunque, él no quería hacerlo ¿Cuáles eran los malditos riesgos? No es como si se pudiese volver más ciego ¿Qué lo detenía?Por alguna razón el dolor y la ira surgieron en mi pecho. Me sentía traicionada. Puse mi copa en la bandeja de un camarero que en ese momento pasaba junto a mí y salí de la habitación tan rápido como pude. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. ¿Por qué reaccionaba así?Si fuese honesta conmigo misma, lo diría. Sin embargo, me convertiría en una persona horrible. Eso hacía que me molestase aun más.Me quité los zapatos tan pronto como entré en la habitación de Edgard. Encendí las luces. La fiesta resonaba por fuera de la habitación. Quería ahogarme. Nadie se daría cuenta. Me acerqué al reproductor de CD's de Edgard y lo encendí, probablemente con más fuerza de la que debiera.Incubus seguía aun en el esté
Edgard POVQue caradura. Sabía que no era de este país, que había estudiado en las mejores universidades. En una de las cien mejores universidades, Oxford, lo siento, no obstante.—No.Se aclaro la garganta, dándose cuenta de que hoy no iba a ganar esta batalla.—Vale, vale. Bien. Voy a hablar con tu padre. Disfruta de la noche, Edgard.Suspire y me apoye contra la pared. ¿Cuándo volvería mi Marianne? Había pasado mucho tiempo. Me preguntaba si estaría ablando con mi madre o mi padre. Esperaba que Lewis no hubiese vuelto a molestarla. En realidad no creía que el matrimonio le impidiese, al menos, coquetear con Marianne, si es así como lo llamaba.Alguien me toco el hombro.—Edgard, algo malo le pasa a Marianne. La vi subir corriendo hacia vuestra habitación.—Me susurro mi padre junto a mi oreja.—Gracias.—Le contesté.Camine con cuidado por la casa. Tratando de no golpear a nadie. No sé cómo me las arreglé. En lo único en lo que podía pensar era en Marianne. ¿Estaría herida? Mataría a Le
Edgard POV—¡Pero yo no lo oculté!—Me defendí.—¿Estás seguro? Me parece que ella no se siente de esa forma. Eso es algo que puede echarlo todo a perder. Yo estaría enfadada si Carl no me hubiese dicho nada.——Soy un idiota.—Gemí, pasándome las manos por la cara.—No, eres terco e independiente. No crees que nadie deba formar parte de tus problemas.—Aunque, Marianne no debería tener que lidiar con ellos nunca.—Dije aun tapándome la cara con las manos.Mi madre me las apartó.—Edgard ¿A rehuido de ti alguna vez a causa de tu ceguera?—No, pero….—¿Entonces por qué piensas que debería eludir esos problemas?—Preguntó suavemente.—Ella… Yo…—Suspiré.—No lo sé. Supongo que debería haber hablado con ella.—¿Supones o lo sabes?—Preguntó en tono maternal.—Lo sé.********Marianne POVNo podía creer lo que acababa de decir. Las palabras, simplemente salieron.—¿No quieres verme.Parecía que le había golpeado con una bolsa llena de ladrillos. Su rostro se contorsionó de dolor mientras salía de l
Marianne POVVolvía a sentirme frustrada.—Pero, entonces podrías utilizar gafas. Edgard, podrías ver algo. Podrías ver.—Me gustaría ser capad de verte.—Dijo suavemente. Bajó la cabeza y se mordió el labio.—Perdón, tendría que haberte hablado de esto antes. Debería haberte explicado mis razones…—No las comprendo.—Lo sé.—Suspiró.—Pero, es mi decisión.—¿Lo considerarás por lo menos?—¡No crees que ya lo hago!—Casi gritó. Cerró las manos en puños a cada lado de su cuerpo.—Marianne, no sabes lo que significa ser ciego…—Pues enséñamelo.—Susurré.—Lo he intentado.—¡Entonces inténtalo otra vez! ¡Y luego otra hasta que lo entienda! Enséñame los motivos por lo que no puedes operarte.—Mi voz se volvió más fuerte con cada palabra.Él suspiró y se quitó las gafas, dejándolas sobre la cabeza. Se frotó los ojos.—Marianne, yo… lo consideraré. Pero no te prometo nada.—¿Por qué no me lo contaste?—Me moví incorporándome completamente.—No sabía que tenía que decírtelo.—Abrí la boca para decir alg
Marianne POVNo sé porqué pero las palabras salieron. Mis labios no me hicieron caso. Traté de evitarlo antes de que las palabras saliesen de mi boca, pero simplemente… no pude.—Pensaba que romper conmigo.Se puso rígido inmediatamente, su boca dejó de moverse.—¿Cómo pudiste pensar eso?—Estabas… estabas tan… tan enfadado. La forma en que tu rostro se contrajo. Pensé que te había hecho demasiado daño.—Farfullé mi explicación.—Yo nunca te dejaré. Eres mía y yo soy tuyo. Preferiría morir a estar lejos de ti.—Dejé de aguantar la respiración y antes de que pudiese desahogarme completamente la boca de Edgard volvió a estar sobre la mía. Gemí contra sus labios y él sonrió abiertamente, acercándome más a él.—Te amo, Marianne.—Yo también te amo.—Susurré. Ligeramente presioné mi frente contra la suya.Llamaron con suavidad a la puerta.—¿Va todo bien?—Preguntó Carl cuidadosamente, como si tuviese miedo de interrumpir algo. Enderecé la espalda y traté de quitarme cualquier rastro de lágrima
Marianne POV—Eso fue diferente.—Dije entre dientes.—Aquí hay que hacer otro tipo de movimientos.—Eso fue diferente.—Dije entre dientes.—Aquí hay que hacer otro tipo de movimientos.—Te llevaré al centro de la pista y bailaré contigo toda la noche si no…—Sonrió con maldad cuando dejó inacabada la frase.Gemí.—Bien, bien. Un baile.Me sonrió con astucia.—Dos, y tendremos un trato.Tiré de él hacia donde estaban todos bailando sin decir nada más. Vi a sus padres deslizándose por la pista. Ellos estaban en su propio pequeño y feliz universo. Mirándose detenidamente el uno al otro con ojos de amantes.No sabía que canción estaban tocando, aunque estaba formada por flautas y violines. Edgard me cogió por la cintura y por mi mano, acercándome a él. Empezó a girarme siguiendo perfectamente el ritmo. Estaba impresionada. ¿Cómo podía hacerlo sin que ambos chocásemos? ¿Cómo podía hacerlo y no golpear a los que estaban a nuestro a