Marianne Cooper POV —¡Papá! ¡Te he extrañado tanto!—Corrí hacia mi padre y le di un rápido abrazo en el aeropuerto. Mi padre tenía mala pinta pero parecía contento de verme. Los viajes en avión nunca formaron parte de sus cosas favoritas. Él apretó suavemente mi hombro. —¿Cómo te va, muchacha?—Preguntó mientras cogíamos su equipaje. Solo era una maleta ya que apenas se quedaría dos días. No era suficiente, pero aceptaría lo que pudiese darme. Echaba de menos a mi padre. —Bien. Antes fui a comprar todo lo que necesitaba para la cena. Pavo, brócoli y queso, judías verdes, guisantes, maíz, el relleno y los panecillos. ¿Suena bien? —¿Estas intentando cebarme?—Se burló. —Oh, se me olvidaba la tarta de calabaza y las galletas. —Dios mío, niña ¿estás tratando de impresionarme?—Dijo riendo suavemente mientras subia de un salto a la vieja furgoneta que me había comprado por mi decimoséptimo cumpleaños. —En realidad, iba a decirte que Edgard cenará con nosotros. Dijo que no le gusta via
Edgard Barrington POV Les dije que era una mala idea, pero no me escucharon. En serio, no estaba preparado para conocer al Jefe Cooper pero Emmanuell insistió en invitarlos. Mantenía mis promesas. Yo ya había acordado comer con ellos. Simplemente quería hacer algo para mantenerme alejado de Marianne. Quería que pasase el día con su padre. Me sorprendí cuando aceptó la invitación. Imaginé que solo quería pasar algún tiempo con su padre. Él obviamente no tuvo ningún problema para aceptar. Parecía disfrutar con la idea de tener compañía. Así que, allí estaba, apretado entre Marianne y su padre en su furgoneta. Estuve a punto de preguntar si podía ir en el chasis de la furgoneta pero sé que Marianne no me dejaría hacerlo. Además casi estábamos a finales de noviembre y fuera hacia frio, al menos tanto frio como en Luisiana. Marianne sujetó mi mano mientras conducía. Me sentía incomodo con su padre estando tan cerca paro me encantaba demasiado tocarla como para rechazarla. Permanecimos
Edgard Barrington POV—Bien. ¿Qué tal un libro de nombres?—Dijo, con clara frustración en su tono.Debería de haberme advertido o algo así. Jesús ¿Estaba embarazada? El agua que estaba tragando bajó por mi tráquea haciendo que me atragantase. Tosí con fuerza, haciendo temblar todo mi cuerpo.No oí lo que pasó después, pero alguien comenzó a palmearme la espalda. Le di las gracias a quien lo hiciese, simplemente esperaba que Charles, no estuviese a punto de estrangularme por haber dejado embarazada a su hija.—¡No! ¡Dios, papá! No, es para mis escritos. Me gustaría hacer un poco de todo. Es difícil elegir los nombres y sería más fácil supiese el significado de cada uno. ¿Te has dado cuenta de que me estoy licenciando en filología inglesa, verdad?Agradecí mucho que dijese eso y esperaba que esa fuese la única razón. Adoraba a Marianne y quería pasar con ella el resto de mi vida pero no estaba preparado para ser padre.—¿Estás bien?Me limité a asentir, sin ser capad de hablar aun, a fin
Marianne Cooper POV—Me gustaría hacer algo para poder ayudarte.—Dijo Edgard en un tono dulce. Descansaba su barbilla sobre la palma de su mano a la vez que se inclinaba sobre la mesa de la cocina.—Estoy bien. ¿Por qué no vas a escuchar el futbol con mi padre?—Dije cortando el brócoli.—Prefiero el beisbol.—Murmuró cambiando el mentón a la otra mano.—¿Todavía le tienes miedo?—Me burlé. Nunca había visto a Edgard ponerse de pie tan deprisa como lo había hecho ayer. Estuvo a punto de hacer un sprint para volver a su dormitorio.—No.—Suspiró y se levantó.—Pero ¿Tiene que viajar con su arma?Me reí y él sonrió un poco. Le tiré unas verduras y me sacó la lengua. No pude resistirme a inclinarme y besarle. Se separó rápidamente de mi boca.—Está dormido.—Susurré. Edgard asintió y se inclinó de nuevo hacia mí.Nunca entendí todo eso del Día de Acción de Gracias y que los hombres se durmiesen frente a la televisión. Quizás fuese una tradición como el pavo.No pasó mucho tiempo hasta que todo
Marianne Cooper POVNo sé por qué me molestó tanto la llamada telefónica. Parecía tan feliz y tan triste al mismo tiempo. Parecían hablarse como si realmente se cuidasen el uno al otro. Era una relación autentica de padres e hijos, a diferencia de lo que yo tenía con los míos.Me sentí como si lo estuviese alejando de su familia. No quería ser la razón. Estaba seguro de que echaba de menos a sus padres más que yo a los míos.Cuando me preguntó si quería que se marchara me entraron ganas de chillar. Por supuesto que no quería que se fuese. Simplemente no quería que pensara que necesitaba que se quedase conmigo.Trató de tranquilizarme respecto a su familia, pero sinceramente no funcionó. Tendría que hablar con él más tarde sobre eso. Pero, de momento tuve que poner cara de valiente.—Quédate. Lo siento. Estoy cansada y sensible.—Dije suavemente, limpiándome las lagrimas que caían de mis ojos.—El embarazo es lo que tiene.—Dijo con una sonrisa en sus perfectos labios. Estaba tratando de
Edgard Barrington POVEn algún momento Marianne y yo nos dormimos en el sofá. Marianne estaba acurrucada sobre mi regazo, con la cabeza descansando en mi pecho. La mía estaba apoyada contra el respaldo del sofá. Alguien tocó mi hombro, haciendo que me despertase de forma brusca.—Feliz Día de Acción de Gracias.—Cuchicheó Amanda.—Igualmente. Has vuelto pronto.—Me froté la cara. No llevaba puestas las gafas. Probablemente se habían caído al suelo o estarían en el sofá.—No es temprano. Son alrededor de la siete. ¿Dónde está Charles?—Jason me palmeó el hombro cuando pasó.—No lo sé. Hemos estado durmiendo bastante, creo.—Dije distraído, con la mano que tenia libre buscaba sobre los cojines del sofá.Mis movimientos despertaron a Marianne. La sentí estirarse, dándose la vuelta un poquito.—¿Dónde está papá?—Todos me preguntan lo mismo, como si le hubiese visto o algo así.—Murmuré para mí. Marianne me pegó en el hombro por ser sarcástico y puso algo en mi mano.Volví a colocarme con cuida
Marianne Cooper POVMe di un largo baño caliente después de que Edgard se marchase. Intenté borrar mis preocupaciones, pero no pareció funcionar. Aguanté la respiración y me sumergí completamente. Era una sensación extraña, el sonido del agua me rodeaba. Traté de imaginarme como seria ser discapacitada. Tal vez no ciega, pero ¿Qué ocurriría si algo me pasaba y me volvía sorda? ¿Qué nos pasaría a Edgard y a mí? Era un pensamiento extraño, pero con mi suerte, podía pasar.Levanté la cara hacia la superficie, lo justo para poder oír y respirar. Respiré de forma constante y lenta por la nariz. No sé porqué me encontraba tan tensa. ¿Puede que fuesen las vacaciones? Supuse que tenía algún sentido. Tal vez fuese dándome cuenta de lo asombroso que realmente era y que yo no era nada sorprendente.Tras terminar mi baño me miré fijamente en el espejo. Sencilla, normal y aburrida. Sabía que mi aspecto no le importaba a Edgard pero ¿y sus padres? ¿Qué pensarían cuando viesen mis fotos? ¿Pensarían
Marianne Cooper POVAmanda consiguió despertarse antes que nosotros. No sé de dónde sacaba la energía. ¿Cómo podían provocar todo eso las bebidas con cafeína? Simplemente todo el azúcar que tenia me ponían nerviosa.Me desperté sobre las cinco de la mañana. Me arrastré por la sala de estar para encontrarme con Amanda y mi padre disfrutando del desayuno.—¡Te he hecho una taza de té y tienes creps en la encimera!—Dijo Amanda alegremente. Casi le gruñí, pero a Charles no le hubiese gustado. Hubiera pensado que era una maleducada. Aunque él era una persona madrugadora, yo no.Me senté a la mesa con una pila de creps y mi café. Mi cabeza palpitaba y me gritaba que volviese a la cama. Deseaba poder hacerlo, pero el vuelo de mi padre salía a las siete y media.—¡Amanda me alegra de que te hayas tomado la molestia de cuidar a mi niña!—Dijo Charles contento. Me parecía que Amanda ya le tenía comiendo de la palma de su mano.—Oh, no puedo llevarme todo el merito. Creo que principalmente es obra