Ava DeCostello New YorkDías después de lo de Ary, yo tenía que ir a una cita con la ginecóloga, para que monitoreara mi embarazo y también, para que nos revelara el sexo de nuestro bebé, aunque Eryx y yo, estábamos casi seguros, que lo que esperábamos era una niña, además de la forma de mi barriga, similar a la de mamá, que vi en las fotos, cuando me esperaba a mí, las señales eran muy claras. Mi hija cuando Eryx estaba cerca de mí, tenía algunos movimientos, al sentir su cercanía y al escuchar su voz, algo que no pasaba, cuando le hablaba yo.–Ava, mi amor, ya estoy listo para que nos vayamos a la consulta – Me dijo mi esposo – Ya he dejado encargados los pendientes con Vanessa.–Muy bien, mi dios griego – Le sonreí – Yo, ya estoy lista para que nos vayamos, solamente, te estaba esperando a ti.–Muy bien mi amor, pues vámonos.Eryx y yo, nos fuimos caminando rumbo al ascensor, tomados de la mano y felices, por ir a mi revisión médica. A Eryx, le encantaba saber, que todo estaba en
Ava DeCostello New YorkTomé varias fotos de Eryx sosteniendo la ropa de bebé, eso lo quería guardar, para que cuando nuestra bebita creciera, viera lo feliz que era su padre, sosteniendo sus primeras prendas, compradas por su abuela paterna. Se nos pasó muy rápido el tiempo y pronto, llegamos a la consulta. Eryx y yo, bajamos de la limusina y corrimos con suerte, la doctora, estaba de pie fuera de su consultorio, sosteniendo una regadera de plantas.–Buenas tardes, señores DeCostello, se les hizo temprano – Nos dijo la doctora – Pasen, por favor. No vino la paciente, de antes de ustedes y aproveché, para poner un poco de agua a las plantas.Ya queríamos saber cómo se estaba desarrollando de bien nuestra hija, y claro la confirmación del sexo, también era importante, creo que por eso era que estábamos más ansiosos.–Buenas tardes doctora Brown – Saludamos ambos – Muchas gracias.Ambos pasamos al consultorio y tomamos asiento, dónde siempre lo hacíamos cuando veníamos a consulta. La d
Eryx DeCostelloNew YorkAl terminar la consulta de Ava, con la ginecóloga, me sentía demasiado emocionado, tanto que, al ir rumbo a casa en limusina, pensaba demasiadas cosas. No quería que Ava y yo, reveláramos el sexo a nadie, no quería que mi madre, no se emocionara igual que nosotros, porque íbamos a tener una niña y no un niño como quería. Así, que, por mi parte, lo mejor iba a ser, guardar el secreto del sexo de nuestro bebé, sólo para nosotros dos.–Estás muy pensativo, mi dios griego – Ava, me conocía a la perfección – Estaba pensando, que, si ya vamos a ir a casa y aún es temprano, podríamos pasar a comprar ropita de bebé, no sólo para nuestra hija, para la bebé de Cassie.–Claro mi amor, vamos – Respondí encantado – Quiero comprarle, todo a nuestra pequeña y claro, le tenemos que regalar algo bonito a la niña de Cassie, ¿El padre de su hija, no se hizo cargo, entonces?–No Eryx, ese desgraciado, le dijo hasta de lo que se iba a morir a mi pobre prima – Ava, estaba molesta –
Eryx DeCostelloNew YorkLlegamos a la plaza comercial, el chofer descendió para ayudarnos a bajar. Mi esposa y yo, entramos al lugar y recorrimos tomados de la mano, varias tiendas con ropita para bebés, hasta que una en particular, nos llamó la atención a ambos y decidimos entrar. Empezamos a ver los modelos, que estaban en el exhibidor y yo, con solo ver lo que había disponible, para niña, me lo quería llevar todo.–Ava, mira eso amor – Le indiqué – Hay muchas cosas que podemos llevar de ahí. Pediré que nos empaquen todo lo que está en el exhibidor para niña.–No Eryx, ¿Cómo crees amor? – Ava, se reía de mis ocurrencias – Los niños crecen demasiado rápido y aunque sé, que le quiere comprar todo, no creo que eso vaya a ser una buena idea, pues no lo va a alcanzar a usar, cuando ya no le quedará.Esa era la realidad, no podemos comprar mucha ropa de una sola talla, porque se iba a quedar sin estrenar, mejor ya vería la forma de que nuestra mini diosa griega, luciera bella todo el tie
Ava DeCostelloNew YorkSiempre era bueno crear conciencia ecológica, la tierra no iba a durar para siempre y por lo menos pensar, en qué le vamos a dejar a las futuras generaciones, un lugar menos agresivo para habitar. Y aunque dijeran, que una persona no iba a solucionar el problema de la contaminación, por lo menos ya había puesto nuestro granito de arena. –Claro que sí, mi amor, aquí todos vamos a trabajar en eso, mira que Cassie, es de la misma idea, por eso también adquiriremos los pañales de tela para su hija.Ya todo tenía que ser así, ya mis padres llevaban años apoyando al medio ambiente, por eso siempre usábamos todos los productos que se pudieran volver a utilizar, la tecnología había facilitado las cosas al humano, pero también iba deteriorando cada día más al planeta.–Muy buena idea, mi hermosa, estamos contribuyendo en todo, aunque sea una mínima parte, es algo que se debería implementar de nuevo, que volvamos a los tiempos de antes, donde no había tanta basura.Siem
Ava DeCostello New YorkEryx y yo, seguimos sentados degustando el helado, en el centro comercial. Era fascinante, ver a mi guapísimo esposo, hacer algo tan simple, como degustar un simple cono de helado y disfrutarlo todo, como si fuera la primera vez que lo hacía. Yo podía atribuirle eso, a que, en su casa, seguramente les compraban de los mejores helados de importación y que por lo ocupados de sus padres, no los podían sacar, ni a él, ni a sus hermanos a hacer algo como esto, que ahora estábamos haciendo y disfrutando de ello.–Ava, te vas a reír mi hermosa morena – Dijo Eryx divertido – Es la primera vez, que como algo que me dan en una degustación. A mamá, no le gustaba cuando éramos niños, mis hermanos y yo y nos ofrecían degustación, en algún lugar y este helado, es lo mejor que he probado.–Me lo puedo imaginar, Eryx DeCostello, eres muy predecible amor – Lo besé tiernamente – Este helado, es delicioso, vamos a preguntar si nos venden una cubeta o si no, al menos un litro. Qu
Eryx DeCostelloNew YorkAva y yo, nos retiramos en un rato más del centro comercial, para irnos a nuestra casa. Llegamos y bajamos nosotros mismos, todas las cosas de nuestra pequeña, de las otras cosas que fuimos consiguiendo en las demás tiendas, y apartamos, de una vez, lo que le íbamos a regalar a la pequeña, a la bebé de Cassie, las otras compras ya estaban en la habitación.–Gracias Eryx, por esta tarde tan maravillosa, por ese rato que compartimos, escogiendo cosas para nuestra hija – Me dijo mi hermosa morena – Eres el hombre, más bueno del mundo.Ava, estaba muy sensible, se notaba que se había aguantado todo ese rato que estuvimos viendo y comprando; pero para mí, eso estaba bien, así yo la podía mantener más tiempo en mis brazos.–Me encantas Ava, el placer ha sido mío. No todos los días, puedo ir de compras, con la mujer que amo. Y con mi hija, que también ha ido con nosotros.Me imagina como iba a salir nuestra hija, con esos impulsos de compradora, pues iba a tener de d
Eryx DeCostelloNew YorkNos quedamos mirando y nos volvimos a besar, yo no estaba del todo satisfecho, pero no podía estar esforzando a mi mujer como antes lo hacíamos, y aunque ella me dijera que las hormonas la traían loca, yo pensaba en el bienestar de nuestra hija, yo la protegía desde antes de su nacimiento, era uno de mis tesoros más preciados.–Fue maravilloso, mi amor, me hiciste llegar a las nubes.Me dijo Ava, bostezando, aunque yo sabía que no se iba a dormir, era demasiado temprano para que lo hiciera, pero si se iba a quedar recostada por un buen rato, siempre le pasaba y después se levantaba con toda la energía renovada, pero ahora la dejaría descansar.–Así es mi amor, pero la maravillosa eres tú, cada día te veo más hermosa, Ava, el embarazo te ha sentado muy bien, te veo un brillo espectacular, es como si irradiaras luz, todo lo iluminas a tu paso, te amo.Esta mujer, me volvía muy sensible, quería levantar una barrera a su alrededor para que nada me la tocara, si an