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UNA FOTO EN EL ESCRITORIO

—Hijo de…

Las palabras de Venus habían quedado a medio salir, en lo que el hombre a su lado, aquel oficial que como era de esperarse, quería burlarse de ella, la observo lleno de diversión

Sin duda alguna no era un buen día, más cuando este siguió hablándole en un tono lleno de burla y obviamente humillación

—¿Qué ocurrió esposa importante? Sabía que no era más que una mala broma, así que vamos… Es hora de volver a tu celda

Venus no había podido objetar, las terribles ganas de golpear al hombre perduraban en ella, mientras solo dio un resoplido llena de fastidio y camino delante de este

Todo en busca de poder tranquilizarse y no explotar, pensaba en cosas hermosas, pero no había nada que pensar, más cuando mientras caminaba con su pijama de oso y su horrible chaqueta era la busca de los otros prisioneros

Algunos horribles le llamaban, indicándole que harían mucho con aquel pijama, de verdad que las personas tenían fetiche de los más extraños, ella no tendría el más mínimo pensamiento sobre una mujer tan lamentable

Aunque si lo pensaba bien, tal vez si tendría un pensamiento, aquel era lástima, sin duda alguna la peor de todas, Venus dio un gran suspiro

Más cuando sus amigos llegaron a ella con una notable expresión de esperanza, sin contar con el hecho de que parecía ser que aquellos por fin estaban solos

La celda se había quedado solo con los dos amigos, mientras el chico que hacía unos minutos le hacía ojitos, ahora no estaba

--Gracias al dios llegaste, ¿Qué te dijo?

Venus negó, fue más que suficiente, Teva cayó al asiento del lado, mientras que Dorian dio un gemido sujetado a la celda, que había sido abierta y Venus había quedado dentro, mientras el oficial parecía completamente divertido con la situación

—¿Qué te dijo exactamente ese hijo de su m*****a de su madre? ¿Qué no se supone que debería ayudarte? ¿Qué un buen esposo no ayuda a su mujer cuando está en problemas?

Venus observó a su amigo, como si su última respuesta, simplemente se contestara sola, justamente era aquello

“un buen esposo”

Algo que a los ojos de Venus y cualquiera que lo conociera, sabría que no es de tal manera, pues aquel hombre era cualquier cosa, pero un buen esposo, no era

Por lo que Dorian al ver la expresión de su amiga comprendió que era cierto, el gran capitán Alexius, jamás había estado para cuando Venus lo necesito, jamás le brindó su ayuda, era un hombre demasiado cruel con la pobre chica

Por lo que incluso llego a sentirse terrible ante la pregunta tan tonta, que había hecho hacía unos segundos

—Es cierto, un buen esposo, maldito miserable, ¿y qué haremos ahora? ¿Debes estar a las diez de la mañana en el juzgado, no hay forma de faltar?

Se escuchó una pequeña risita, los tres que estaban perdidos en las palabras de Dorian, no habían notado que aquel oficial seguía allí, esta simplemente estaba de pie, observando todo en silencio

¿Qué no tenía nada más que hacer? ¿Por qué estaba allí? Los tres observaron aquel sin dar crédito a los actos del hombre

—¿Qué hace aquí? ¿Qué no tiene a nadie más a quien acosar? No lo sé ¿serpientes venenosas?

El hombre sonrió divertido, como si cada palabra de Venus fuese no más que un deleite para este

—Ya que veo que usted necesita salir a las diez y un minuto, esposa importante, la dejaré salir a las doce, que tengan una buena noche

Los tres observaron sin poder creer, Venus observo al hombre con los ojos muy abiertos, mientras no pudieron decir más, el hombre ya había desaparecido de su vista para cuando ella estaba dispuesta a decirle mil y una cosa

—Creo que está enamorado de ti…

—Y al decir esto, no creó que se algo bueno, es como cuando un convicto se dedica hacerte la vida miserable ¿no es así?

Teva asintió a las palabras de Dorian, quien dio un largo suspiro y observo a la mujer que estaba tan roja que parecía que explotaría en cualquier momento

Algo que sin duda había llegado a suceder, pues el grito de Venus, logro calar en cada una las celdas del lugar

—Maldito seas Ares Alexius, te mataré, te mataré…

Mientras tanto, en la oficina central del cuartel de la marina de Grecia, el hombre sentado frente al escritorio observó la foto en su escritorio

Pronto tendría que quitarla de allí, más porque estaba seguro de que no sería buena idea que ella se enterará que él había recortado aquella fotografía de la revista, como suya y había prohibido que la sacaran a la luz

Su sonrisa era preciosa, sus ojos soñadores y su hermoso rostro, sin contar que aquellos hermosos ojos tan ocursos, hacía que el hombre lograra transportase a ese lugar tan seguro que solo ella podía llevarlo

Ares dio un largo suspiro y tomo el retrato en sus manos, era un tramposo, uno de lo peor, más cuando solo tenía que ir a sacarla de aquel lugar, hacer una llamada y todo estaría resuelto

Solo debía decir su nombre, mientras todo se resolvería de manera inmediata, pero si lo hacía, si lograba que ella se quedara más tiempo, con ello conseguiría que no fuese a la cita del juzgado

Que ella simplemente le diera la excusa perfecta para marcharse y tenerla atada a él un tiempo más, solo un tiempo suficiente para saber qué haría en realidad con aquella mujer

Que podría hacer para que esta nunca se liberará de estar atada a su lado, del hecho de que comprendía que el día que firmó aquellos papeles del matrimonio, dio una sentencia de quedarse junto a él, hasta la muerte

El capital Alexius, dejo caer su cabeza en el espaldar del su cómodo asiento, en lo que dio un gruñido lleno de exasperación y paso su mano por su rostro lleno de desespero

—Tonto, eres un completo tonto…

Se maldecía, sin dudas lo hacía, por el hecho de que no fuese un hombre más sabía, más desprendido, el hecho de que la odiaba tanto y la amaba del mimo modo hacía que Ares se sintiese frustrado cada que pensaba en ella

Por esa razón se refugiaba en su trabajo, en el deseo que su vida propia, lograra opacar los pensamientos que lo levaba aquella mujer

Pues cuando él estaba frente a esta, frente aquellos hermosos ojos, solo llegaba a su cabeza el hecho de querer sujetar en su cama y tenerla solo para él

Pero también llegaban aquellos pensamientos de desprecio, de desolación, por no ser más que algo que ella usó para su conveniencia, para su uso egoísta

—Capitán Alexius…

Fue entonces cuando la expresión llena de dudas, dolor y hasta podría decirse que melancólica de parte de Ares Alexius cambio por completo

Aquel se convirtió en el capitán lleno de autoridad y sin sentimientos, que podía llegar a mostrar ante todos si así lo deseaba

—Ve al punto, cabo Rea…

El hombre observó los ojos tan verdes como un bosque virgen que demostraba su capitán, aquello que eran llamados los ojos del diablo, aquellos a los que muchos temían

El cabo Rea, era un hombre serio, bastante determinado, había entrado a la marina con una gran hambre, de ser mejor, de demostrar su valía ante su país

Quien diría que sería elegido por su excelente manejo de todos, como el secretario del mismísimo diablo de la marina, un hombre sin sentimiento que era conocido incluso por hacer llorar hasta a los más duros de su alrededor

—Efectivamente la señora se encuentra en la prisión de la ciudad, al parecer ella se encontraba en medio de una revuelta en la calle…

Ares mostró un gesto bastante molesto, seguramente estaba pensado lo peor, pensado que ella incluso había iniciado aquello, no le sorprendería, su esposa era una mujer difícil de controlar, incluso para él

Siempre era lo mismo, el cabo Rea, lo sabía, por lo que este se mostró bastante preocupado por aquella, pues él conocía muy bien a la esposa de su capitán

Aquella era, un poco diferente, por no decir muy diferente a su capitán, no haría algo semejante, incluso podría jurar que era de aquellas personas que solía evitar estar ante los ojos de su esposo

Por lo menos aquello era lo que pensaba hasta hacía unas horas, donde aquella había llegado en medio de la fiesta del cumpleaños del capitán

Una fiesta a la que no fue invitado, era más que obvio, el capitán venía de la elite de la ciudad, un hombre que venía siendo nada más y nada menos que un Conde, un hombre que sin duda era importancia

Mientras él, su cabo, no era más que un chico de barrios bajos que había tenido la suerte y el trabajo suficiente, para demostrar su valía, por lo que no fue invitado a un lugar como aquel

Pero ya todos en la marina lo sabían, como el capitán había sido expuesto ante todos por su esposa, como aquella en medio de la ceremonia, había golpeado a la amante de su capitán y como le había pedido el divorcio

Por lo menos aquellos habían sido los rumores que corrían por todo el lugar y él, aunque sabía que la esposa su captan era algo evasiva con los problemas, no dudaba que, con su personalidad, podría haber golpeado a esa mujer que bien se lo merecía, solo esperaba que hubiese dejado marcas suficientes

—Aunque mi capitán, se dice que la señora estaba en pijama, a lo que se puede decir que fue algo mal intencionado, tal vez un plan externo para verla inmiscuida en tal suceso

Ares observo al hombre frente a él, parecía una preciosa estatua, de aquellas que decoraban los más valiosos museos, donde representaban la belleza más magnánima

Su capitán era perseguido por innumerables mujeres, era un hombre precioso, pero encuentro veían la frialdad en su mirada, aquello solo llegaba a ser el detonador para desistir

Por lo menos eso podía funcionar con todas, menos con Nara Nicolau, aquellas que sin importar nada, siempre estaba al lado de su capitán haciendo uno y mil problemas por su desinterés

—No importa, se quedará allí toda la noche…

¿De verdad haría algo tan cruel? No podía imaginar una belleza como la señorita Raptius, o más bien la señora de Alexius en un lugar como ese

—Pero mi capitán, la señora, ella, es su esposa, además la prensa…

—Nadie se enterará, además cabo, no tiene que impórtale lo que haga o no con mi esposa, por lo que vaya y haga su trabajo

¿su trabajo? Era media noche, su trabajo serio dormir, pero aquel adicto al trabajo había aparecido de la nada y solo había exigido verlo, pero mientras este pedía un reporte de lo que había sucedido en el día

La llamada de su esposa había llegado, logrando así que el humor de este cambiar de manera espontánea, por lo que el cabo no compendia que se refería con “trabajo”

Este solo dio un saludo y decidió retirarse, pero entonces la voz de su capitán se escuchó de nuevo

—Envíale flores a Nara Nicolau…

Siempre era lo mismo, de verdad que el cabo no compendia, ¿Cómo podía poner a esa mujer por sobre su esposa?

De nuevo los pensamientos del cabo, se iban al hecho de que esperaba que la paliza que esta le había dado fuera una que posiblemente no la dejaría parar de la cama en semanas

—Que la tarjeta diga…

“Si lo vuelves hacer, no estere para nada contento”

La expresión del cabo había cambiado por completo, observo al hombre frente a él sin dar crédito y olvidado por completo los protocolos del batallón, solo hablo lleno de asombro.

Como si de una mujer chismosa se tratara

—¿Entonces ella fue quien encerró a la señorita en la cárcel? No puedo créelo

—Cabo…

—Lo lamento capitán de inmediato lo haré…

No hubo oportunidad de más, este solo se había marchado, en lo que el capitán Alexius, observo la foto en su escritorio y sonrió un poco

Quien diría que Nara en busca de vengarse de la humillación de parte de Venus en la fiesta, solo logaría hacer que el divorcio entre ellos, solo tuviese más trabas, de las que él ya planeaba imponer

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