Capítulo 36: El rapto.

Va llegando Inmaculada a su casa y Bryan se despide muy incrédulo, ante la prohibición de ella.

—Inmaculada disculpa lo malo, aun así, la pase muy bien. Quiero que seamos amigos.

—Eso si te puedo brindar y de sobra.

Fuera de la casa, unos extraños sujetos los vigilaban. Uno de ellos rápidamente acciona su celular y habla:

—Lucero, la señorita está acompañada de un policía.

—¿Están seguros que es la misma muchacha de la foto? —pregunta Lucero con extrañeza.

—Claro que sí, nosotros sabemos hacer nuestro trabajo.

—Me parece muy raro, que este allí donde me dijiste hace rato. El diantre es un gran empresario y vive en una Mansión.

—Eso no lo sé.

—En fin, no quiero errores—asevera y cuelga.

Por otra parte, Bryan continúa con ella y le dice:

—Si quieres, me quedo para hacerte compañía, hasta que Alan llegue.

—Te irás a quedar toda la noche, mi hermano si está con su novia, de seguro no viene a dormir.

—Yo por mi encantado.

—¡¿Bryan en qué quedamos?!

—Ya no te enojes, ya me voy.

—Cuídate muc
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