ROMANLa cabeza me estalla, no puedo pensar bien y todo me da vueltas llegando al mismo punto desde el comienzo; Melody. Es una sensación que me aturde y que no me puedo quitar desde que las cosas están mal, ella piensa que estoy teniendo algo con Natalia, sé que le gusto y que ha intentado que caiga en sus redes, aún recuerdo la conversación que tuvimos antes. —Así que esta es tu verdadera cara —sostengo con rabia envenenada. —Solo soy una mujer enamorada —dice Natalia en un tono serio. Sus manos se ajustan y presionan con fuerza las llantas de su silla de ruedas, la vida no le ha jugado muy bien que digamos desde el principio, y al parecer eso le gusta en cierto modo. —Jamás estaría contigo —espeto con firmeza dejándole claras las cosas. —Cambiarás de idea —afirma con seguridad. —¿Cómo? —Si no haces lo que te digo, la hundiré, sabes bien que lo haría, la culparé y podrás contratar a los mejores abogados del mundo, pero esto se alargará, después de todo, los empleados de tu pr
MELODYHaber pasado la noche fuera de la mansión de Roman y haberme quedado en un hotel, hace que el remordimiento me golpee el pecho de una manera descomunal, en especial porque no estuve cerca de mis hijos. Cuando abro la puerta, lo primero que me recibe es la mala cara de las empleadas, el reproche sigue dibujado en su rostro y eso aumenta mi incomodidad. Estar aquí se siente como estar a punto de ser ejecutada. Subo las escaleras, paso a la habitación de mis hijos, los cuales están dormidos, les doy un beso a cada uno de ellos y saludo a su niñera, la que me pone enseguida al tanto de todo. —Te agradezco que los cuidaras por mi, anoche —susurro para no despertarlos. —No se preocupe, señora. —Ya te puedes ir, me encargaré de ellos hoy. Asiente y sale de la habitación, me quedo un par de instantes, anoche estuve pensando mucho las cosas, admito que me he estado comportando un tanto inmadura pero la verdad, creo que pienso hablar bien con Roman, debemos llegar a un acuerdo y tie
ROMANHORAS ANTESAl regresar a la habitación de Melody, una vez que ella se ha marchado, me siento impotente, soy un imbécil que acaba de cometer el error más grande de la vida, siento que la sangre se me convierte en lava, la cabeza me estalla debido a la resaca e incluso siento que no puedo respirar más, es como estar cayendo a un pozo sin fondo, sin nada que me pueda ayudar. Camino de un lado a otro tratando de encontrar una solución, Melody nos tomó fotos, estaba tan ebrio, que juro, pensé se trataba de Melody, maldita sea. —¡Joder! —lanzo los retratos y cosas que encuentro a mi paso. La fractura esta vez es inevitable, lo vi en su mirada, el dolor, la frustración y la decisión de deshacerse de mí. Dejé que se llevara a mis hijos solo porque antes necesito arreglar las cosas con Natalia, cada día maldigo la hora en la que dejé que ella entrara, al principio solo fue por lástima, me sentía mal por ella y al trabajar conmigo, solo quise ser amable. Mi instinto me hace llamarle,
MELODYEl alma se me cae a los pies al ver al padre de mis hijos, caminando hacia Duncan, quien sostiene a Marina con fuerza, solo me toma dos segundos reaccionar y adelantarme a él luego de cerrar la puerta, me interpongo entre ellos y tomo a mi hija, la cuál, al ver a su padre, le extiende los brazos, lo que relaja el ambiente y se la tiendo. Una cosa es lo rota que está nuestra relación, pero otra muy distinta nuestros hijos, es su padre y jamás los alejaría de él, Roman relaja sus hombros y la rabia desaparece de su mirada, dando paso a ese brillo que tiene para ellos. —Princesa —le susurra a nuestra hija. Y como si fuera Karma o una jugada sucia del destino, Brandon baja corriendo las escaleras con su pijama inglesa. —¡Papi! —exclama con ojos redondos y enormes—. ¡Viniste! Roman se toma la libertad de tomar asiento en el sofá, mientras Brandon se le abalanza y carga a nuestra hija, la escena me causa conflicto, hace que me duela más el corazón y aparto la mirada de ese cuadr
MELODYHan pasado dos meses desde que Roman y yo hemos terminado, estamos divorciados y ya no hay nada que nos una, solo nuestros hijos, pero sin un papel, somos libres, y eso de alguna manera hace que en el pecho me crezca una sensación en la que pesa más que cualquier cosa sobre mis hombros. En ese lapso de tiempo hemos estado en contacto solo por ellos, nuestras pláticas son más cortas que un saludo de buenos días, el mismo día en el que firmamos el contrato, me dijo que no había renunciado a mí, sin embargo, no ha hecho nada al respecto, no es como que lo esté esperando ni nada por el estilo, solo pienso que si tiene una idea en mente, debería deshacerse de ella de inmediato. Miro por la ventana de mi despacho, la gente ha comenzado a llegar, me avisan por mensaje y me siento contenta de que sea la presentación de Marina, no conozco a muchas personas aquí y mi familia se desintegró desde hace años, por lo que en general son colegas del trabajo y socios, me va bien en cuestiones
ROMANLe he dado tiempo a Melody para que no se sienta presionada, ella puede creer que no quiero ya nada con ella o que incluso me he resignado, no puede estar más lejos de la realidad, porque en el fondo, cada noche me masturbo pensando en la madre de mis hijos, y en todas las maneras que tengo para que se vuelva a casar conmigo, para que ella regrese a mi lado y al de mis hijos. Para cuando llego al sitio que Melody rentó para la presentación de nuestra hija, lo primero que veo al bajar del auto es a Duncan, recargado en el suyo, fumando un cigarrillo como si estuviera esperando a alguien. En cuanto sigo mi camino con la intención de ya no tener ni un comentario que hacer hacia él, me llama. —Roman. Le miro mal, me hace perder tiempo y no tenemos nada de que hablar. —Tengo prisa. —Se trata de Melody. Detengo mi andar. —¿Qué es lo que sucede? —llama mi atención. —La besé y nos estamos dando una oportunidad. Siento que la sangre se me va al cerebro y explota, luego se convie
MELODYCuando la niñera me avisa que no encuentra a Brandon por ninguna parte, un mal presentimiento nace en mi pecho, es como si de la nada, sintiera que el peligro rodea a mi bebé, tropiezo con mis propios pies luego de encargarle a Marina, busco por todas partes hasta que una niña pequeña choca contra mí. —Lo siento, señora —aprieta sus puñitos. —Cariño —me pongo en cuclillas—. ¿Haz visto a Brandon? —Sí, se metió en el laberinto. —Gracias bebé, corre. La pequeña se va corriendo en dirección a la fiesta, la entrada tiene algo que me aterra, sin embargo, entro al laberinto de lejos escucho la voz de Bailey, pero no le presto atención, solo sigo mi camino, las enredaderas que cubren las paredes hacen que sienta un escalofrío, el hecho de que todo esté sumido en la oscuridad y que solo sea la luz de la luna la que ayude a vislumbrar, hace más tétrico el ambiente. Mil cosas pasan por mi mente y en todos los escenarios aparece Emilia, no sé por qué… pero… tengo una espina de que al
ROMANNo está, Brandon ni Melody, tengo una opresión en el pecho, Natalia no se ha despegado de mí y tengo en mente el que ella esté embarazada de mí, cosa que no me da gusto y tampoco me alegra, al contrario, se siente como una maldición, no soy un irresponsable, si ese niño es mío, me haré cargo de él, no le faltará nada, seré parte de su vida, pero eso no es lo que me preocupa en estos momentos, sino, encontrar a la mujer que amo y a mi hijo.Marina está al cuidado de la niñera, he pedido el mapa del laberinto para que la búsqueda sea más rápida, no me gusta perder el tiempo andando a ciegas y a tientas, coloco el mapa sobre una de las mesas de la cocina y reviso los trazos. —Este laberinto fue diseñado en dos meses —me dice uno de los encargados del lugar—. Es nuevo. Apago su voz al darme cuenta de la realidad, y es que este laberinto solo tiene una salida, y está al otro lado, su nivel de dificultad es extrema, incluso un adulto puede perderse y no salir en días, lo sé porque e