MELODYNo soy una mala persona. Eso es lo que me repito una y otra vez, mirando la imagen católica que se presenta frente a mí, nunca he sido muy devota a la religión, pero ahora, precisamente en este momento en el que mi vida estaba tomando su forma y seguía con su ritmo, viene esto a destruir todo lo que había construido en tan pocos meses. Me siento en un pozo sin fondo. En medio del mar abierto sin que nadie me ayude o sin que nadie me diga qué es lo que estoy haciendo mal. Es complicado, y hasta cierto punto asfixiante. —Por fin te encuentro. La voz de Roman no me ayuda en estos momentos, llevamos toda la noche aquí y quiero irme a casa, Natalia se lo busco, es ella quien trajo consigo la desgracia, una que no quiero que llegue a mis hijos. —Necesitaba estar sola —respondo con la esperanza de que capte la indirecta. —Y yo necesito a mi esposa —se sienta a mi lado. —Mis hijos necesitan a su madre —refuto poniéndome de pie—. ¿Qué te dijo el doctor? Se queda callado un par d
MELODYEstaciono el auto a las afueras del restaurante, las manos me siguen temblando, no miento, siento muchas cosas por Roman, es el padre de mis hijos y me da rabia aceptar que pese a todo, lo amo, el problema es que me amo más a mí y a mis hijos, ellos son lo más importante que tengo en la vida. La casa de Roman me está asfixiando cada día y no sé si pueda sobrevivir un segundo más, la única razón por la que me vi obligada a hablarle a Duncan y salir corriendo de la mansión sin decir una sola palabra, era porque estaba a punto de estallar y porque al faltar Bailey, él es una buena opción, después de todo, él ha sido un gran amigo y apoyo pese a los sentimientos que tiene hacia mi. Mi móvil no ha dejado de timbrar, el nombre de Roman parpadea constante hasta que termino por apagarlo, él tomó sus decisiones y yo las mías. Bajo y al entrar, Duncan ya tiene una reservación, en cuanto llego a la mesa al fondo, donde nadie nos puede ver, tomo de una el tequila que está sobre la mesa.
ROMANLa cabeza me estalla, no puedo pensar bien y todo me da vueltas llegando al mismo punto desde el comienzo; Melody. Es una sensación que me aturde y que no me puedo quitar desde que las cosas están mal, ella piensa que estoy teniendo algo con Natalia, sé que le gusto y que ha intentado que caiga en sus redes, aún recuerdo la conversación que tuvimos antes. —Así que esta es tu verdadera cara —sostengo con rabia envenenada. —Solo soy una mujer enamorada —dice Natalia en un tono serio. Sus manos se ajustan y presionan con fuerza las llantas de su silla de ruedas, la vida no le ha jugado muy bien que digamos desde el principio, y al parecer eso le gusta en cierto modo. —Jamás estaría contigo —espeto con firmeza dejándole claras las cosas. —Cambiarás de idea —afirma con seguridad. —¿Cómo? —Si no haces lo que te digo, la hundiré, sabes bien que lo haría, la culparé y podrás contratar a los mejores abogados del mundo, pero esto se alargará, después de todo, los empleados de tu pr
MELODYHaber pasado la noche fuera de la mansión de Roman y haberme quedado en un hotel, hace que el remordimiento me golpee el pecho de una manera descomunal, en especial porque no estuve cerca de mis hijos. Cuando abro la puerta, lo primero que me recibe es la mala cara de las empleadas, el reproche sigue dibujado en su rostro y eso aumenta mi incomodidad. Estar aquí se siente como estar a punto de ser ejecutada. Subo las escaleras, paso a la habitación de mis hijos, los cuales están dormidos, les doy un beso a cada uno de ellos y saludo a su niñera, la que me pone enseguida al tanto de todo. —Te agradezco que los cuidaras por mi, anoche —susurro para no despertarlos. —No se preocupe, señora. —Ya te puedes ir, me encargaré de ellos hoy. Asiente y sale de la habitación, me quedo un par de instantes, anoche estuve pensando mucho las cosas, admito que me he estado comportando un tanto inmadura pero la verdad, creo que pienso hablar bien con Roman, debemos llegar a un acuerdo y tie
ROMANHORAS ANTESAl regresar a la habitación de Melody, una vez que ella se ha marchado, me siento impotente, soy un imbécil que acaba de cometer el error más grande de la vida, siento que la sangre se me convierte en lava, la cabeza me estalla debido a la resaca e incluso siento que no puedo respirar más, es como estar cayendo a un pozo sin fondo, sin nada que me pueda ayudar. Camino de un lado a otro tratando de encontrar una solución, Melody nos tomó fotos, estaba tan ebrio, que juro, pensé se trataba de Melody, maldita sea. —¡Joder! —lanzo los retratos y cosas que encuentro a mi paso. La fractura esta vez es inevitable, lo vi en su mirada, el dolor, la frustración y la decisión de deshacerse de mí. Dejé que se llevara a mis hijos solo porque antes necesito arreglar las cosas con Natalia, cada día maldigo la hora en la que dejé que ella entrara, al principio solo fue por lástima, me sentía mal por ella y al trabajar conmigo, solo quise ser amable. Mi instinto me hace llamarle,
MELODYEl alma se me cae a los pies al ver al padre de mis hijos, caminando hacia Duncan, quien sostiene a Marina con fuerza, solo me toma dos segundos reaccionar y adelantarme a él luego de cerrar la puerta, me interpongo entre ellos y tomo a mi hija, la cuál, al ver a su padre, le extiende los brazos, lo que relaja el ambiente y se la tiendo. Una cosa es lo rota que está nuestra relación, pero otra muy distinta nuestros hijos, es su padre y jamás los alejaría de él, Roman relaja sus hombros y la rabia desaparece de su mirada, dando paso a ese brillo que tiene para ellos. —Princesa —le susurra a nuestra hija. Y como si fuera Karma o una jugada sucia del destino, Brandon baja corriendo las escaleras con su pijama inglesa. —¡Papi! —exclama con ojos redondos y enormes—. ¡Viniste! Roman se toma la libertad de tomar asiento en el sofá, mientras Brandon se le abalanza y carga a nuestra hija, la escena me causa conflicto, hace que me duela más el corazón y aparto la mirada de ese cuadr
MELODYHan pasado dos meses desde que Roman y yo hemos terminado, estamos divorciados y ya no hay nada que nos una, solo nuestros hijos, pero sin un papel, somos libres, y eso de alguna manera hace que en el pecho me crezca una sensación en la que pesa más que cualquier cosa sobre mis hombros. En ese lapso de tiempo hemos estado en contacto solo por ellos, nuestras pláticas son más cortas que un saludo de buenos días, el mismo día en el que firmamos el contrato, me dijo que no había renunciado a mí, sin embargo, no ha hecho nada al respecto, no es como que lo esté esperando ni nada por el estilo, solo pienso que si tiene una idea en mente, debería deshacerse de ella de inmediato. Miro por la ventana de mi despacho, la gente ha comenzado a llegar, me avisan por mensaje y me siento contenta de que sea la presentación de Marina, no conozco a muchas personas aquí y mi familia se desintegró desde hace años, por lo que en general son colegas del trabajo y socios, me va bien en cuestiones
ROMANLe he dado tiempo a Melody para que no se sienta presionada, ella puede creer que no quiero ya nada con ella o que incluso me he resignado, no puede estar más lejos de la realidad, porque en el fondo, cada noche me masturbo pensando en la madre de mis hijos, y en todas las maneras que tengo para que se vuelva a casar conmigo, para que ella regrese a mi lado y al de mis hijos. Para cuando llego al sitio que Melody rentó para la presentación de nuestra hija, lo primero que veo al bajar del auto es a Duncan, recargado en el suyo, fumando un cigarrillo como si estuviera esperando a alguien. En cuanto sigo mi camino con la intención de ya no tener ni un comentario que hacer hacia él, me llama. —Roman. Le miro mal, me hace perder tiempo y no tenemos nada de que hablar. —Tengo prisa. —Se trata de Melody. Detengo mi andar. —¿Qué es lo que sucede? —llama mi atención. —La besé y nos estamos dando una oportunidad. Siento que la sangre se me va al cerebro y explota, luego se convie