DUNCANLa imagen de Melody sigue retumbando en mi mente, lo mismo que el suave tono de su voz, hace tiempo que no la veo, desde que decidió acceder al capricho de su aún esposo, Roman Leblanc, el mismo hombre que en el pasado solo jugó con ella dejando de lado sus sentimientos, el mismo que resulta ser el padre de su hijo Brandon, quien está enfermo. El sabor amargo en mi boca todavía se siente reciente cuando ella accedió a tener otro bebé con él, solo para salvarle la vida a su hijo, las primeras semana tuve la esperanza de que buscara la manera de que fuera por métodos médicos, ya que la sola idea de pensar en ella desnuda, abriéndole las piernas, hace que la rabia me consuma y que mis impulsos asesinos nazcan de nuevo. Observo la hora en mi reloj, dejando que la mayoría de los pasajeros bajen del avión, de nuevo estoy en Inglaterra, el lugar que me vio nacer y crecer, y en donde vive mi familia, sigo sin comprender la insistencia de mi hermana porque viniera, cuando tenía la ide
MELODYSabía desde un principio, que la idea de Roman al aceptar hacer un trato empresarial con los King, era una muy mala jugada, no quiso hacerme caso, argumentando que dejando de lado mi pasado con ellos y con el hecho de que ellos me hubieran corrido, no habiendo terminado en buenas acciones, los negocios son negocios y este al parecer le convenía de sobremanera. En cuanto llegamos a la mansión en la que estuve alojada por dos años, los primeros en los que me recuperaba de las lesiones provocadas por Emilia, la sensación de estar ahogada en el pasado, regresó a mí como huracán. —¿Te encuentras bien? La voz de Roman hace que salga de mi ensimismamiento. —No entiendo por qué tuve que venir —frunzo el ceño—. No me gusta dejar a Brandon solo, mucho menos con Natalia en la casa y Emilia prófuga. —Lo entiendo, pero esto es importante para mi empresa, además, tú ya los conoces —rodea mi cintura y me estrecha contra su cuerpo—. Estas embarazada, no estuve presente cuando lo estabas d
MELODYObservo mis manos cubiertas de manchas de sangre, debido a las espinas, el cuerpo se me congela, no reacciono y comienzo a hiperventilar, ella sabe que estoy aquí, ella debe haber estado siguiendo nuestro destino. Trago grueso, a lo lejos escucho la voz de Roman tratando de decirme algo que no puedo descifrar debido a que me encuentro en shock. Él me toma de los brazos y me zarandea para que vuelva en sí, pero mi mente solo se mantiene en las palabras escritas por Emilia y en Brandon, el miedo se dispara en mi sistema, mi instinto de supervivencia hace que sienta la necesidad de querer salir corriendo. —¡Melody! Le miro a los ojos y el nudo que se forma en mi garganta, hace que vuelva a la realidad. —Emilia —logro articular y es como si algo desgarrara mis emociones—. Ella está aquí, ella ahora quiere a este bebé. Mis manos tiemblan y siento que mi corazón galopa cada vez a más prisa. —¡Brandon, tenemos que ponerlo a salvo, tenemos que regresar! —exclamo llena de pánico.
MELODYMe mantengo en silencio mientras estamos en el avión privado que Roman trajo, no quiero hablar con él sobre lo que pienso, porque él lo sabía desde un principio, el hecho de que yo no confiara en que Emilia estaba encerrada, y aún así, no creyó en mí. —¿Seguirás con esa actitud? —me pregunta en tono molesto. —No sé de que hablas, Roman. —Lo sabes bien. Le miro furiosa. —En el pasado nunca me creíste, sabes qué, ahora no es muy diferente, sigues sin hacerlo y sabe qué es lo peor —me inclino hacia adelante—. Que Emilia no va a descansar hasta que me mate o a mis hijos. —Nuestros hijos. —Por desgracia. —Melody, ya estoy cansado, he sido paciente, he tratado de que las cosas funcionen entre los dos, pero tú solamente no me ayudas —intenta tomar mi mano y la aparto—. ¿Ves? —¿Intentar qué, Roman? Tú y yo solo estamos juntos en esto para salvar la vida de Brandon, el hecho de que nos hayamos acostado no te da ningún derecho sobre mí —refuto con enojo. —Me gustas, eres la mad
ROMANHoras antes… La cabeza me estalla buscando la manera para solucionar este caos, trato de hacer lo correcto para que Melody se sienta bien, intento recordarle que es mía y que lo seguirá siendo, porque pese a que ahora, estando en el auto sin decir una sola palabra, no pienso dejarla. Ella es mía para cuidarla, adorarla y amarla, solo que la paciencia se me está agotando, y aunque sé que me lo merezco por todos los errores del pasado y por todo el sufrimiento que le hice pasar, sus desaires comienzan a irritarme de maneras que nunca creí. Incluso ahora, luego de haberla follado por el culo, y de haberla hecho mía, de estar embarazada de mí, no de otro hombre, sino de mí, su esposo, ella solo trata de ignorarme y de evitar mirarme, no es que no confiara en ella, es el simple hecho de necesitar pruebas para poder seguir el rastro de Emilia. El hecho de que Marcos sea el padre de Emilia, complica las cosas. Mi polla se endurece con el simple recuerdo de ella jadeando mientras bo
MELODYMe ha costado un mundo tomar la decisión que estoy planteando frente a él, más de lo que pensé, lo hago por mi, por mucho tiempo soporté sus humillaciones y el que él estuviera engañándome con Emilia, no quiero volver a estar rota, a dejar que me rompa el corazón, por un segundo estuve dispuesta a dejar que las cosas se fueran dando, después de todo, es el padre de mis hijos y eso es algo que siempre será. Pero luego de haberlo visto besando a Natalia en su despacho, sus labios sobre los de ella, me quitó la venda de los ojos y me hizo caer de nuevo en la realidad que yo misma me estaba negando, él nunca me va a amar, y jamás me dará mi lugar. —Debes estar bromeando. Su voz me saca de mis pensamientos y espabilo. —No lo estoy, quiero el divorcio, Roman —trato de sonar lo más segura posible—. Estar casada contigo ya no es sano y no es una opción. —Ella me besó —su mirada se oscurece y retrocedo. —No te creo —niego.—Pero es la verdad. —Y aunque lo fuera, eso no va a cambi
MELODYHan pasado ocho meses desde que Roman comenzó a alargar el proceso del divorcio, y desde que he disfrutado cada día de mi embarazo, no hemos querido saber qué sexo es el bebé, porque deseo que sea una sorpresa, en todo este tiempo, él se ha empeñado en hacer las cosas bien, corrió a Natalia de la casa en cuanto me besó aquella vez en la que estaba decidida a escapar de su casa. Y en la que las palabras de mi hijo fueron como una puñalada a sangre fría contra mí, me rompieron y no tuve más opciones que aceptar quedarme con su padre. Sin embargo, deseo no estarlo… a veces, porque odio la idea de estar enamorándome de nuevo del mismo hombre que me estará llevando a la ruina. Terminé por renunciar al trabajo que tenía con Marcos y el que me hizo mucha ilusión, los abogados de Roman fueron quienes se encargaron de llevar las cosas a otro nivel. Ganando así la contrademanda. Por lo que soy una arquitecta independiente, eso me gusta y no me va mal, por cuestiones de seguridad y del
MELODYEl aire se me corta, las piernas se me debilitan, sus ojos viajan con sorpresa por mi cuerpo hasta que frunce el ceño al darse cuenta de mi estado, la sonrisa se le borra del rostro al instante y creo que me estoy muriendo. —Melody, tú… —Necesito ir al hospital —me quedo sin aliento. Deja el regalo a un costado de la entrada y me ayuda. —Yo te llevo —dice en un tono no negociable. Dejo que me ayude, las primeras contracciones me derriban y me tengo que agarrar de su cuerpo casi al instante. —¿Qué haces aquí? —mis uñas se clavan en su brazo. —Vine en representación de mi padre, Bailey me dijo que hoy era el cumpleaños de Brandon y aproveché para darle un regalo —me ayuda a subir a su auto—. ¿En dónde está Roman? El tono lleno de molestia de Duncan, me hace cerrar la boca y no querer decir nada, sube al auto, enciende el motor y nos ponemos en marcha hasta que me viene una segunda contracción. —¿No se supone que él debería estar aquí, a tu lado? —golpea el volante. —Él