En un camino lleno de lo que parecía desolación y olvido, Andrew observaba los árboles tenebrosos y el camino sin un ápice de vida, todo aquello lo tenía ciertamente inquieto.

Él no comprendía ciertamente por qué había decidido aceptar la invitación de parte de Gretel, no comprendía por qué ciertamente no le había indicado que hablara de una buena vez, que dejara de lado el misterio.

Pero en cuanto ella le dijo que se clocara su chaqueta y que la siguiera, sin pensarlo dos veces él, lo había hecho, porque ahora, a pesar de lo cansado y el largo camino, no había llegado a dormirse un solo instante.

Él estaba tan despierto, pero en gran silencio que creía que estaba inquietando a Gretel, tal vez ella consideraba que él no estaba de buen humor, que estaba tramando algo, aunque la verdad no lo era, pero tal vez, solo tal vez ella pensara en aquello.

--Gretel… Este lugar…

--No tienes que hablar si no lo deseas cariño, cuando llegues sé que me preguntaras cosas una y otra vez, por lo que pu