Loco.Sí.Se sentía un poco loco.Loren le dijo que Mary Jane lo llamaría aquella misma noche, pero Mark no dejaba de mirar el teléfono, sin que ella se dignara en llamarlo.Al final se fue a la cama luego de llamar a Loren y pedirle que le repitiera lo que dijo Mary Jane exactamente.Probablemente no lo fuera a llamar.Quizás solo lo dijo para salir del paso con Loren.Le angustiaba la manera tan radical en la que Mary lo estaba ignorando.A la mañana siguiente. —Buenos días, Alice.—¡Hey, Mark! ¿Cómo estás?—Yo estoy muy bien. ¿Cómo va tu embarazo? ¿Ya sabes si es niña o niño?—Sí, hace una semana ya decidimos saber el sexo del bebé. Estamos esperando una niña.—¡Wow! Muchas felicidades a los dos. Ya tendrán la pareja.—Sí, nos hemos llenado de una enorme alegría. Y Robert está como loco. Ya tiene toda una habitación preparada y unas cuantas cosas más, se ha vuelto loco de la emoción.—Me lo imagino. Te he llamado porque necesito pedirte un favor, Alice.—¿Un favor? ¿Sucede algo?—
—Deberíamos dejar de besarnos antes de que llegue Mayra.—sugirió Mary, aunque ella era la primera que volvía a reanudar el beso. Perdida entre sus besos y las caricias que dejaban sus mano.—¿Tú crees?—dejó sus manos rodear su espalda sin que Mary pudiera alejarse.—¿No tenías hambre?—le recordó.—Ya estoy comiendo.—susurró contra sus labios. Tomó los hombros de Mary Jane, haciéndola poner de pie, la sentó sobre sus piernas y desde allí el beso cambió de rumbo. Las manos de Mary se aferraban a su chaleco, tiraban de él hasta dejarlo muy cerca. Tomó los pechos de ella y los manoseó sobre la tela, comenzó a besar su cuello, los jadeos de Mary se acumulaban en su boca, hasta que sus labios los expulsaban contra la piel de Jeremy.—Aquí es donde nos detenemos.—Dijo Mary Jane, ardiendo debajo de aquella roba y quemándose con cada toque que él dejaba en ella. Dejó sus manos en el pecho de Jeremy y tomó un trozo de su corbata, observaba sus ojos, el hombre sonreía.—Sí, hay que detenernos.—a
Aquel viernes fue un poco extraño, porque Jeremy la esperó al final del día laboral con una rosa roja y de pie junto a su coche.Solo una rosa.La mirada tierna del hombreo cautivó a Mary cuando él extendió su mano para darle la rosa.—Es para ti.—Por primera vez él le regalaba una rosa, quien solía regalárselas era su hijo Andy—. Quiero que salgamos esta noche, ¿podríamos tener una cita hoy?—¿Cita?—mientras tomaba la rosa, Mary pensaba en Andy.—Tiene hoy una pijamada—dijo Jeremy, leyendo su mente—. Duerme en casa de Zachary.—No lo sabía, ¿eso cuándo se decidió?—Hoy, luego del colegio. Ambos estaban muy emocionados por un proyecto que les dejaron este fin de semana y a sus padres se les ocurrió la pijamada de hoy.—Muy conveniente, ¿no?—Sospechó de Jeremy, pero ella sabía que él no crearía toda esa situación para sacar ventaja. Le gustaba estar mucho con su hijo—. ¿A dónde me vas a llevar? Si es que acepto.—Una cena, pasaré por ti a las siete. Y Mary, tu mirada ya aceptó.—Entonc
Mark había decidido esperar en el bar, mejor que estar fuera, después de todo no quedaba mucho para su reserva.Al entrar, siente un golpe en el pecho al ver a Mary y Jeremy compartiendo una cena romántica en una mesa apartada, rodeados por un ambiente íntimo. La manera en que se miran y sonríen entre ellos no deja lugar a dudas: hay un amor naciente.¿Por qué? ¿Por qué está con su exesposo? ¿Qué significa todo eso? ¿Jeremy y Mary Jane?La sensación que lo recorría hizo que sus ojos se sintieran vidriosos mientras miraba.Mary Jane sonreía de una manera reluciente, ella se veía completamente cómoda con el hombre que tenía a su lado.¿Dónde quedaron todas las veces que ella dijo que no sentía nada por Jeremy? Aquel era un matrimonio impuesto por su padre, ¿por qué ahora estaba con el hombre del que con tanto afán deseaba divorciarse? No tenía sentido para Mark.Desde su lugar en el bar, Mark se debate entre el deseo de acercarse y la sabiduría de mantener la distancia. Sabía que no ten
Le abrió la puerta del coche al salir, aquel recorrido a casa fue silencioso mientras Mary Jane observaba por el retrovisor la hermosa luna que quedaba atrás, luciendo en lo más alto, alumbrando la ciudad.Tomó la llave en su mano y fijó sus ojos allí, había cierta tensión desde la aparición de Mark, a pesar de que no pareció haber ningún problema entre ellos dos.—Aún no…—el sonido suave de su voz hizo que Mary levantara la mirada—aún no logro ver ese cambio en tu mirada, Mary. Y eso me asusta. ¿Y si no soy el indicado para ti?—¿No has pensado que solo estaba feliz porque había tenido sexo?—dijo de forma directa, haciendo que Jeremy se sorprendiera—. No oculto que sí me sentía bastante bien con Mark, es un hombre que me prestaba atención, yo le gustaba muchísimo, me veía como mujer y me hacía sentir bien, en todo eso te estoy resumiendo un solo encuentro sexual, pero…¿sabes el tiempo que tenía sin sexo? Es que no llevaba ni la cuenta. No solo me iba a cambiar la mirada, la sonrisa,
La cabeza aún le daba vueltas, las resacas no le sentaban bien y más si aquella noche había hecho algún desastre. Sabía que había estado llorando, sobre su cama y ebrio, incluso llegó a llamar a Loren mientras lo hacía, pero esta no hizo más que reprenderle por lo que había hecho.Se encontró desesperado, sin saber qué hacer, ya estaba humillado, rechazado y un poco roto por saber que Mary Jane estaba queriendo a otro hombre.—¡No…!—al hablar fuerte su cabeza martilleó, sus manos cubrieron los ojos, la luz de la ventana había sido lo que lo despertó, se fijó en la hora, pero solo eran las ocho allí—. ¡Demonios!Ahora incluso tenía que irse, y sin hablar con Mary Jane en condiciones.Al salir de la ducha vio quince llamadas perdidas de Loren, no sabía que su móvil estaba en silencio y no escuchó ninguna de ellas. Caminó hacia la ventana, desnudo, mirando al exterior, devolvió la llamada a su cuñada, ahora más sobrio, pero siguiendo estando muy avergonzado.—Buenos días, pequeño dormiló
El alba desplegaba sus primeros rayos de sol sobre Estambul cuando Jeremy llegó a la casa de Mary para recogerla junto a Andy. El pequeño, con su mochila a cuestas llena de bocadillos que había preparado junto a su madre y su cámara instantánea, mostraba una emoción contagiosa.Aquel prometía ser un domingo especial. Los domingos siempre eran buenos porque estaba con ambos padres y pasaban todo el día juntos.—¿A dónde vamos primero, papá?— preguntó con impaciencia.Aún Mary no salía, pero Andy le había abierto la puerta a su padre.Jeremy sonrió al ver la emoción en su hijo.—Es una sorpresa—contestó, guiñando un ojo a Mary que acababa de aparecer en la puerta, la mujer mostraba una expresión igualmente intrigada.Todo el fin de semana su hermana Loren se la había pasado llamando, pero Sofía le advirtió que si no quería pasar un mal rato, lo mejor era ignorar la llamada de Loren.Lo dejaría para el lunes, aquel domingo era prometedor. Y nadie, nadie podría arruinar las dos maravillos
a oficina del abogado estaba llena de archivos y documentos legales que cubrían cada centímetro de espacio disponible. El señor Taylor, un hombre de edad madura con cabello canoso y un porte distinguido, estaba sentado frente al escritorio del abogado, con una expresión seria y decidida en su rostro. El abogado, el Sr. Anderson, lo miraba con atención mientras escuchaba atentamente su explicación.Se sentía muy asombrado de que el señor Taylor acudiera a él.—Entonces, Sr. Taylor, lo que está diciendo es que Jeremy aún no ha saldado la deuda que tiene con usted— preguntó el abogado Anderson, tomando notas en su libreta.Asintiendo con gravedad, el señor Taylor respondió.—Exactamente, Sr. Anderson. Jeremy ha estado evitando sus responsabilidades financieras durante este mes, pues había acordado pagarme el triple durante los próximos seis meses y solo cumplió con un mes, ya pasó el segundo mes y se acerca el tercero. Le presté una suma considerable de dinero cuando aún no estaba casado