Mark había decidido esperar en el bar, mejor que estar fuera, después de todo no quedaba mucho para su reserva.Al entrar, siente un golpe en el pecho al ver a Mary y Jeremy compartiendo una cena romántica en una mesa apartada, rodeados por un ambiente íntimo. La manera en que se miran y sonríen entre ellos no deja lugar a dudas: hay un amor naciente.¿Por qué? ¿Por qué está con su exesposo? ¿Qué significa todo eso? ¿Jeremy y Mary Jane?La sensación que lo recorría hizo que sus ojos se sintieran vidriosos mientras miraba.Mary Jane sonreía de una manera reluciente, ella se veía completamente cómoda con el hombre que tenía a su lado.¿Dónde quedaron todas las veces que ella dijo que no sentía nada por Jeremy? Aquel era un matrimonio impuesto por su padre, ¿por qué ahora estaba con el hombre del que con tanto afán deseaba divorciarse? No tenía sentido para Mark.Desde su lugar en el bar, Mark se debate entre el deseo de acercarse y la sabiduría de mantener la distancia. Sabía que no ten
Le abrió la puerta del coche al salir, aquel recorrido a casa fue silencioso mientras Mary Jane observaba por el retrovisor la hermosa luna que quedaba atrás, luciendo en lo más alto, alumbrando la ciudad.Tomó la llave en su mano y fijó sus ojos allí, había cierta tensión desde la aparición de Mark, a pesar de que no pareció haber ningún problema entre ellos dos.—Aún no…—el sonido suave de su voz hizo que Mary levantara la mirada—aún no logro ver ese cambio en tu mirada, Mary. Y eso me asusta. ¿Y si no soy el indicado para ti?—¿No has pensado que solo estaba feliz porque había tenido sexo?—dijo de forma directa, haciendo que Jeremy se sorprendiera—. No oculto que sí me sentía bastante bien con Mark, es un hombre que me prestaba atención, yo le gustaba muchísimo, me veía como mujer y me hacía sentir bien, en todo eso te estoy resumiendo un solo encuentro sexual, pero…¿sabes el tiempo que tenía sin sexo? Es que no llevaba ni la cuenta. No solo me iba a cambiar la mirada, la sonrisa,
La cabeza aún le daba vueltas, las resacas no le sentaban bien y más si aquella noche había hecho algún desastre. Sabía que había estado llorando, sobre su cama y ebrio, incluso llegó a llamar a Loren mientras lo hacía, pero esta no hizo más que reprenderle por lo que había hecho.Se encontró desesperado, sin saber qué hacer, ya estaba humillado, rechazado y un poco roto por saber que Mary Jane estaba queriendo a otro hombre.—¡No…!—al hablar fuerte su cabeza martilleó, sus manos cubrieron los ojos, la luz de la ventana había sido lo que lo despertó, se fijó en la hora, pero solo eran las ocho allí—. ¡Demonios!Ahora incluso tenía que irse, y sin hablar con Mary Jane en condiciones.Al salir de la ducha vio quince llamadas perdidas de Loren, no sabía que su móvil estaba en silencio y no escuchó ninguna de ellas. Caminó hacia la ventana, desnudo, mirando al exterior, devolvió la llamada a su cuñada, ahora más sobrio, pero siguiendo estando muy avergonzado.—Buenos días, pequeño dormiló
El alba desplegaba sus primeros rayos de sol sobre Estambul cuando Jeremy llegó a la casa de Mary para recogerla junto a Andy. El pequeño, con su mochila a cuestas llena de bocadillos que había preparado junto a su madre y su cámara instantánea, mostraba una emoción contagiosa.Aquel prometía ser un domingo especial. Los domingos siempre eran buenos porque estaba con ambos padres y pasaban todo el día juntos.—¿A dónde vamos primero, papá?— preguntó con impaciencia.Aún Mary no salía, pero Andy le había abierto la puerta a su padre.Jeremy sonrió al ver la emoción en su hijo.—Es una sorpresa—contestó, guiñando un ojo a Mary que acababa de aparecer en la puerta, la mujer mostraba una expresión igualmente intrigada.Todo el fin de semana su hermana Loren se la había pasado llamando, pero Sofía le advirtió que si no quería pasar un mal rato, lo mejor era ignorar la llamada de Loren.Lo dejaría para el lunes, aquel domingo era prometedor. Y nadie, nadie podría arruinar las dos maravillos
a oficina del abogado estaba llena de archivos y documentos legales que cubrían cada centímetro de espacio disponible. El señor Taylor, un hombre de edad madura con cabello canoso y un porte distinguido, estaba sentado frente al escritorio del abogado, con una expresión seria y decidida en su rostro. El abogado, el Sr. Anderson, lo miraba con atención mientras escuchaba atentamente su explicación.Se sentía muy asombrado de que el señor Taylor acudiera a él.—Entonces, Sr. Taylor, lo que está diciendo es que Jeremy aún no ha saldado la deuda que tiene con usted— preguntó el abogado Anderson, tomando notas en su libreta.Asintiendo con gravedad, el señor Taylor respondió.—Exactamente, Sr. Anderson. Jeremy ha estado evitando sus responsabilidades financieras durante este mes, pues había acordado pagarme el triple durante los próximos seis meses y solo cumplió con un mes, ya pasó el segundo mes y se acerca el tercero. Le presté una suma considerable de dinero cuando aún no estaba casado
A medida que el amanecer cubría Estambul con su paleta de colores, Jeremy y Mehmet se encontraban en el despacho de este último, rodeados de montones de papeles y números que se desplegaban en largas columnas. El despacho, ubicado en uno de los rascacielos más imponentes de la ciudad, ofrecía una vista panorámica del Bósforo y de la mezquita de Santa Sofía a lo lejos.Mehmet tenía una buena posición en su país natal. Deseaba ayudar a Jeremy, por eso ponía de todo su empeño para encontrar una solución ideal.Mehmet, después de horas de discutir y analizar las finanzas de la empresa de Jeremy, alzó la vista y sonrió.—Creo que tenemos una solución, amigo mío. Si combinamos mis recursos con algunos activos líquidos de tu empresa, podríamos reunir suficiente capital para saldar una gran parte de tu deuda con Taylor. Luego, podríamos reestructurar el resto y pagarlo a plazos más manejables.Jeremy, con los ojos brillantes de esperanza, asintió. Esa era una buena salida. Las cosas tomaban o
La noche se deslizaba suavemente a través de las cortinas cuando Mary se removió inquieta en la cama. Las sombras danzantes proyectadas por las luces de la calle jugaban en el techo mientras ella intentaba ordenar sus pensamientos. A su lado, Jeremy respiraba profundamente, un testimonio del desgaste emocional y físico que ambos habían experimentado en las últimas horas.Las palabras de su padre todavía pesaban en los hombros de Mary Jane. Sin duda, ella creía que todo aquello era su culpa. Durante años el señor Taylor no había mostrado el más mínimo interés en la empresa de los Porter, todo estaba en armonía, pero luego de aquel divorcio, en el que, para obtenerlo, Jeremy tuvo que prometer pagos que no podría saldar, todo fue a peor y ahora el señor Taylor quería meter sus narices en la empresa de los Porter.Jeremy solo quería liberarla, sin darse cuenta solo cambió de esclavo, tomando él el lugar de Mary, ahora el señor Taylor lo quería someter.Mary giró sobre su costado, observan
Sofía había llegado a casa de su padre junto a Mary Jane. El señor Taylor no se sorprendió de ver a Sofía allí, pues aquella era la única de sus hijas que lo visitaba, pero sí se asomó la sorpresa a sus ojos cuando vio a Mary acompañada de su hermana.El ambiente en la habitación se tensó. Mary tomó una profunda bocanada de aire y declaró:—Quiero mi parte de la herencia. La necesito para salvar la empresa de Jeremy.—No había dejado que Sofía dijera nada, ni que fuera allanando el terreno. Mary se mostró totalmente desesperada.El señor Taylor se echó a reír.—¿Ahora te importa el negocio de tu exmarido? ¿Después de todo lo que ocurrió? Están divorciados, ¿cómo es que ahora te interesa él?—Eso no importa ahora—replicó Mary—. Jeremy es el padre de mi hijo y no permitiré que juegues con su futuro.El señor Taylor se levantó, su expresión sombría.—Ustedes eligieron divorciarse, todos los negocios entre los Porter y yo estaban bien, no es mi culpa que al final de todo él no fuera tan se