Hola, ¿están disfrutando de la novela?
—Papá…lo que sea, cualquier cosa, por más mínima que sea, si te la dijo Robert Graham, ¡es mentira! Es un manipulador, egocéntrico que solo piensa en sí mismo. Lo peor que puede existir y de eso no tengo la más mínima duda.—mientras Alice hablaba, las lágrimas se le salían, fulminada con la mirada de sus padres.¿No se supone que él le dijo que no habló nada a ellos? Entonces…¿por qué su padre parecía saberlo todo?—¿Quieres empezar esto mintiéndome o eres capaz de ser sincera? ¿Qué tienes que ver con Jared Sinclair?—preguntó el señor Taylor. La madre le miró suplicante a Alice para que no diga nada.—¡Mírame a mí!—se quejó Henry, molesto por el silencio de Alice.—Yo…lo amo.—confesó. La señora se llevó una mano a la cabeza, ese no era el modo de iniciar la charla.—Estoy enamorada de Jared desde la universidad.—¿Sabías que él y Robert eran amigos?—inquirió el señor.—No, no lo sabía, papá. Ya era tarde cuando lo supe.—¿De verdad no sientes nada por Robert?—No sentimos nada uno por e
Robert decidió contestar la llamada de Jared, no quería verlo, no quería hablar con él, sabía que Jared intentaría que las cosas quedaran bien, pero Robert no deseaba eso, necesitaba estar lejos de Jared.Aún así, aceptó verlo.Recogía las cosas de su oficina, mientras Dayana mirada desde la puerta, ansiosa por saber algo, no lo veía en días, estaba muy enojada con él, pero era consciente de que no podía hacer algún berrinche, porque Robert solo se alejaba de ella y no le decía nada.—Robert…hablemos, por favor.—¿Por qué no le decía nada? Estaba de un lado a otro, en silencio.—Ahora no.—le respondió al fin.—Estoy esperando a hablar con Jared.—¡¿Y desde cuándo Jared es más importante que yo?!—¿Puedes esperar fuera? Me distraes y estoy ocupado.—ignorando sus palabras, Dayana tomó asiento.—¿Estás recogiendo tus cosas? No he escuchado de ningún cambio de oficina, ¿podrías decirme qué es lo que haces? ¿A dónde vas con todo eso? ¿Estás limpiando tu oficina? Te ayudo, Robert. ¿Qué necesi
Ya era mañana. Se unía la equipo de Simon Leclerc. Alice se sentía nerviosa, había comprado tanta ropa junto a su madre que no le cabía en los armarios y habían bolsas por todos lados. No se usaba uniforme, por lo que las prendas diarias eran muchas y quiso cambiar de estilo por uno más…llamativo. Su madre se lo recomendó, debido a su nueva figura y ella aceptó, porque al verse con esas ropas, le encantó el aspecto que tenía, aquella mujer en el espejo se veía estupenda.—Eres hermosa.—dijo su madre en ese momento. Ya Alice era igual que las demás con una figura más delgada, su rostro siempre había sido demasiado hermoso. De cara ella era la más bella de todas y ahora el cambio en su cuerpo la convertía en una belleza a la que su círculo estaba más acostumbrado.Las mujeres delgadas, con las pequeñas cinturas y aquellos abdómenes tan planos.Le habían dado a la cocinera la dieta que Alice llevaría, incluso ella no quería volver a subir de peso, porque ni con todo el esfuerzo del mundo
Les tardó más de cuarenta minutos conocer toda la empresa y cada una de sus áreas. Era muy grande, ahora acababan de recorrer el área asignada a los dos, con Robert Graham como encargado y Alice a su cargo. Seguían pasmados. No habían podido decir ni media palabra, ni cuando les presentaron a sus compañeros de área, es como si no pudieran emitir ningún sonido, solo seguir a Samantha de un lado para otro. —¿Alguna pregunta?—les preguntó la mujer. Alice observó que ella sí llevaba el cabello suelto, cosa que le causó curiosidad, porque no había visto ni a una sola empleada con el cabello así, a excepción de Samantha.—Creo que no, que no hay ninguna pregunta.—entregó un pequeño folleto a cada uno de ellos.—Síganme. El último paso es ver una pequeña preparación que se le muestra a cada nuevo integrante al equipo, las suyas van de acuerdo a su área. Tarda unos veinte minutos y luego pueden marcharse a sus oficinas que ya les indiqué. Que bien que está una frente a la otra. Simon se asegu
Alice lo vio salir, sus ojos se quedaron aguados porque no estaba de acuerdo con la parte en la que dijo que aquella criatura, su hijo, iba a sufrir porque ellos no se amaran, ella estaba muy segura de poder darle todo el amor del mundo a ese bebé, incluso siendo consciente de que aquello la ataría a un mal matrimonio con Robert Graham, nada podría impedir que ella amara sin medidas a su Ethan. Lo amaría tanto que lo último que le faltaría sería amor, contrario a Robert, que por las razones que fuera, posiblemente personales, jamás se acercó a ella en su estado de embarazo, los dejó allí, abandonados, se olvidó de ellos y no se interesó ni un poco en los dos.Sabía que las cosas que Robert mencionaba no eran a modo de excusa, solo respondía las preguntas de ella, pero se formaban más en el interior de Alice, casi a modo de queja, como si fuera algo muy necesario tener esa charla con aquel hombre que antes fue su marido, padre de su hijo.Secó sus ojos y pasó una mano por su cabello, t
Cuando Simon Leclerc llegó a casa aquella tarde, la pequeña Maite lo recibió con esa encantadora sonrisa, corriendo a sus pies para que su padre la tome en sus brazos, seguido salió su esposa a recibirlo. —Bienvenido a casa.—le dijo, dejando dos besos en sus labios. Se ubicaron en el salón, como cada tarde luego de que él llegaba a casa y tomaban el té de la tarde juntos.—¿Cómo ha ido el primer día de Alice?—preguntó Sofía con mucho interés. Era el primer trabajo de Alice y todos tenían mucha curiosidad por saber cómo le fue. Sus hermanas ya habían hablado entre ellas, riendo con los comentarios de una y otra porque Alice tenía que trabajar. —Era clara su sorpresa al saber que trabajaría con su exmarido. Aún no entiendo como es que Henry los dejó divorciarse.—Simon no comprendía cómo es que Henry cedió ante aquello.— Pero los rumores corren rápido, Sofía. No me habías dicho que Graham Group ahora pertenece a los Taylor. ¿Cómo fue que pasó?—dio un sorbo a su té, mirando a su esposa.—A
Otro día traía la mañana y Robert no tenía los mismos ánimos que el día anterior por su trabajo.Pensaba en Ethan, no en Alice.Pero las palabras de ella sí estaban en su cabeza.“Nos abandonaste.”No lo llegó a conocer, salvo por esa foto que encontró en aquella casa entre las pertenencias de Alice antes de que ella fuera a buscar sus cosas. Era lo único que había visto de su hijo, más aquella habitación a la que ninguno de los dos pudo entrar luego de la muerte de Ethan Graham Taylor.Tomó las llaves y condujo hasta allí, no llegaría temprano al trabajo.La señora lo recibió con mucha sorpresa al ver que él iba allí cuando ya no estaba Alice y se había efectuado el divorcio.—Señor, no lo esperaba, ¿quiere que le prepare algo de desayunar?—Solo un café, por favor.—Enseguida.Robert se dirigió hacia aquella habitación y al abrir la puerta vio tantas cosas listas para su hijo que comenzó a llorar. No se engañaba, seguía pensando que aquel bebé fue un error, él no sería buen padre y
Después del almuerzo Simon mandó a llamar a Alice, quería saber si ella sabía algo sobre Robert, que en su segundo día de trabajo ya había faltado, sin hacer una llamada ni nada por el estilo.Samantha abrió la puerta para que ella entrara, pero Alice se quedó de pie a su lado, mirando la negra y abundante cabellera que caía sobre sus hombros.—Lindo cabello.—le comentó Alice, fijándose que lo llevaba suelto.—Gracias.—Samantha miró hacia el interior, apremiándola para que pasara a dentro.—Hola, Simon.—esta vez él se puso de pie, dejando todo lo que hacía para saludar y prestarle atención a su pequeña cuñada.—¿Cómo estás?—¿Cómo estás tú? Ayer lucías muy sorprendida, era obvio que ninguno de los dos sabía que trabajarían juntos. ¿Cómo estás? ¿Tensa? ¿Angustiada? ¿Enojada? Espero que no tengas los mismos arranques de ira que tu hermana mayor, porque no quiero que quemes la empresa cada vez que te estreses con tu exesposo.—ambos rieron, recordando aquella vez en la que Sofía decidió qu