Estamos parados en la puerta de la escuela de Daniel mientras esperamos que salga y me alivia saber que ya los padres se han acostumbrado a verme aquí, sin embargo, que estemos los dos juntos es una novedad. —Todos nos miran.— Me dice al oído. Esta nerviosa, lo sé, pero ya nos iremos acostumbrando a esto también. Se aferra a mi brazo y apoya su rostro sobre mi hombro, claramente no le gusta ser el centro de atención, aunque debería de acostumbrase. Es tan bella que eso sería lo normal.
—Somos la novedad del momento señora Mendoza.— Le digo bajito y ella ríe.
—¿Eso es bueno o es malo?— Pregunta confundida y quisiera besarla aquí mismo, pero detestaría aparecer en la primera plana de una revista con la escuela de mi hijo de fondo.
—Para mi bueno, eres mi esposa cariño ¿Qué puede estar mal con eso?— Le pregun
[AITANA]Dos días despuésMi mente es un absoluto caos, veo las fotos que se filtraron de nuestra boda y no sé muy bien como sentirme con ello. Sabía que casarme con él no sería como casarme con cualquier otro hombre, era claro que habría consecuencias ya que es un escritor famoso, pero jamás me imagine como me sentiría con ello.Es tan extraño que la gente en el supermercado te mire como preguntándose si realmente soy yo la esposa de Matías Mendoza... Entro a la casa con las pocas bolsas llenas de comida y me encuentro al padre y al hijo jugando a los videojuegos en el salón —Ya te ayudo cariño, deja que le gane a este enano que me ha retado a tres partidas.— Me explica entre risas y me rio ya que se empujan el uno al otro con tal de ganar.Parecen dos niños en vez de uno, pero me encanta que disfruten de estas pequeñas
[MATÍAS]Tengo la sensación de que, hasta este día, nunca había sentido tantos nervios como los que estoy sintiendo ahora. Entro al salón de clases de Daniel tomado de la mano de mi esposa, y todas las miradas de los otros padres y maestras se centran en nosotros.Respiro profundo y siento su mano apretando más fuerte la mía, ella esta igual o peor que yo.Una vez que todos nos acomodamos en las pequeñas sillas que hay distribuidas tal como si estuviésemos en un teatro en el salón de clase, la maestra nos da la bienvenida y explica de que se trata la actividad.Que nuestro hijo tenga que hablar de nosotros y de que es lo que más le gusta de su familia, realmente me pone ansioso. Sé que no hace mucho que nos hemos encontrado, y que aun nos queda mucho por conocer del otro.Escucho a cada uno de los niños hablar de sus padres y siento una mezcla de tern
[MATÍAS] Salir de la escuela de Daniel, no es tarea fácil. Me he tenido que quedar viendo como mi esposo se tomaba fotos con muchas maestras y madres, claramente sus esposos no estaban muy contentos con eso, en cambio yo reía al ver la emoción de ellas. Estaban peor que los niños... —¿Ya nos podemos ir?— Le pregunto sonriente mientras que se para a mi lado y toma mi mano y la de Daniel con la otra. —Discúlpenme.— Nos dice tímidamente y Daniel solo se ríe de la situación. —¡Eres muy famoso papi!— Exclama y si, para empezar él es su fan. —Algo hijo, pero es solo una consecuencia de hacer lo que amo.— Le explica mientras vamos saliendo de
[AITANA] Estoy ordenando algunos papeles en mi oficina, cuando un golpe en la puerta me interrumpe y se que es él. Miro el reloj y sonrió ante su puntualidad. —¡Adelante!— Exclamo y allí esta su preciosa sonrisa. —¿Preparada para ver a nuestro hijo o hija?— Me pregunta con entusiasmo y camina hacia mí. —Siempre. — Afirmo y dejo todo a un lado para ponerme de pie e ir hacia mi esposo y besarlo. —¿Crees que sepamos hoy si es niño o niña?— Inquiere acariciando mi vientre. Niego. —Lo dudo, apenas tengo 12 semanas de embarazo cariño.— Le explico. [AITANA]Finalmente, solos en nuestra habitación. La cena con su familia como siempre me hace reír muchísimo, sobre todo con los comentarios de los ahora mis cuñados. Se nota tanto que se llevan tan bien... Me hacen acordar a mi hermana y a mí, pero la verdad es que hoy no quiero ponerme triste.—Creí que no se dormiría más.— Dice entre risas mi esposo al entrar a la habitación.Creo que ni siquiera se ha dado cuenta de que es lo que tengo puesto.Coloco mi pierna de manera estratégica para que el blanco y corto camisón de seda que llevo puesto se levante más. —Pero ya lo ha hecho. — Le digo con un tono de voz pícaro. —¿Por qué no trabas la puerta guapo?— Le pregunto sugerentemente y ahora si que se ha percatado de no solo lo que llevo puesto, pero también de los planes que tengo en mente para nosotr118. "Plutón"
[MATÍAS]Dos semanas despuésDefinitivamente, cada vez que nos toca despedirnos de nuestro hijo es triste. Sobre todo, para ella, siente tanta culpa cada vez que estamos lejos de él... pero, Daniel en cambio parece entender toda la situación perfectamente. Todavía me pregunto como un niño tan pequeño puede ser tan maduro.—Ni siquiera hemos subido al avión y ya lo extraño.— Me dice sujetando mi mano en el área de abordaje VIP que hay en el aeropuerto.—Aun estas a tiempo si no quieres ir a Miami.— Le dejo saber y ella me mira sorprendida.—Es que tampoco quier
[MATÍAS]No puedo dejar de admirar lo guapa que luce mi esposa mientras entramos al restaurante donde he quedado con Miguel y su esposa Jimena. Ese vestido blanco pegado a su cuerpo y dejando ver el leve bulto que por ahora es nuestro hijo, le queda precioso —Allí están.— Le digo bajito cuando los veo esperándonos en la barra de la entrada del restaurante —¡Miguel!— Hablo con entusiasmo y lo saludo.—¡Matías, bienvenido!— Dice de la misma manera y luego me presenta oficialmente a su esposa a la cual también saludo con entusiasmo.—Les presento a mi esposa Aitana.— Expreso con orgullo y la enorme sonrisa de ella me deja saber que le encanta que la presente así.
La mañana en la editorial ha sido increíble. Ya he conocido a todo el equipo y a los editores que estarán trabajando conmigo en este nuevo libro. Abro la puerta del cuarto de hotel y la veo sentada en el balcón de la habitación con un libro en sus manos. Sin que ella me pueda escuchar, salgo y le cubro los ojos. —Hola mi vida.— Le susurro intentando no reírme por el susto que le ha dado.—¡Matías!— Me exclama y lleva su mano al pecho. —¿Tú me quieres matar?— Me pregunta intentando tranquilizar su agitada respiración.—Lo siento cariño, creí que me habías escuchado entrar al cuarto.— Me defiendo de la misma manera que dice Daniel cuando lo regañamos.—No, estaba muy entretenida leyendo.— Me aclara y me muestra el libro.—¿"Perdona si te llamo amor?"— Pregunto al ver la t