El viaje había sido algo cansado, fueron un poco más de once horas de vuelo. Pero para ella aquellas horas junto a Alexander eran las mejores. Aún no creía en lo sucedido en Italia, de solo recordar le parecía un sueño sacado de las novelas dramáticas de esas que su madre veía emocionada por las noches al llegar de su trabajo. ---La fría brisa marina era mitigada por el sol de medio día, se detuvieron porque la pequeña Luna quería un helado. —Noa. —¿Si? —Respondió ella volviendo la vista al rubio a su lado. —¿Tú también quieres un helado? Negó ante el ofrecimiento de Alexander. —Así estoy bien. —Llevó las manos a su abrigo quería preguntar algo a Alexander, pero no era capaz de hacerlo. «Noa ya te dijo que le gustas porque no se lo preguntas ya, no eres una cobarde» luego de esa charla motivacional con su subconsciente tomó el coraje necesario para preguntarle a Alexander qué pasaría con lo sucedido con la noche anterior. Buscaba al rubio pero no lo vio, caminaba hasta que lo d
—¿Qué? —susurró Alexander con sus ojos abiertos al máximo, no era fácil creer que Noa era Azul, aquella bailarina y Noa eran muy diferentes. Era inconcebible que fueran la misma mujer. —Puedo explicártelo Alexander yo... La expresión y el silencio de Noa le dieron la respuesta sin necesidad de mencionar palabra, no era necesaria ninguna explicación ya todo estaba dicho, esa mujer solo estaba jugando con él, solo era una oportunista. La morena se acercó tomó a Alexander del brazo, este se soltó de inmediato del agarre de Noa con brusquedad. Se sentía el hombre más imbecil de todos al no darse cuenta de la realidad. —¡¿Y qué vas a decirme?! —escupió molesto aquellas palabras—. ¿Qué querías? No, no me digas ya lo sé querías ver que tanto podrías sacarme, Noa si es que ese es tu verdadero nombre. No te quiero volver a ver en mi vida, no te quiero cerca de mi y mucho menos de mi hija. Estaba furioso, se sintió usado, él creía que Noa era la persona correcta para volver a amar y entrega
Su mente era un compendio de emociones, entre esas el enojo y la decepción ellas predominaban. Creyó que podía tener algo verdadero con Noa pero nada de lo ocurrido en Florencia fue real, esa mujer no era realmente quien decía ser. —Pero que estúpido fuiste Alexander —rió amargamente—. ¿Cómo no viste que la niñera y la bailarina eran la misma mujer? Solo se acercó a ti porque es una oportunista. Caminó para servirse un trago, no era de tomar pero en este momento era más que necesario, quería olvidarla a toda costa fingir que esas caricias no lo hicieron estremecer hasta erizar el último vello de su cuerpo, no debió escuchar a nadie solo estaba bien, de seguir hermético se hubiera ahorrado muchos problemas. —Maldita sea la hora en la que llegaste a mi vida —dijo tomando todo el líquido ambarino de un solo trago dejando el vaso a un lado—, yo fui tan imbécil, de seguro te burlaste de mi hasta el cansancio. —Señor...Betany calló al ver el estado de Alexander, tenía mucho de no v
No tenía muchas opciones a donde ir quería llamar a Nick pero no quería que Cameron le viera en ese estado; ella muchas veces se lo dijo que no se enamora, que se viera reflejada en su relación con Frans todo era una mentira, aún así Noa siguió en su terquedad insistiendo en que su situación fuera diferente. —Era muy bonito para ser cierto —sintió sus ojos humedecerse—. Alexander estaba tan... —Calló al ver como un auto se detenía a un lado de la acera donde estaba caminando. Del lujoso Audi negro salió Takeru se acercó hasta quedar frente a Noa la miró extrañado el semblante de la chica no era el mejor —¿Qué haces en medio de la nada? —cuestionó con desinterés, aunque internamente tenía curiosidad por saber que estaba haciendo la chica ahí era más de media noche. —Pensé que estabas en Japón...—Hice una pregunta. —Refutó Takeru tajante al fallido intento de persuasión de Noa. Desvió la mirada aquel sujeto le pareció algo invasivo no quería darle explicaciones a nadie y mucho men
Se quedó mirando un par de minutos la puerta del departamento, le costaba creer que Takeru la dejara ahí como si nada y ni ella misma comprendía porque se terminó quedando ahi, tenía que estar muy mal para hacer eso. —Definitivamente esto no lo ví venir. —Dijo con tono incrédulo. Recorria el lujoso penthouse el lugar lucía impoluto, con una decoración monocromática llena de colores sólidos donde el gris, blanco y negro predominaban. Llegó a un amplio ventanal donde se podia apreciar la ciudad en su máximo esplendor. Estornudó, un dolor de cabeza punzante comenzó hacer que todo le diera vueltas, tomó asiento en el sofá en medio de la estancia —c mereo que pesqué un resfriado —dijo abrazándose a sus rodillas un escalofrío comenzó a recorrer su cuerpo—, si definitivamente es un resfriado. —Finalizó volviendo a estornudar. Comenzó a recostarse en el amplio sofá de cuero negro, sus ojos se comenzaron a sentir pesados. Aún le costaba asimilar donde estaba y quien la había ayudado sin
Entró a la oficina de Alexander una vez fue anunciado por la secretaria divisó al rubio tras el escritorio hizo una reverencia a lo cual Alexander respondió poniéndose de pie para acto seguido corresponder el saludo de la misma manera. —No esperaba verlo tan pronto Von Parker, supe que estaba de viaje... —Asi es, bueno así era Shinomoto —se adelantó a Responder—, pero ya estoy aquí para retomar todo. — Aseveró el alemán mostrando que solo quería hablar respecto al proyecto. —Eso es música para mis oídos Von Parker, ya debemos ponernos en marcha con la fase dos del proyecto. Ambos hombres tomaron asiento, Alexander notó el cambio de actitud en Takeru la hostilidad de meses atrás ya no estaba presente, si bien tenía sus reservas con el japonés agradecía la cordialidad que este mantenía ahora eso hacía más tranquila la relación laboral. —Mis hermanos y mi padre están contentos con el ritmo de la producción, de seguir así los primeros embarques saldrán antes de tiempo para su dist
—Gracias —dijo ella con la mirada baja—, no tenías que hacer esto. Desvió su vista del camino para mirar a la chica en el asiento del copiloto que miraba al frente con la mano apoyada en su mejilla recostada a la puerta del auto, sus pestañas eran largas sus labios provocativos era preciosa incluso sin una gota de maquillaje, y ni ese semblante de preocupación que traía disminuía su hermosura. —Si, bueno no estás bien, es decir tu resfriado...—Si no te preocupes en explicar Takeru, yo entiendo. Ambos dejaron de hablar el silencio volvió a reinar, Takeru miraba de vez en cuando a la chica con la esquina del ojo, tanto silencio le incomodaba. —Sabes cuando dije que le contaría a Alexander de tu otro trabajo, de verdad no iba a contarle, no era mi intención que esto pasara. —Entiendo —fue su respuesta no creyó en las palabras de Takeru, pero eso ya no tenía importancia, ya Alexander lo sabía todo y como Noa temía su reacción no fue la mejor, fue estúpida al creer que esto termin
Dalía se retiró del comedor en cuanto escuchó el timbrar del teléfono, Cameron quedó pensativa ante las palabras de su antigua y apática vecina, no quería pensar que sus palabras pudiesen ser ciertas pero era una posibilidad. Más después de lo que su amiga Noa le había contado hace un par de noches atrás en casa de Nick. ——— La hora de dormir estaba cercana Nick pidió un par de pizzas para los tres celebrando que Noa y Cameron consiguieron empleo en una zapatería el sueldo era una porquería pero no podían abusar de Nicholas ya el chico había hecho mucho ofreciéndoles un techo. Cameron salió del baño después de lavarse los dientes y allí vió a su amiga sentada abrazando su panda de felpa desgastado, en cuanto Noa se percató de la presencia de Cameron limpió sus lágrimas con rapidez. —De nada sirve que limpies tus lágrimas ya te vi, se que estás llorando y tú a mí no me gustan engañas. —Espetó la pelirroja rodando sus ojos. —No es nada Cameron, es la pelusa de Paul el panda se metió