Eva fija su mirada en Halif que se desnuda frente a ella, se sonroja violentamente al verlo y este sonríe de manera socarrona, se acerca a la morena, toma su barbilla y deja un casto beso en sus labios.
—No tengas miedo, nunca te haríamos daño, —murmura casi como una súplica hacia ella, esperanzado de que Eva nunca los aleje de su lado por ser diferente.
Se aleja de Eva, inhala profundo con sus ojos cerrados y al abrirlo están completamente dorados dejándola sorprendida. De su boca salen un pequeño gruñido y cae de rodilla, sus huesos empiezan a quebrarse y acomodarse de una manera menos humana.
La morena no puede dejar de mirar en ningún momento la transformación mientras contiene la respiración al no creer lo que sus ojos están contemplando, Halif está convertido en un lobo tan negro como la noche misma, con unos ojos tan dorados como el oro fundido.
—Creo que perderá la conciencia, —le dice por el enlace a Hamit que antes de que la morena
El gruñido que sale de los rubios estremece su cuerpo, besan su piel expuesta y quitan su blusa dejándola en sostén, muerden cada parte de esta volviéndola loca de placer, gime y entierra sus dedos en la paja debajo de ella.—Gime para nosotros, diva, —ronronea Hamit besando su pecho para luego deshacerse del sostén y atacar sus pezones, Eva gime al sentir su cálida lengua juguetear con su pezón, no le importa el tonto apodo en estos momentos y sentir las manos de los Bogart navegar por su piel es sin duda una placentera experiencia.Halif se encarga de sacar sus pantalones y ropa interior, cohibida cierra sus piernas ganando un gruñido de protesta por el lobo que se coloca en el centro de ella y la separa colocando una en cada hombro haciéndole imposible el poder cerrarlas, ronronea y separa sus pliegues húmedos con sus dedos dejando libre su clítoris, el cual ataca con su lengua mientras la morena se remueve ante el placer que le brindan ambos rubios.—¡Dios! —gr
—Debemos volver, —comenta Halif sentándose mientras pasa una mano por su cabello para ordenarlo. —Tu amiga debe estar preocupada…—Si no es que está con el bruj… —Halif gruñe para que se calle, pero es tarde porque Eva entendió a qué se refería.— ¿Anderson es un brujo? —Cuestiona a lo que Halif deja salir un suspiro.—Sí, —responde el chico. —La gran mayoría de las personas del pueblo son seres sobrenaturales que conviven en armonía, —anuncia.—Mi amiga…—No, ella es humana, pero sabe sobre nuestra existencia, —esta vez es Hamit el que habla serio. —Debemos volver, —anuncia. —Estar tan cerca de las barreras no es bueno, —Eva no sabe de qué habla y cuando esta por preguntar los rubios se ponen de pies recordándole lo muy desnudos que están, por lo que sus mejillas arden y si no fuera por el col
—¿No crees que ya estamos lejos? —cuestiona Halif por el enlace. —Dos días más y regresamos, —el mayor quiere dejar sus rastros lo más lejos posible de Taton, no puede permitir que ellos lleguen al pueblo y tenga que partir, ya entiende que sentiría y se aleja de Eva, ese viaje tan largo le ha permitido reaccionar con respecto a sus emociones. —¿Cómo crees que está la diva? —interroga, no pudieron despedirse y decirle que volverían pronto a su lado. —Debe estar odiándonos y pensando que seguro la utilizamos, —y sin duda Hamit ha acertado en lo que expresa, Eva está muy enojada con ese par de rubios y siente que se han burlado de ella. —¿Qué le diremos?  
—Trinity quédate con Eva, —pide, camina fuera del estudio para ir junto a tres brujos al área en donde se encuentra el ser que ingreso al escudo, se encuentra en el suelo sujetando su cabeza por el dolor que lo ataca con insistencia, Jarel hace un pequeño movimiento de mano y las punzadas se detienen. »¿Quién eres? —lo interroga. —Suriel, —responde mirando con esos impresionantes ojos azules a Jarel—Necesito su ayuda, —susurra. —Eres un desconocido ¿Qué eres? —cuestiona. —He caído aquí, —se pone de pie—Soy un ángel, —eso eleva el murmullo de los que están allí.
Esa misma tarde los rubios se encargaron de mover sus pertenencias más importantes hasta ese lugar que será su nuevo hogar, esperaban poder ver la cara de la morena cuando los vea ser sus nuevos vecinos. —Extrañaré este lugar, —murmura Halif observando desde afuera la cabaña. —Una nueva vida inicia, —le recuerda colocándose su casco, Halif asiente y suben a sus motos para partir al pueblo en donde hacen una parada en la cafetería que trabaja Eva. Sus miradas recorren el local hasta verla atendiendo una mesa, sin embargo, no pueden evitar fruncir sus ceños cuando ese chico con cara de ángel le sonríe a su hembra, camina hasta ella y se colocan ambos a su lado. —¿Por qué le sonríes? —interroga Hamit. —¿Qu
Los Bogart cierran la puerta y se miran, Eva solo tiene su ceño fruncido y sus manos cruzadas en su pecho esperando que estos le den una explicación de por qué esa mujer salía de su casa. —¿No dirán nada? —interroga molesta. —¿Qué pasa por esa cabeza? —cuestiona Hamit, camina hasta ella y pasa sus brazos por su cintura, sin embargo, Eva se niega a responder. —Nosotros no queremos a nadie que no seas tú, Eva, —le recuerda Halif. —Esa mujer… —Se metió a nuestra casa sin nuestro permiso, —interrumpe Hamit. —Los humanos son extraños, —murmura, baja su cabeza al cue
La diva despierta envuelta entre los brazos de los clones que duermen como bebé, suspira y se remueve incómoda por lo sucedido anoche. Por un momento pensó que moriría de placer cuando ambos decidieron llenarla después de inmovilizar su cuerpo y saciar su sed de tenerla. Eva piensa en lo que le confesaron, recuerda sus expresiones de dolor y entiende que ambos han pasado por situaciones muy complicadas y que si decide quedarse a su lado. Entonces todo lo que conoce podría peligrar y su vida estaría en riesgo, sin embargo, su corazón duele con solo pensar en alejarse de estos. Los Bogart despierta y dejan salir un bajo gruñido al verla, sonríe ante sus caricias. —Buenos días, diva, —todavía no se acostumbra al apodo y a que
Al despertar Eva se sorprende al vislumbrar a Nicolás sentado en su sofá con una taza de café y uno de sus libros favoritos. Sus miradas se cruzan y el moreno deja de lado lo que hace. —Al fin despiertas, humana. —¿Qué haces en mi habitación? —cuestiona. —Estaba aburrido en la casa del brujo, —resopla. —¿Qué tiene de divertido espiarme mientras duermo? —interroga. —Tus sueños, —Eva eleva sus cejas para luego fruncirla. —Deja de entrar a mi cabeza, —este rueda sus ojos. &m