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Capítulo I. Bienvenida

Las alarmas alertan a todos los del campamento de que algo no anda bien y más enterados están cuando los disparos comienzan a escucharse junto a fuertes gritos de persona que son atacadas por un enorme lobo furioso de ojos totalmente rojos.

Todos los que se interponen en su camino son destrozados por el lobo hasta que él llega a su objetivo, se encarga de destrozar el cilindro liberando al experimento y cargando con este lejos de ese lugar.

—Han escapado, —anuncia a su superior el director del campamento a través de la radio. —Despertó y libero al experimento 2B.

—Quiero que los busquen y los traigan con vida, —ordena enfurecido por el descuido del científico que está a cargo de la operación, no puede creer que este experimento de años fracase de esa manera y menos cuando es algo que será de gran avance para las fuerzas especiales que pretenden crear y la cual cambiara el destino del mundo.

(…)

Un año después…

—Pasajeros con destinos Jackson, el autobús está por salir.

Eva arrastra sus pesadas maletas hasta llegar al autobús con destino a Jackson, el cual es un pequeño pueblo ubicado en el condado de Taton que es un estado estadounidense de Wyoming, con una población de uno diez mil habitantes.

 La morena quiere estar lejos de la ciudad, por lo que decidió ir a este pueblo en específico. Sus maletas cuando llega al autobús son tomadas por el personal encargado para colocarla en su lugar mientras que ella sube a buscar su asiento asignado, suspira cuando está en su puesto para luego de su bolso sacar un libro que pretende devorar durante todo el camino hasta Jackson.

Hermosa historia, —comenta su compañero de asiento mirando el título del libro, Orgullo y Prejuicio, Eva mira al señor con una pequeña sonrisa. —Es bueno ver que personas jóvenes estén interesadas por la literatura y por una tan buena como esa novela.

—Créame que ya son pocos los que quedan. —El señor asiente para darle una larga historia de vida que le causa gracia a Eva y la mantiene distraída por varias horas. —Es muy romántica su historia Don Alonso, su esposa tiene un maravilloso y romántico esposo,  —murmura, ya que el hombre cada día se encarga de llevarle una rosa a su mujer cuando sale de su trabajo.

—Ella parece que no se entera de que soy un romántico empedernido, —se ríen.

Después de una hora más de viaje el señor Alonso se despide al llegar a su parada que está un pueblo antes del que se dirige Eva la cual mira por su ventanilla el resto del camino dándose cuenta de que la naturaleza es bastante abundante en ese lugar donde pretende vivir durante el resto de su vida y eso le agrada, ya que está un poco cansada de los autos y sus horribles ruidos.

El sonido de motocicletas la hacen mirar con atención, pero ambas motos pasan lo suficientemente rápido como para que ella logre ver a los conductores que se dirigen al pueblo de Jackeson.

(…)

—¡Eva! —Exclama Julieth al contemplar a su mejor amiga desde que eran unas niñas, se acercan y se dan un abrazo mientras sueltan gritos que llaman la atención de las demás personas a su alrededor.

—Amiga, no sabes cuánto te extrañé, —se separan con una enorme sonrisa.

—Yo más, —un carraspeo la sacan de su conversación y Eva lleva la mirada al hombre moreno que las mira un poco impaciente. —Que tonta, Eva, él es Anderson, mi novio, —lo señala y el chico le da un asentimiento.

—Un gusto concerté, Eva, —comenta con una sonrisa sin llegar a mostrar sus dientes. —Nos vamos chicas que debo irme a entrenar o mi entrenador me querrá colgar por las pelotas, —murmura tomando el equipaje de Eva y llevarlo hasta su Jeep rojo.

Anderson abre las puertas para que las chicas suban después de subir el equipaje y ese pequeño acto por parte del moreno hace que Eva cambie su idea de que es un completo gilipollas, pero aun así el pensamiento de que es un inculto no sale de su cabeza.

El camino a la casa de Julieth es de unos veinte minutos, Anderson baja el equipaje y con un beso en los labios de Julieth se despide anunciando que vendrá más tarde para lo del paseo de la bienvenida de Eva.

Las chicas ingresan a la casa la cual es de dos niveles y como todas las casa a su alrededor es de madera, Julieth lleva a Eva hasta la segunda planta y le muestra la que será su habitación.

—Espero te sientas cómoda, —murmura. —La habitación tiene baño incluido para que te sientas como en casa y sobre todo está un poco lejos de la mía, por si llegas a conocer a un chico que quieras traer a casa, —comenta subiendo y bajando sus cejas, Eva se ríe porque su amiga no cambia.

—Sigues siendo la misma de siempre, Julieth, —se ríen. —Pero no creo traer a alguien a tu casa, sigo siendo la misma Eva, —comenta.

—No jodas Eva ¿Sigues siendo virgen? —Eva asiente con sus mejillas rojas, ya que hablar de sexo no es su fuerte, Julieth se sorprende. —¡Virgen Santa! No entiendo cómo le haces porque yo no puedo durar una semana sin que me empotren contra la pared.

—¡Dios, Julieth! —Chilla avergonzada y su amiga se carcajea por su inocencia.

—Es la verdad y más cuando es Anderson, joder tiene…

—¡No me digas! —Grita alterada cubriendo sus orejas que se encuentran rojas por la imprudencia de su amiga.

—Bien, bien, no te cuento nada, —rueda los ojos para ir la puerta. —Te dejaré que te instale y bienvenida a Jackeson, —sale de la habitación dejando a Eva sola que enseguida entra al baño para ver como es y le gusta, ya que tiene un enorme espejo y una bañera en la que puede tomar sus baños relajantes que tanto le gustan.

—Bien, Eva, es hora de comenzar una nueva vida aquí, —se dice así misma mientras se mira en el espejo.

Su cabello color chocolate casi tocando el rojo está sujetado en una elevada coleta, Eva abre sus maletas para comenzar a organizar su ropa, maquillaje y productos de belleza en los lugares donde deben estar.

Sus mejillas se tornan rojizas al encontrar su juguete que la ayuda aliviar su calor después de tirarse una novela erótica, por lo que lo lleva hasta uno de los cajones ocultándolo debajo de algunas prendas de vestir para que nadie pueda encontrarlo, suspira al terminar de organizar su habitación y se acerca a la pequeña ventana para mirar hacia el bosque detrás de la casa.

                                                     (…)

—Iremos al mejor bar de este pueblo, —comenta Julieth—. Todos los del equipo estarán ahí, —anuncia emocionada desde la cama de Eva que pinta sus uñas en un rosa palo.

—¿Entonces me visto de vaquera? —Julieth se carcajea por sus ocurrencias.

—Ni que estuviéramos en un pueblo tan anticuado, pero vístete bien diva como siempre, amo ver como los chicos babean por ti y tú los mandas a freír patatas, —Eva niega con una sonrisa.

—Bien, bien, vete a vestir antes de que llegue el gruñón de Anderson.

—Disculpa su forma de comportarse, pero es que se pone de esa manera cuando lleva varios días sin sexo porque se acerca una competencia con lo del otro pueblo y necesita mantenerse con buena energía, —rueda los ojos y Eva solo hace un ademán con su mano para que no se preocupe por eso.

Eva termina de pintar sus uñas y espera hasta que se sequen para darse una ducha y luego aplicar crema hidratante por todo su cuerpo.

Entra al pequeño closet para tomar un pantalón negro ajustado a sus piernas y que resaltan su trasero mientras que de blusa utiliza una muy transparente, abierta en sus pechos donde se vislumbra una cadena de oro blanco.

Sus pezones quedan cubiertos por una especie de flor de lentejuelas mientras que la espalda queda desnuda, se calza con unos tacones bajos, pero elegantes que le dan un poquito de tamaño.

Se va hasta el baño donde se aplica maquillaje, define sus cejas y sus delicadas facciones mientras que sus labios son adornados por un color rosa, Eva es amante de este color y de todo lo que la haga lucir delicada, sexi y bastante afeminada, sonríe a su reflejo para organizar lo que utilizo y salir de allí.

Busca un bolso de noche donde echa su teléfono y algo de dinero, el sonido de unos tacones en el pasillo le informan que Julieth ya está lista, por lo que apaga las luces para salir de la habitación antes de que su amiga entre.

—¡Dios! —suelta. —Sí que te la luciste, —halaga mirando a Eva de pies a cabeza.

—Tú no te quedas atrás, —murmura mirándola de arriba hacia abajo y más los arrebatadores tacones que lleva Julieth. —Y amo tus tacones.

—Cuando quieras mi closet está disponible para ti, —el sonido del claxon de un auto las alerta de que ya Anderson acaba de llegar. —Hora de divertirnos, —sus tacones picotean por la madera mientras caminan por el pasillo para luego bajar despacio las escaleras, salen de la casa y Julieth cierra la puerta con seguro para luego ir hasta el Jeep en donde se encuentra su novio con otro chico que no deja de mirar a Eva. —Jarel, —saluda Julieth y este asiente hacia ella.

—Jarel, ella es Eva, la mejor amiga de Julieth, —informa Anderson que trajo al chico con segundas intenciones, sin embargo la diva no es una mujer fácil de conquistar.

—Un gusto conocerte al fin, Eva, —con toda la confianza del mundo deja dos besos en ambas mejillas de Eva.

Jarel es Co capitán del equipo de Anderson y también es su mejor amigo, su cuerpo es bastante atlético y su cabello rizado es algo que cautiva bastante a las mujeres también como sus sonrisas moja braga que le anda dedicando a Eva, espera que esta sea su conquista de la noche.

—Igual, —murmura Eva para mirar por la ventana del Jeep que se pone en marcha hacia el bar del pueblo.

Su recorrido hacia el bar se torna tranquilo para todos menos para Eva que se siente incómoda por la mirada que le da el chico a su lado, Jarel la observa como si estuviera a punto de írsele arriba.

El suspiro de alivio que sale de Eva cuando llegan al bar no tiene precio alguno y cuando Anderson estaciona ella es la primera en bajar del Jeep. Observa a su alrededor y la enorme cantidad de persona que hace una fila para poder entrar es enorme.

Siguen a Anderson que es saludado por el portero y Eva se remueve incómoda cuando Jarel se coloca a su lado y pone sus manos en su cadera marcando territorio.

»Jarel, —llama su atención. —Eres un chico bonito y todo lo demás, pero te agradecería que dejes de tocarme como si yo fuera masa para pan, —se separa de este y cuando el chico de la puerta le da paso ingresan al club.

Una sonrisa se forma en los labios de Julieth después de escuchar como le dijo Eva a Jarel poniéndolo en su lugar, le encanta ver como su amiga envía a los hombres a freír patatas.

—Bien hecho, —murmura en su oído para sujetarla del brazo como de costumbre, Julieth se mueve hasta la mesa donde están algunos del equipo con sus parejas o polvo de la noche. —Diviértete, pero recuerda lo que siempre te digo cuando salíamos a tomar…

—No tomar bebidas de extraños y no dejar mi bebida sola, —recuerda interrumpiéndola.

—Buena chica, —Julieth presenta a Eva a los chicos y sobre todo a sus amigas las cuales la reciben de maravilla.

Los chicos se van a la mesa de Ball pool dejando solas a las chicas que comienza a hablar de cosas que a Eva le interesan muy poco hasta que alguien habla de trabajo.

—Chicas, —todas la observan. —¿Algunas de ustedes está interesada en un trabajo en la cafetería donde laboro? —Eva alza su mano llamando su atención.

—No sé dónde trabajas, sin embargo necesito el empleo, —murmura y todas se ríen.

—Bien, —expresa alegre. —Anota mi número y mañana acordamos una hora para que vayas a la entrevista, —asiente.

—Bien chicas, es hora de bailar.

Todas van a la pista y mueven sus caderas al ritmo de la música donde más tardes se les unen los chicos, Eva baila con un chico moreno y el novio de este, ya que no quiere estar cerca del acosador de Jarel que no la deja de mirar en toda la noche. 

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