Un vacío agonizante fue lo primero que sintió Katherine al volver a la realidad, por alguna razón, no sentía ninguna emoción en ese momento, pensar en sus hijos, parejas o su familia no la hacía sentir nada. Ninguna emoción se presenciaba en su rostro, sin embargo, el último recuerdo de Atha paso por su mente, fue allí que sintió algo dentro de ella. Una tristeza insaciable comenzó apoderarse de ella, sus lágrimas en ningún momento se retuvieron en sus ojos, estaban bajaban con desesperación por el rostro pálido de la mujer.El nudo en su garganta no la dejaba soltar alguna palabra, de sus labios solo soltaban ligeros jadeos llenos de dolor, un dolor emocional que no podía retener u olvidar. Katherine, aunque había entendido lo que pasaba con Bianca ahora, no podía evitar sentir lástima por Atha. Pero no cualquier lástima, le había desagrado y dolido como Atha había sufrido en su infancia, cómo esta fue traicionada por alguien cercano y como no pudo vivir más tiempo amando a Phoenix.
Dominik miraba con cierta molestia a Noah, el cual lo había detenido en ir hacia Katherine. König aún a pesar de que Katherine ya no quería nada con él seguía insistiendo, todo porque la quería a su lado. Noah confiaba plenamente en Katherine y Aarón, sin embargo, el odio hacia Dominik crecía mucho más. El Beta no podía evitar sentirte disgustado al ver que Dominik no respetaba la decisión de su pareja, el Alfa noto como los ojos azules del Beta se habían oscurecido y este mantenía su ceño fruncido observándolo fijamente.— ¿Qué coño crees que haces?… — La voz del Beta sonó profunda y gruesa, llegando a sorprender al propio Dominik, el cual pensó que Noah estaba actuando como un Alfa muy dominante.— Solo quiero hablar con ella, sigue siendo mi esposa. — Dominik en el fondo le gustaba restregarle a Noah el que Katherine aún fuera su esposa, sin embargo, el Beta notaba como este solo le recordaba aquello como si su pareja fuera una propiedad.— Ella puede seguir teniendo el título de t
El destino para algunas personas estaba escrito, en ellos se podía leer como llevarían una vida monótona sin ninguna emoción, más que la felicidad de las cosas comunes y la tristeza de la soledad. Sin embargo, había otras personas que su destino no estaba escrito, ellos tenían la posibilidad de escribir su propio futuro sin que nadie pudiera detenerlos, el sentimiento de libertad era lo que más destacaba en ellos.Sin embargo, hubo dos personas que habían cambiado su destino ya predeterminado. La primera había sido la gran reina Atha, su destino desde pequeña había sido escrito, en él se podía leer que seguiría sufriendo los maltratos de su padre hasta que la casará con un conde, el cual se había enamorado de la palidez y la inocencia que poseía Atha a simple vista. Sin embargo, Atha no hubiera tenido un final feliz, el conde no era más que un perverso entre las sombras, este la hubiera torturado en las madrugadas junto con otros miembros de una secta que buscaba el poder de una deida
La mente de Katherine aún seguía recordando lo sucedido sobre la noche anterior, le había afectado ver el encuentro de Phoenix con Atha, y que esta última le dijera aquellas palabras no desaparecían de su mente. Sin embargo, ahora Katherine estaba más decidida en buscar el último cristal sagrado que faltaba y liberara a Gaganaris para derrotar a Bianca, y así por fin liberar a Atha de su tormento.Katherine en toda la madrugada había sufrido de insomnio, esta estuvo buscando un lugar seguro en donde guardar el cristal sagrado que Atha le había confiado, pero no encontró ninguno. No podía dejarlo en la mansión de Dominik, simplemente no confinaba en nadie de allí, la última opción que cruzo por su mente fue llevarlo a su propia manada, pero tuvo miedo.Tuvo miedo de dejarlo en su propia manada por Bianca, no quería que su gente fuera lastimada por aquella deidad llena de hipocresía y maldad. Así que Katherine tomo la decisión de llevarlo consigo, ella lo mantenía oculto en el collar qu
Todo el trascurso del viaje había sido en completo silencio, todos se mantenían callados preguntándose a donde se dirigían o que los deparaba el futuro ahora que la guerra con Bianca había iniciado. Todos estaban involucrados en la guerra, pero solo algunos sabían de qué lado lucharían, otros simplemente pelearían del lado contrario porque habían crecido con que su deidad era bondadosa.Pero solo una vil mascará…El camino que Katherine le indicaba a Noah con sumo cuidado, nadie lo conocía, hasta el propio Aarón se preguntó en su mente si su pareja no se estaría equivocando, sin embargo, todos confiaban en la Antig. Los mellizos solo podían dedicarse a mirar lo que se encontraba alrededor de ellos, nunca habían tenido la necesidad de salir de la manada de su madre, sin embargo, le era emocionante conocer nuevas cosas.El ambiente que los rodeaba era de una frondosa vegetación, el camino era totalmente de tierra, sin embargo, no había un camino que seguir, Katherine había conjurado un
Becket ahora miraba fijamente el collar que Katherine poseía, el poder que transmitía era tan llamativo que no podía apartar su mirada, incluso el mismo se atrevía a decir que aquel objeto lo estaba llamando con leves vibraciones de poder, la cual Katherine no podía sentir. Sin embargo, ella si había llegado a notar la intensa mirada de Becket en el collar y suplicaba en su mente que no se diera cuenta de que era uno de los cristales sagrados.— ¿Qué sucede?… — Pregunto Katherine con un tono de voz impaciente, su rostro se encontraba fruncido, además de tener todo su cuerpo tenso. Noah, quien se encontraba detrás de Katherine todo este tiempo, observo como el cuerpo de su pareja se había puesto tenso ante la intensa mirada del ser. — ¿Ya no lo quieres?… — Hizo una segunda pregunta ocasionando que Becket saliera de sus pensamientos.— No debiste traerlo aquí… — Pronuncia con molestia moviendo con rapidez su brazo intentando obtener aquel cristal que lo llamaba con intensidad, aquel obj
La mirada azulada del Beta observaba con disimulo su propio brazo, este se encontraba de una tonalidad roja que llegaba a tener un color más intenso en su mano. Noah disimulaba el ardor que sentía dentro de su piel, era como si un fuerte fuego lo estuviera consumiendo lentamente, le resultaba tan doloroso que en varias ocasiones aguantaba la respiración y fruncía sus labios para no soltar algún quejido. El Beta por primera vez en su relación con Katherine no quería decirle nada, no quería molestarla al verla tan concentrada dirigiendo el barco pesquero. Sin embargo, escuchar las discusiones de los mellizos junto con Dominik, el cual intentaba hablar con sus hijos, llegaba a estresarlo demasiado.El dolor que Noah sentía incrementaba aún más, este cerro sus ojos llegando a fruncir su ceño intentando ignorar el dolor que sentía, pero las voces de los mellizos al fondo discutiendo molestos y Dominik excusarse lo distraían. De los labios de Noah salió un sonoro suspiro que solo Brunilda,
El oscuro mar los rodeaba con facilidad, nada se podía observar a la distancia, excepto la isla en la que habían llegado. Sin embargo, aunque se voltearan intentando buscar la silueta de donde habían partido, no encontraban nada, solo podían ver el infinito mar oscuro a la distancia. Los mellizos no podían evitar sentir una leve pizca de confusión, ellos llegaron a pensar que su madre los llevaría de una vez al lugar donde observaron a Gaganaris en sus sueños, pero no fue así. Ella los había llevado a una pequeña isla, la cual solo poseía leves montañas de piedras, ninguna vegetación se observaba y mucho menos algún ser vivo.Lo único que poseía aquella solitaria isla era un muelle deteriorándose poco a poco, este ya se le habían caído varios pedazos, sin embargo, todos llegaron a bajarse con seguridad. Algunas miradas se posaron en Katherine, los cuales se preguntaban qué harían ahora, pero esta por alguna razón miraba fijamente a una parte de la isla.— Mamá… — Le llamo Karl al nota