Los ojos de Katherine leían cada palabra escrita en el libro, la habitación donde se encontraba todas sus pertenencias de magia estaban ordenadas cómo anteriormente estaban, el castillo había sido reparado por su magia, además de que algunos miembros de la manada lo reforzaron. Ella se encontraba sentada al frente de un espacioso mueble tipo isla que estaba en la habitación, el cual tenía una fila de libros que aún no habían sido abiertos. Durante todo el día, Katherine había abierto cada uno de sus libros queriendo encontrar una pista sobre el pasado de la antigua Antigs, Atha.En algunos libros se podían leer algunos nombres de sus antepasados, pero el nombre de Atha no aparecía en ninguno. Aquello le preocupaba, ya que tampoco portaba una propiedad de la antigua Antigs para saber un poco de ella. Los mellizos se encontraban justo detrás de la puerta donde daba la habitación donde estaba su madre, ambos sentían un sentimiento de ansiedad ante la decisión que Katherine había mencio
La carretera hacia la manada de Dominik casi llegaba a su fin, los altos y robustos troncos llegaban a tapar la vista del cielo al igual que las profundidades del bosque. Aarón manejaba con cuidado, mientras que a su lado se encontraba Brunilda vigilando todo a su alrededor. Ella podía sentir como alguien los estaba vigilando desde el bosque, sabía que era un Omega vigilante, pero este no les haría nada.Los mellizos se encontraban ansiosos, no dejaban de ver por la ventana esperando encontrarse con la entrada de la manada. Sabían qué características tenía Dominik, ya que Katherine se los había mostrado en sus anteriores recuerdos, pero tenerlo al frente y poder confrontarlo era otra cosa. Eris y Ares tenían un gran sentimiento amargo hacia Dominik, querían sacarle en cara todo lo que habían estado guardando por años, el sufrimiento que le causo a su madre, la humillación y el abandono.Ellos querían que su padre biológico sufriera aún más fuerte de lo que su madre lo hizo, los melliz
Conrad aún no sabía cómo actuar con lo que estaba pasando, llegó a pensar que nunca llegaría a conocer a la mujer que su padre aún no podía sacar de su mente. La mente de Conrad se encontraba en blanco, solo podía seguir observando a Katherine sorprendido. Sus ojos se habían desviado a los jóvenes que estaban cerca de ella, podía notar como tenían cierto parecido a Katherine.Pero lo que más le llamo la atención fueron sus ojos, aquellos ojos bicolores eran idénticos a los de su padre y los que él poseía. Conrad no pudo evitar sentir algo dentro de él, sentía una opresión al pensar que ellos podían ser sus hermanastros y que Dominik los quisiera más a ellos. Conrad sabía que él había sido planeado, pero no con la mujer que su padre hubiera querido, en cambio, aquellos mellizos eran idénticos a Katherine y poseían los ojos de Dominik.¿Era esto una cruel broma del destino?… Esa pregunta rondaba por la mente de Conrad, ahora él tenía miedo. Miedo de que su padre pasará más tiempo con a
Karl, aunque podía sentir el tacto de su madre encima de él junto con su dulce aroma, aún seguía creyendo que era un sueño lo que estaba presenciando. Un sueño que lo torturaba por dentro, el vacío que sentía desde hace años aún seguía allí, pero poco a poco se desvanecía al nuevamente ver a su madre. El de ojos azules tenía miedo que fuera una ilusión, tenía miedo de volver a perderla y que lo abandonaran. Se sentía débil, cómo cuando era un niño y no tenía a nadie a su alrededor. Karl abrazo con más fuerza a Katherine queriendo sentir aún más su cuerpo con el de él, necesitaba estar seguro de que ella en verdad había regresado. Katherine le había prometido algún día volver, y ahora se encontraba allí. Entre sus brazos, acariciando su cabello negro como lo hacía cuando era pequeño, la nostalgia junto con la tristeza se podían presenciar en ambos. La Antigs no podía evitar soltar lágrimas al notar lo roto que estaba su hijo y el cómo se disculpaba con ella por todo lo que había pasa
Dominik sentía como algo le quemaba su alma, era el sentimiento de impotencia. Podía verla con claridad, aún ante sus ojos seguía siendo una mujer hermosa y fuerte, pero le dolía no poder tocarla. En ese momento Katherine se había convertido en la fruta prohibida para el Alfa, habían guerreros que la protegían de él y ella no quería estar en sus brazos.Le dolía…Le dolía solo verla…El Alfa quería volver a sentir la calidez de su esposa entre sus brazos mientras olfateaba el dulce aroma que desprendía, pero lo que más le gustaba era el tacto de su piel contra la suya. La piel de Katherine era suave y podía fácilmente desplazar sus dedos por todo su cuerpo, si Dominik se dedicaba a mirarla en aquellos momentos podía hasta observar el color de sus venas.De sus labios soltó un suspiro lastimero al tener aquellos recuerdos aún en su mente, su corazón le pedía a gritos tan siquiera poder estar cerca de ella, pero Noah lo retenía. Y entre más se dedicaba a mirar a Katherine, su expresión
El comportamiento de Harry ante la presencia de Katherine por fuera era tranquila, pero por dentro tenía miles de sentimientos encontrados. Él había llegado a creer que Katherine jamás volvería, que tendría que vivir con la culpa por muchos más años. Pero tenerla a tan solos un par de metros era sorprendente, sentía que era un sueño, uno de esos sueños donde la culpa lo seguía. Harry no le importaba que Dominik se encontraba intentando hablar con ella, el mestizo necesitaba saber que ella en verdad estaba allí. Sus pasos eran lentos, sentía que si caminaba más de la cuenta todo desaparecía cómo en sus sueños. Pero no era así, ella lo miraba con una leve sonrisa, Harry sabía que Katherine estaba esperando un movimiento por parte de él.Sus brazos comenzaron lentamente a abrazar la silueta de Katherine y en cuestión de pocos segundos sintió la calidez que sentía cuando ella lo abraza, el aroma lo había hecho recordar como Katherine lo había ido a buscar en la casa de aquella señora y c
Para Dominik había sido duro enterrarse que su esposa tenía dos amantes, los cuales dormirían con ella. Sentía que le estaba faltando el respecto, pero aun así le había dado una habitación. En el fondo no dejaba de pensar que quizás toda la culpa la tenía Noah, después de todo él se había marchado con Katherine y quizás él fue quien le insistió.¿Cómo era posible que Katherine estuviera con ellos?…Se preguntaba el Alfa mientras apretaba los puños, sentía envidia de la forma en que ella los miraba a ellos. ¡Dominik había sido el primero hombre al que vio con amor!, ¡No a ellos!… Por su mente pasaban aún las imágenes de la pareja de tres dándose un beso y como Noah lo miraba indiferente como si él tuviera el premio mayor.Dominik se arrepentía de haber confiado en aquel Beta, al cual le dio una oportunidad en su manada. Si no lo hubiera elegido, las cosas no estuvieran de esa manera, era lo que pensaba Dominik entre su despecho. El Alfa no quería creer que había sido Katherine quien to
La manada de König no había recibido ningún ataque por la Diosa Blanca, la cual se encontraba observando desde su reino en el cielo como Katherine había vuelto a aquella manada. Le desagradaba verla allí, ver cómo había reclamado nuevamente su título como Luna.¿Acaso no le bastaba con tener una manada?…Bianca no tenía favoritismo con algún mortal, más bien, no le interesaba ningún ser humano, ella solo los veía como simples hormigas a las cuales podía llegar a matar o controlar. Eran sus juguetes y sabía que podía llegar a tener muchos más, y esa razón no le afecta para atacar la manada König. Lo que ella en verdad quería con desesperación era matar a Katherine y a los mellizos, quería ver cómo sufría lentamente bajo las torturas que ella se imaginaba.Tal como lo había hecho con Atha…En el fondo Bianca tenía miedo, no quería que Katherine liberará a su hermana Gaganaris porque entonces se uniría con Phoenix y su reinado acabaría. Pero lo en verdad Bianca temía era que liberarán a