El lunes por la mañana Drew tenía un estado de ánimo al que no alumbraba ni el más intenso sol en África. Desde tempranas horas gritó a la secretaría, llegó tarde a una reunión con Lían y redactó mal un simple informe que comúnmente hacía en diez minutos y a diario. Le echó la culpa de lo que parecía ser un mal día a Emily. Tras verla en el restaurante con Henry Hammil la noche pasada, ni siquiera se había tomado la molestia de llamarlo, y claro, sabía de sobra que ese no era su estilo o un comportamiento propio de su personalidad egoísta. Pero en el fondo guardaba la esperanza de importarle siquiera un poco. Qué tonto había sido.
–Vaya Drew, creo que te has confundido. La reunión con Lían y el jefe de proyectos es en cuarenta minutos &
Lían fue por sí mismo a casa para escoltar a su hermana menor hasta la oficina de su padre. A diferencia de su progenitor, él sí conocía la rebeldía de Emily y tenía muy en claro que podía intentar escapar en cuanto le dijeran la razón del llamado.La encontró tomando el sol junto a la alberca en compañía de Sofía, quien hasta este punto parecía su cola, siguiéndola a todos lados. Se colocó junto a ella intentando pasar por alto lo bien que se veía la amiga de su hermana en bañador. Casi nunca tenía ese tipo de pensamientos en relación a las mujeres y tampoco era buen momento para albergar alguno pero no pudo contenerse.–Emily.Su despreocupada hermana le lanz&oacut
Emily volvió a casa tras asegurarse de que su madre se había retirado por completo del perímetro.Tuvo tiempo de pensar en todo lo sucedido durante el día.Si bien había obtenido una pequeña victoria, todavía seguía sorprendida por la forma en la que Sofía y luego su propio hermano la habían defendido.–¿Te encuentras bien? –Preguntó Sofía al ingresar aprovechando que la puerta se encontraba abierta––Sí, es solo que hoy ha sido un día poco extraño ¿No crees? Que cosas me pasan…Sofía sabía que en el fondo Emily no se sentía tan conte
Cuando Lían salió de su habitación al día siguiente se llevó la sorpresa de encontrar varios papeles cuadrados pequeños pegados en la puerta. Muchos de ellos contenían frases como: "Gracias" "Eres un buen hermano". Sofía, quien siempre despertaba temprano, se colocó en el inicio de la escalera para observar cómo daba lectura a cada una de las notas plegables.Lían casi nunca tenía expresiones en el rostro, mucho menos esbozaba una sonrisa tan fácil. La mayoría de gente que lograba conocerlo decía a menudo que era un hombre demasiado serio, otros comentarios malintencionados manifestaban que no tenía sentimientos o que de no ser por el parecido físico con su padre, no hubiese sido posible reconocerlo como hijo. Liam tenía el carácter de un ángel terrenal, to
Caroline, la secretaria personal de Drew, no supo bien cómo manejar la situación. Emily había aparecido de repente para untar de café y panecillos en la cara y pecho de Violeta, la recepcionista auxiliar. Como era de esperarse, la reacción de la mujer no fue nada pacienciosa.–¡¿Qué demonios te pasa estupida?! ¡¿Acaso te conozco?! ¡¿Quién demonios te crees?!Los gritos llamaron la atención de casi todo el piso, haciendo que varias personas sacaran las cabezas de sus cubículos o espacios para enterarse. Caroline intentaba sin éxito alguno, decirle mediante gestos que parara de insultarla o que al menos se midiera con sus ofensas.–¡Qué pena! Te he manchado un poquito.
–Esa propuesta ya no sigue en pié. –Murmuró Drew con amargura, evitando mirarla– Te la hice cuando estaba seguro de que quería tomarte en serio, ahora me doy cuenta que no eres más que una mentirosa y yo llevo todas las de perder.Emily respiró hondo. Contuvo sus rabietas internas y se acercó a él empezando a dejar que sus ojos acuosos la ayudaran a convencerlo, si tenía que recurrir al llanto para convencerlo no había de otra.–Tú estuviste ayer. Tu lo sabes todo. –Se aproximó a él con las manos todavía viscosas y el rostro desencajado. Drew tuvo que observarla bien para creer que empezaba a llorar– Semanas antes de salir del internado tuve la visita de mamá. Venía muy contenta diciendo que había encont
Lían la miró en cuanto ingresó a la oficina. No se molestó en disimular, tampoco en apartarse del lado de su amiga. Fue la castaña quien sonrió y saludó con la mano algo mustia, dandole una idea de lo feas que se iban a poner las cosas en breves instantes .–Que bueno que llegaste. –Su hermano tomó la palabra sin siquiera dar un solo movimiento de bienvenida– Justo a tiempo para explicarme por qué Sofía dice que te conoció cuando llegó a casa.–¿Cuando llegó a casa? ¿Qué?. No, seguro debe haberse confundido. A veces eres muy intimidante, probablemente se puso nerviosa en cuanto te lo contó. Yo la conozco desde el internado, llevamos juntas unas…–Ah&o
Los dos hermanos Lee volvieron a verse el jueves por la noche en uno de sus bares favoritos. Sebastían esperaba sus relatos como si fuesen el nuevo capítulo de una sintonizada radio novela. Lo escuchaba atento y asentía cuando era necesario, haciéndolo sospechar que la vida de un abogado era un tanto aburrida. Esperaba que no lo tratara como a uno de sus clientes.–¿Todo eso pasó en menos de una semana? –La incredulidad y sorpresa de su hermana mayor fue un poco graciosa.– Caray, esta familia que te has conseguido es poco convencional. La vida de los ricos es tan complicada.–Eso parece. Por el momento Emily y yo planeamos contarle sobre lo nuestro a su padre luego de la celebración por la construcción del centro comercial. Es el primer contrato en el que el tonto
El viernes al mediodía, Drew, Emily y Sofía se acomodaron en una mesa del popular restaurant Sushi Takami. A la morena le encantaba comer comidas de diferentes proveniencias del mundo. Todo lo contrario a Sofía, quien apenas había salido de su pequeño pueblo en dieciocho años y el platillo más caro que había llegado hasta su paladar era una sopa extraña hecha por unos de los patrones de la casa en la que trabajaba haciendo limpieza.La pareja pasó varios minutos intentando enseñarle cómo usar los palillos mientras esperaban a que Sebastían llegara. Pese a que no captó muy bien las indicaciones, se sintió muy aliviada al saber que a ninguno le importaba la forma en que comiera mientras se alimentara y quedara satisfecha. Pequeño gesto que agradeció desde el fondo de su cor