El viernes al mediodía, Drew, Emily y Sofía se acomodaron en una mesa del popular restaurant Sushi Takami. A la morena le encantaba comer comidas de diferentes proveniencias del mundo. Todo lo contrario a Sofía, quien apenas había salido de su pequeño pueblo en dieciocho años y el platillo más caro que había llegado hasta su paladar era una sopa extraña hecha por unos de los patrones de la casa en la que trabajaba haciendo limpieza.
La pareja pasó varios minutos intentando enseñarle cómo usar los palillos mientras esperaban a que Sebastían llegara. Pese a que no captó muy bien las indicaciones, se sintió muy aliviada al saber que a ninguno le importaba la forma en que comiera mientras se alimentara y quedara satisfecha. Pequeño gesto que agradeció desde el fondo de su cor
Lían estaba reunido con la secretaria general del área de presupuesto cuando llegó a la puerta de su oficina. O eso más o menos le dijo el amable Harvey, su secretario. Sofía se sentó a esperar el momento oportuno en el que se pudiera anunciar su llegada.–¿Se van a demorar mucho? Emily me ha dicho que me va a estar esperando. –Preguntó al tipo con confianza. Le era más fácil hablar con empleados que con gente tan importante llena de dinero. Al menos con los simples trabajadores se sentía más familiarizada. Ella misma había sido contratada por otras personas antes––No lo creo, generalmente las reuniones con chicas no duran mucho para el joven Dunhee. No le agrada quedarse a solas con las damas de esta empresa. Liam y Emily no volvieron a hablar tras el escándalo con su madre. A ella tampoco le sorprendió que su padre no hiciera ni siquiera el mínimo intento por acercarse a solucionar las cosas.El día de la tan ansiada celebración por el primer contrato firmado para la construcción de un centro comercial en alianza con la empresa de Henry Hammil había llegado. Inicialmente se planteó la idea de ausentarse a modo de protesta. Sin embargo, recordó luego que Drew estaría ahí, encontrando más atractiva la opción de asistir para volverlo loco.Obligó a Sofía a buscar los vestidos más provocativos de toda la tienda, ir a la peluquería por un nuevo cambio de look y maquillaje, además de hacer una breve pasada por la joyería. Capítulo 50: Vestido rojo de terciopelo
Liam se llevó la mano a la frente en símbolo de dolor de cabeza cuando algunos hombres de seguridad le contaron el incidente entre Henry Hammil y su hija. Muchos invitados podían empezar a intuir que quizá la relación entre ambas familias socias no era tan buena. ¿Hasta cuando le iba a durar la etapa de rebeldía?Emily no contenta con echarle la bebida en la cara, antes de retirarse le dio un manotazo en el brazo con el que sostenía su copa, provocando que se le cayera al suelo.–Jugaste mal al creer que soy una simple chiquilla salida del internado. No vuelvas a fastidiarme o haré cosas peores.Advirtió antes de abandonar la escena con elegancia y dirigirse a la terraza. En donde curiosamente la esperaba Drew, recostado de espaldas so
Por lo menos ahora tenía el consuelo de que ya no se tenían que esconder de nadie. Esa misma noche le dirían a Liam sobre lo que tenía y quedaría exento de toda culpa. Incluso si a su hijo no le agradaba la idea.–¡Lían me asustaste! ¿Qué sucede contigo? –Preguntó Emily tocándose el pecho para calmar a su frenético corazón por el susto.––¿Es que no te cansas de cagarla Emily? Primero te comportas como una berrinchuda con Henry Hammil y ahora ¿Qué? ¡¿Quieres tirarte a Drew?! –Los ojos de Sofía se abrieron conmocionados. No tenía mucho conocimiento de algunas palabras, pero conocía de sobra las groserías.––Pues, para qu
Drew se negó a dejar que los hombres de seguridad transportaran a su jefe al interior de la casa, creyendo que quizá ellos no lo tratarían con el mismo respeto y gentileza que sus propios hijos, aunque ninguno de los dos pareciera querer mover un dedo por él. Emily suspiró aburrida tras varias miradas reprobatorias por parte de Drew y lo ayudó, mostrándole el camino hasta su habitación para que las mujeres de servicio se encargaran de acomodarlo en la cama y acostarlo como se debía.Tras mirar su reloj confirmó que todavía era la una y treinta de la mañana, lo que le daba tiempo de regresar al salón por su auto e ir a casa. Lamentablemente el intento por contarle a Liam lo que tenían había fallado, nadie se imaginaba siquiera que el hombre se emborrachara en plena celebración y tuviera que
–¿Bueno?Emily despertó cerca de las diez de la mañana. Despeinada y toda revuelta en la cama. Había alcanzado a quitarse el vestido, los zapatos y las joyas pero no a desmaquillarse. La canción de tono de llamada de su celular la despertó. Alcanzó a contestar todavía somnolienta.–¿Qué se supone que hace la pueblerina de Sofía con mi hermoso Lían?–¿Qué? ¿Quién habla?–¡Habla Helena, tonta! ¿Quién más?–Ah, hola Helena. Lo siento, acabo de despertar… –Su amiga la interrumpió, dejándole saber lo indignada que estaba
Liam Dunhee faltó los siguientes cuatro días a trabajar. Era extraño verlo ausente por tanto tiempo pero le había asegurado por teléfono que simplemente quería descansar un poco antes de volverse a poner manos a la obra.Drew creyó que era lo justo, después de todo según sabía Liam le había entregado su vida a esa empresa, hasta el punto de romper su matrimonio por ella. Tampoco había querido fastidiar su único descanso tras tanto tiempo, por lo que le había pedido a Emily hablar sobre lo suyo con él cuando volviera a la oficina. Tuvo que convencerla con todo lo que pudo para ello, arreglándoselas para que aceptara a regañadientes la propuesta.–¿Siempre es así de aburrida la vida de oficina?&nb
–¡Vaya! –Exclamó Marceline ironica– Lo que faltaba... ¿Por qué ni siquiera fuiste lo suficientemente capaz de decirme a la cara que ya no te gustaba? Teníamos tres años de relación, Drew. Tres años.–Ah, qué pérdida de tiempo, tenías tres años y ni así pudiste retenerlo. –Bramó Emily metiendo leña al fuego.––Te dije que ya no sentía lo mismo por ti, me hubiese gustado explicarte un poco más pero cortaste la videollamada. No quería hacerlo de esa forma, sé que es muy cabrón que te corten una relación y no sea cara a cara, pero no me diste otra opción. Te fuiste de viaje de la noche a la mañana y aplazabas tu llegada cada semana.Último capítulo