Holly llegó al hospital, con su bebé en brazos, encontrándose con Raúl, sentado con el rostro cubierto, alejados de todos. La mirada que le daban, era de lástima absoluta, y eso, molestaba demasiado a su hermana mayor, que se paró al lado de él, y observó a los demás presentes, con cara de pocos amigos. En segundo, desviaron la atención de ellos. — Te ves fatal. Eso hace normal, que te miren con lástima — masculló ella —. No te precipites. Ella recuperará la memoria. — ¿Y si no lo hace? — Holly guardó silencio. No tenía una respuesta —. No importa. El verla bien, es suficiente para mí. — Podrías volverla a enamorar, con tu encanto de niño mimado — respondió. Raúl levantó la mirada y observó a su hermana. No se estaba burlando, pero tampoco estaba tan sería, y era entendible. Su mejor amiga había despertado, y estaba bien; el único inonveniente, era que él, no estaba en ciertos recuerdos de la mujer que amaba. — Voy a estar bien, Holly. Debes pasar a verla — aconsejó el joven, pon
Ezekiel estaba levente consciente. Estaban subiendo a alguien a la ambulancia, mientras a él, lo sacaban de debajo de los escombros. Sus fuerzas no daban nada más, para mantener los ojos abiertos. Todo lo que lograba escuchar, era un zumbido, y luego gente corriendo de un lado para otro. Su esposa, siendo sostenida por su padre, mientras al parecer, gritaba e intentaba salir corriendo. Su rostro estaba empapado de lágrimas. Ella era hermosa, la más hermosa de las hadas, y él, un patán, que solo se ha dedicado a destruir su vida. Ella cayó de rodilla, y él no pudo evitar sentir desesperación de ir a abrazarla. Giró la cabeza para no verla, y cerró sus ojos. Simplemente los cerró. — ¿Quién fue el causante de esto? Quiero respuestas, ya — dijo Holly, caminando de un lado a otro. Tomó la cruel decisión de no ir al hospital, y quedarse en el lugar del incidente. Tomó la decisión de despedir a los hombres de su esposo, y contratar nuevos personales. Y tomó la decisión de hablar con sus
Ezekiel se mantenía sereno en la habitación. Aun recordaba el rostro de su esposa, pidiendo que lo salven. Esa no era la primera vez que se encontraba entre la vida y la muerte, pero ésta vez, confiaría en ella. Estaba claro, que sus enemigos estaban en su propia casa. La puerta comenzó a abrirse, por lo que su ilusión de ver a su mujer, se desvaneció en ese mismo instante. — Debería sentirme ofendido, de que no estés feliz de verme — manifestó su abuelo. En realidad, el anciano estaba decepcionado de que su nieto adoptivo, haya sobrevivido. Cuando lo adoptó, pensó en meterlo en el negocio, pero primero quiso amaestrarlo con las finanzas y manejo de empresas grandes; así también, darle a conocer los negocios oscuros. Sin embargo, no se imaginó que se mantendría firme, ante la lucha contra la trata de blanca. Buscó infinitas maneras de que se aleje, incluso buscarle esposa; pues, aunque no lo admita en voz alta, logró encariñarse con él, y sabía que su sentimiento era sincero. Lame
Ese día, ese momento, ese mismo instante, ellos hicieron un pacto. Estaba claro que la joven médica tenía un plan en mente, y lo llevaría a cabo junto con su esposo; sin embargo, el anciano no se dejaría atrapar fácilmente, y aunque el corazón del hombre se encuentre afligido por la realidad, que lo golpea, debía acabar con esta guerra. Quizás, la trata de blancas no se acabe con la muerte de la persona que más quiere, pero al menos, muchas mujeres y niños, caminarán tranquilas nuevamente a sus casas y disfrutarán de sus familias. Holly se encontraba saliendo de la casa de su madre, de ver a su hija. Una vez en el camino, un coche se interpuso en frente de ella, impidiéndole el paso. Ella no se inmutó, pues sabía que tarde o temprano eso pasaría. O ellos atrapaba a señor Dankworth, o él los atrapaba a ellos. simple. Apenas puso un pie fuera del coche, los hombres del anciano, la tomaron del cabello y la obligaron a entrar en el interior del otro automóvil. Cuando vio al anciano, el
La ansiedad de Raúl, crecía considerablemente, al no tener noticias de lo que estaba pasando. Su cuñado y su padre, no quisieron llevarlo, alegando de que debía quedarse alguien con su madre, y el más indicado, era él.Su celular comenzó a sonar, por lo que, al ver el nombre de Gina en la pantalla, rápidamente contesto.— No has venido hoy al hospital — musitó la mujer, con voz tímida. Raúl sabía que debía contarle la verdad de ellos dos, pero no se atrevía a hacerlo —. ¿Vendrás?— Me temo que hoy no podré ir a hacer compañía — respondió —. Me he quedado en la casa con mi madre, y mi sobrina.— Te he visto en mis recuerdos — confesó. El corazón del joven se paralizó por un segundo, antes de contestar.— ¿Me aventaste con algo en la cabeza? — inquirió.— Te estaba besando — susurró.La sonrisa que se formó en el rostro de Raúl, era imposible de ocultar, acompañado de sus ojos lagrimosos, fruto de la emoción de esa noticia.— Ocurrió — afirmó él.— Somos algo más, ¿verdad?— Sí.— Lo su
Todo parecía lejano, las luces no le permitían abrir con libertad los ojos, sumándole lo pesados que se sentían. El cuerpo parecía adolorido, sin embargo, no podía moverse con facilidad, además, tenía un tubo en la garganta y deseaba sacárselo.Ella quería gritar.Cuando sus ojos se abrieron, lo primero que vio, fue techo blanco, por lo que dedujo, que estaba en el hospital; y luego sus ojos, pasaron a las maquinas que estaban colocadas detrás de su cabeza y alrededores. Sus cejas fruncieron.» ¿Qué sucedió? «» ¿Cuánto tiempo estuve aquí? «Las preguntas ya comenzaban a darle dolor de cabeza, y su respiración comenzaba a ser irregular. Presionó repetidas veces el botón en sus manos, y finalmente, la enfermera apareció.Luego de largos minutos, ya estaba liberada de todos esos aparatos, y lo primero que hizo, apenas tuvo la oportunidad fue decir…— Eris.— Comunicaré a sus familiares, para que puedan traer a su hija — Ella asintió y cuando estaba a punto de marcharse, lo detuvo.— ¿Cu
Los preparativos para la boda habían comenzado. La emoción más notoria, venía por parte de Ezekiel. Él anhelaba desde hace mucho tiempo, poder darle, un matrimonio de ensueño a su esposa.Su amigo había llegado al país, y ahora, acompañado de su esposa y una bebé.— Estás muy emocionado, amigo — dijo, tocándole los hombros.— ¿Se nota mucho? — preguntó.Ciertamente, la ceremonia estaba a punto de comenzar, y la ansiedad e Ezekiel, crecía bastante. Enzo, al ser su padrino, y estar cerca de él, podía notarlo a la perfección, y no podía evitar burlarse cada cierto tiempo.— Bastante. Trata de quedarte quieto — respondió con una sonrisa.El sonido nupcial, hizo que Ezekiel levante la cabeza, y vea a su esposa en la entrada mismo. Aquel vestido, sencillo pero elegante, la hacía ver como una princesa de ensueños. Su vestido marcaba su silueta, que después de tener a Eris, se veía voluptuosa.Holly era hermosa. Brillaba con cada paso que daba y Ezekiel, se enamoraba un poco más.La ceremonia
Raúl se encontraba bastante nervioso. Había estado planeando esto con tanta anticipación, que temía que algo saliera mal. Holly lo observaba con ternura, y con una sonrisa dibujada en los labios.— Deja de hacer eso — pidió. El joven, tenía las mejillas levemente sonrojada.— ¿Qué cosas? — preguntó, su hermana mayor.— Sonreír como si fueras nuestra madre — manifestó.— No puedo evitarlo — respondió, poniéndose de pie y caminando hacia su cartera. De ella sacó una caja pequeña, borrada de cuero negro y se lo extendió —. Estoy orgullosa de ti. Te has convertido en un buen hombre.— ¿Crees que lo acepte?— Definitivamente, lo hará. Estás en la universidad, trabajas en la empresa más grande e importante del país, eres hijo del dueño, hermano de la directora del hospital más grande, cuñado de Dankworth; yo me casaría contigo — dijo riéndose —. No te preocupes. Ella te aceptará, no por eso, sino porque eres un buen hombre.— Gracias por estar aquí, Holly. Siempre estás.— Y siempre estaré