Es el fotograma congelado, sí, ese soy yo, el momento de voz en off de mi vida. Estoy a centímetros de Flynn McCord y, entre nosotros, hay un arcoíris de consoladores de primera línea importados de Europa. Las luces del techo brillan en el embalaje de plástico, iluminando cada falo que dejé caer sobre los pisos de madera restaurados. Y como si eso no fuera suficiente, una muestra de consolador de color púrpura neón aterrizó en la polvorienta bota de trabajo de Flynn, balanceándose suavemente por el movimiento.

Lo agarro, pero ya es demasiado tarde.

¿Huir del país y comenzar una nueva vida con un nombre falso es una opción para mí en este momento? Porque regístrate y llámame Pipetta.

Trago saliva y le lanzo una mirada de pánico a Flynn, que está allí de pie mirando... Bueno, como si acabara de vaciar una caja de consoladores sobre él.

—Bueno, ¡esta es una forma de presentarles mi línea de productos! — Me las arreglo para exclamar alegremente. Por un momento, me pregunto si puedo fingir