Un beso.

Oh Dios.

Qué caliente el beso.

Flynn.

El beso caliente con Flynn.

Durante doce horas completas, mi cerebro sólo puede balear sílabas sueltas.

Flynn me besó. Flynn prácticamente salió corriendo. No tengo idea de qué hacer con estos dos datos.

Por un lado, Flynn sale mucho con alguien. Pasamos una noche en la ciudad y él me acompañó a casa. Quizás la memoria muscular simplemente se hizo cargo. Fin de la fecha: hora de besarse.

Por otro lado, ese beso no lo sentí en piloto automático. Se sentía como un hombre que sabía lo que quería.

Y le habría dejado conseguirlo.

Toda la noche.

Dios mío, Piper. Enfoque . Ya llego tarde y voy corriendo por una calle lateral de Williamsburg para reunirme con Quinn en una reunión. Bebo lo último de mi café helado y dejo la taza en el bote de basura afuera del edificio, haciendo lo mejor que puedo para ordenarme antes de entrar en esta cosa todavía jadeando sobre la lengua de Flynn.

¡Su lengua!

—Piper—, Quinn se encuentra conmigo en el vestíbu