Una vez que hayamos recorrido el circuito completo de la feria y esté cargado de folletos, bolsos y muestras, es hora de que Flynn haga su entrega. Volvemos al camión.

—Sabes, ese Christian es un gran tipo—, dice alegremente Flynn, llevando la misma cantidad de bolsos y usando una gorra de béisbol promocional con 'Alpha Dog' estampado en rosa en el frente. —Está arreglando una cabaña en Poconos.

—Así que de eso estaban hablando ustedes dos—, sonrío, subiendo al asiento del pasajero. —Y ahí estaba yo, pensando que estaban intercambiando consejos del oficio.

—Bueno, tenemos mucho en común—, me envía Flynn con una sonrisa. —Ya que ambos pasamos todo el día trabajando con madera.

Resoplo de risa mientras él se pone al volante.

—¿Hacia dónde ahora?— Pregunto.

Él revisa su teléfono.

—No lejos. Y no acapares los pastelitos sucios—, añade, alejándose de la acera.

—¿'Striptease de fresa' o 'mejor que el caramelo salado sexual'?

—Sorpréndeme.

Conducimos hacia los suburbios y, pronto, Flynn se