Me levante muy temprano, me dirigí al baño, con mi bata de dormir y prepare mi tina para bañarme, con agua caliente y esencia a rosas como me gusta. Toque el pequeño timbre que se encuentra en mi habitación y la señora de los quehaceres del hogar llego, tras escuchar el sonido

-Quiero que por favor me prepares un café, negro sin azúcar, tal y cual como me gusta, con una pequeña tostada – le dije mientas encendía mi celular – y pídele al chofer que por favor prepare mi coche porque voy a salir

-Esta bien señorita, como usted lo quiera – respondió con un tono de voz adecuado y con la postura muy firme, porque algo de lo que siempre se percataba mi abuela, era de las posturas, si veía a alguien un poco encorvado, era súper seguro que lo corría de la mansión y se aseguraba de que no tuviera trabajo en ninguna otra mansión o quinta, ella en algunas cosas, era la copia exacta de mi abuelo, con un carácter fuerte.

-Mi hermano, llego a ¿dormir? – pregunte frunciendo el ceño, dejando de mira