Capítulo IV

Transcurrieron un poco más de tres horas en ese Restaurante lujoso donde Henry llevó a almorzar a su ahora empleada consentida.

Cada minuto que Tera pasaba compartiendo con Henry, más crecía el interés de ella por él. 

Y él, en secreto la deseaba más y mas.

Lo malo era que cuando Henry se sentía atraído por una mujer se convertía en su obsesión. Esa obsesión no era conveniente para Tera.

-Tera, Hablame un poco más de tus padres. Claro, Si quieres...

-Bueno, puedo decirte que eran los padres más consentidores, complacientes y comprensivos que jamás te pudieras imaginar. Eran perfectos, él único error que ellos tuvieron fue ser opositores a un gobierno que no tuvo piedad en asesinarlos-Dijo Tera con los ojos llorosos y la voz entrecortada... no pudo contener sus lágrimas.

Henry se quedó un rato pensativo, mientras cortaba y metía en su boca un trozo de carne. Masticaba la comida con gran prepotencia.

-Lo siento realmente Tera-dijo en un tono un tanto seco y parecía realmente no importarle en lo más mínimo ese asunto. 

Tera sintió algo que era real, él lo preguntaba pues sólo buscaba un tema de conversación, sentía que el jugaba a querer conocerla.

-No te preocupes Henry, debo aprender a vivir con este dolor de no tenerlos.

-Cambiemos de tema. No quiero que te entristescas, yo sólo quería saber  con detalles lo sucedido a tus padres. Hablaremos de eso cuando te sientas preparada, si lo deseas.

-Disculpame un momento por favor-

En ese justo momento Henry atendió una llamada que al parecer no podía esperar. Pues tenía el teléfono silenciado y sin embargo se levantó, dirigiendose a la terraza del restaurante, en un sitio donde nadie podía escucharlo y tres minutos después se regresó muy molesto.

Tera se quedó sorprendida pues nunca lo había visto que se pusiera de esa manera. Aunque ya le habían advertido de su carácter, su actitud no dejó de sorprenderla.

Al parecer le dieron una mala noticia, algo lo hizo salir de sus casillas. Esta vez ni la miró al dirigirse a ella y le dijo en tono muy molesto -Debemos irnos, tengo unos asuntos muy importantes los cuales debo atender a la brevedad.

-Si necesitas que te ayude en algo estoy a tus órdenes- Dijo entre dudosa y nerviosa.

-Gracias Tera, pero este asunto debo atenderlo yo personalmente.

A Tera le pareció todo confuso y extraño, no entendía nada. Respiró profundo y trató de que su jefe no la contagiara con su humor.

En la casa de modas, Tera no perdía tiempo, ya comenzaba a conocer poco a poco al personal de "La Dame Rose" y era frecuente verla salir de su oficina y socializar con los demás empleados.

-Te recomiendo que como asistente personal del Sr. Henry te mantengas en tu puesto de trabajo y por seguridad de todos no hagas  amistadas en este lugar-dijo Emma con una voz tajante y seria.

Acostumbraba a aparecer de la nada, supervisando cada espacio de la casa de modas.

-Ok Srta. Emma muchas gracias, disculpe usted, así lo haré -dijo Tera un poco asombrada pues era extraño que no se le permitieran hablar con el resto del personal.

"Será este el precio que debo pagar por tantos lujos y comodidad hacia mi persona"- pensó Tera muy triste pues ella quería conocer nuevas amistades pero también pensó que Emma tenía razón, ese no era un sitio para conocer personas.

Ese día fue a la universidad un poco más tarde que de costumbre pues se había quedado atendiendo unos asuntos que le encargó Henry. Se cambió la ropa, se puso cómoda y estando en la universidad se veía  más distraída que otras veces,  tratando de entender su trabajo.

-Hoy estuviste muy distraída Tera...dime qué te sucede, te conozco y sabes que puedes contar conmigo para lo que necesite, incluso para desahogarte- dijo la profesora Melissa en tono muy amigable.

-Gracias profesora Melissa, por estar allí para escucharme.

-Adelante, cuéntame...

-Este empleo me tiene muy confundida, no sé aún exactamente mis funciones. Me han prohibido hasta socializar y tener comunicación con el resto del personal.

-Hay lugares que se rigen por esas normas Tera, no debes sentirte mal por eso, es solo tu trabajo y te pagan por hacerlo. Entonces ve y sólo has lo que se te pide, si es un trabajo decente   y estas cómoda sólo has lo que debes hacer.

-Me parece un gran consejo Melissa, tienes toda la razón. No me pagaran por socializar sino por hacer mi trabajo.

Tera lo dijo y parecía en eso momento  que estaba convencida,  tanto Emma como Melissa tenían razón.

Al día siguiente se presentó a la hora prevista en su lugar de trabajo y ya a las 8 a.m. estaba perfectamente arreglada para la ocasión. Se dirigió a su oficina y no se había percatado de que su jefe había llegado desde mucho más temprano que ella.

-¡Buenos días Henry!-dijo con un tono muy alegre y con una gran sonrisa.

-Buenos días Tera- contestó Henry secamente, cortándole la sonrisa-Toma asiento por favor.

Tera se quedó paralizada pensando en lo que pasaría esta vez. Se preocupó mucho porque él se dirigió a ella en un tono en el que nunca antes le había hablado, es que ni sonrió al verla.

"Esto debe ser Cuestión de acostumbrarme, sólo tomará unos días adaptarme". Pensó Tera.

Se sentó frente a ese hombre que era su jefe y a quien tenía que aprender a conocer. Ella deseaba conocerlo muy bien.

-Necesito que aprendas a escuchar las órdenes que se te dan y hagas exactamente lo que se te pide. Te pedí que los asuntos, TODOS, los atendieras desde tu oficina, ese es tu lugar, ese es tu sitio. Es todo, puedes retirarte.

-Ok Henry, permiso-dijo muy apenada y sintiéndose como una indefensa niña.

Mientras se disponía a dirigirse a la oficina. Henry  la llamó y ella enseguida se detuvo para saber lo que quería. Giró y le preguntó con mucho respeto.

-Digame, Henry.

-Tera, tú.... ¿sabes bailar?.  

-Si, por supuesto desde pequeña pertenecí a las mejores academias de bailes de mi país y en mi adolescencia practiqué Pole Dance hasta hace poco.

Henry no pudo disimular lo feliz que lo hacía saber que su asistente aparte de hermosa sabía bailar en el "tubo". Esa dama era un sueño. Deseo en ese mismo instante verla bailar.

Se la imagino en ropa muy sexy. Tal vez unas mallas negras, en tacones...

"Evitaré imaginarme estás cosas de momento" Pensó Henry.

Él no podía esperar verla hacer eso. Desde ese instante se volvió más obsesivo con ella.

Tera no entendía nada, ni el por qué de su pregunta.

-Cuando salga de unos asuntos en los que he estado ocupado te voy a dar algunas órdenes para que las cumplas a cabalidad, si de verdad deseas mantener tu trabajo. Si aceptas hacerlo y mejoras cada día, se te doblará el sueldo.

El sueldo de Tera ya era realmente exorbitante, unos €15.000 mensuales ella no podía imaginar que haciendo lo que él le pidiera ganaría muchísimo más.

En el fondo de su corazón Tera deseaba que no fuese una propuesta indecorosa lo que le pediría su jefe, pues no estaba segura de aceptarlo.

Ella se dirigió a su oficina y se sentó en su puesto pensando en lo que acababan de conversar.

Mientras pensaba, viendo hacia la nada, nuevamente la comía la curiosidad de saber lo que había detrás de cada una de esas puertas y disimuladamente busco por toda la oficina las llaves para matar su curiosidad pues vivía muy nerviosa por el misterio que desprendían ambas puertas y lo raro de la respuesta de Henry cuando ella le preguntó lo que había detrás de ellas. Seguía los días buscando disimuladamente la manera de abrir esas puertas y saber la verdad  porque tenía una corazonada o un mal presentimiento.

"De alguna manera debo abrir esas puertas, yo no puedo esperar que Henry las abra y me las muestre. Si es algo malo lo que está allí atrás no estaré un día más aquí" pensó Tera.

De pronto sus pensamientos se vieron interrumpidos por su jefe tocando la puerta dos veces seguidas y abriendo la puerta sin esperar que ella le respondiera.

Casi pega del techo del susto que le dió Henry, al abrir la puerta de un sopetón.

"Supongo que él puede hacer lo que quiera, hasta el punto de no tener educación, pues es su oficina". Pensó Tera mordiéndose la lengua para no reclamarle.

Se dió cuenta que debía ser muy cautelosa.

-Te he traído un postre y un café como te gusta para que te relajes un rato. No compartiré contigo pues tengo algunos asuntos que resolver en este momento. Tú relajate y disfruta del postre.

-Muchas gracias Henry de verdad eres un encanto. 

-Tranquila, lo hago con el mayor de los aprecios hacia ti. 

- Nos vemos más tarde.

-Cualquier cosa que necesite no dude en llamarme.

-Asi será bella, no lo pongas en duda. Salió de la oficina guiñendole un ojo.

Henry se dirigió a su oficina y abrió su Macbook, la cual tenía de un lado de su escritorio...la encendió.

Al cabo de unos minutos Henry, observaba a Tera mientras comía el postre que él acababa de llevarle...hizo zoom y en su obsesión miraba detalladamente como metía en su boca cada pedazo de dulce. 

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