~Alessandra~ Cuando los médicos me felicitaron porque iba a dar a luz a los primeros gemelos del alfa, sufrí un ataque de ansiedad. No fue por la noticia en sí, sino por la idea de que mi marido no regresara vivo de Illinois. Recibí asistencia inmediata mientras Giselle preparaba uno de sus tónicos para ayudarme a dormir. Antes de eso, me recordó que estos nueve meses serían un constante sube y baja emocional. Debía tener presente que mi estado de ánimo afectaría a mis hijos. Confieso que me asusté, y lo primero que pensé al observar la ecografía fue que no sería capaz de hacerlo bien. Pero Giselle intervino una vez más, explicándome que al ser hijos de un alfa siempre había una pequeña posibilidad de que en mi primer embarazo fuesen gemelos. Que no me preocupara, todos en la manada estarían dispuestos a ayudarnos. Me recomendó apoyarme en Matías, pues su calor, su fuerza como alfa y el vínculo que nos une favorecerían el desarrollo de nuestros hijos. Luego de los últimos acontecim
~Samantha~ Hoy cumpliré la mayoría de edad, y será un acontecimiento especial porque conoceré a mi loba a media noche. Algo que me tiene inquieta, pues he presenciado la primera transformación de mi hermano Marc y de muchos otros; aunque papá y Marc me han dicho que llegará un momento en el que me acostumbraré, solo entonces dejará de doler. Tal día como hoy, mi corazón se mantiene dividido por el recuerdo del fallecimiento de mis padres biológicos. No significa que no esté agradecida con todo lo que la vida me ha brindado estos dieciocho años, por haber crecido junto a Callum, Sharon y mi hermano Marc; ellos son geniales. Más no puedo evitar pensar, que si no hubiera nacido Tyler y Camille seguirían con vida. –¿Puedo pasar? –preguntaron desde la puerta de mi habitación. –Mamá, no te había oído; por favor, adelante –respondí sentándome en mi cama. –Algo te aflige, puedo sentirlo ¿qué sucede? –preguntó tomando asiento junto a mí. –Recordaba las historias que me habéis contado sob
~Nikolay~ Fui nombrado alfa hace veinte años; actualmente mi edad es de treinta y ocho. Después de ver morir a mi hermana Alisa, me convertí en una persona apática. Me sentí un fraude al no poder salvarla y. obviamente, me culpé de su muerte. En mi trigésimo cumpleaños, obedeciendo a mi padre, inicié mi periplo en busca de mi luna antes de relevar a papá en su cargo como líder. Pero no conté con que recibiría una llamada angustiada de Alexey, mi beta, dándome la peor noticia de todas; habían asesinado a mi padre. Una manada que decidió tomarse la libertad de atacar mi pueblo. Papá pereció en dicha batalla con honor, tras salvar a nuestra gente. En su despedida, prometí que vengaría su muerte. Así que recabamos información de la manada que lo asesinó, les di caza y, ante los ojos de su alfa, erradiqué a toda su gente y luego lo maté de la misma manera que él lo había hecho con mi padre. Le arranqué miembro a miembro, así quien fuese conocedor de mi venganza pensará dos veces causar d
~Matías~Ya había iniciado la boda de tío Nikolay y Accalia, cuando vi que papá se apartaba de la ceremonia para tomar una llamada. Al principio no le di importancia, pero en cuanto lo vi palidecer y enmudecer, me acerqué de inmediato y hablé por él al teléfono.—¿Hola? ¿Sigues ahí, Scott?—Derrik, soy Matías. ¿Qué está pasando?—Debes regresar cuanto antes, pero te adelanto que lo que verás al llegar no te va a gustar —respondió.—Explícate, por favor —supliqué.—Jess tuvo una premonición que no trae nada bueno. Llamé a Christian, pero cuando no tomó la llamada me preocupé; los chicos y yo nos acercamos de inmediato a Luz de Luna. Me temo que... llegamos tarde para poder salvarlos a todos; lo lamento, hermano. Se trata de una mujer, una bruja parece, con una peculiar manera de cobrarse la vida de sus víctimas.—¿Qué quieres decir con eso? —cuestioné.—Los ha dejado irreconocibles. A simple vista, pudimos ver que absorbió no solo la energía, sino también el alma de cada cuerpo —contes
~Matías~Inquieto, tratando de mantener las apariencias, me hallaba en nuestros vehículos de regreso al pueblo. Mi corazón, agitado, latía sin descanso, mi respiración se volvía pesada, sudores fríos descendían por mi rostro, y las voces a mi alrededor se tornaban todas distantes. No me juzguen, pero mis pensamientos solo están con ella y mis pequeños en este momento. Ansío verlos y saber que se encuentran bien con mis propios ojos.—Papá —articulé, manteniendo la vista fija al frente.—Dime, ¿qué necesitas? —respondió.—Reúne a todos los brujos del pueblo, debemos eliminar esta amenaza lo antes posible —contesté.—Ahora mismo contactaré con ellos, pero... hijo, debemos pedir respaldo al resto de las manadas; necesitamos su ayuda.Me negué, aun sintiendo que algo se escapaba de mi conocimiento.—No, ni hablar. No puedo condenarlos a tener la misma desventura que se cierne sobre nosotros; ya tenemos a los Colmillo Blanco y Estrella Lunar de nuestro lado, pero no me siento capaz de sopo
~Nikolay~Llegando a casa, actuamos rápido. Los chicos bajaron a Matías de mi lobo para que pudiera caminar nuevamente sobre mis piernas y pedir ayuda.–¡Ayuda!–grité en cuanto cargué a mi sobrino en brazos. Jared, Derrik, Adriano y Scott salieron de inmediato, este último poniéndose a mi lado en cuestión de segundos.–¿Qué diablos ha pasado? –preguntó Scott, cogiendo a Matías en brazos.–Fue emboscado por una niebla negra –respondí.–La bruja –masculló Adriano.–¿Qué bruja? –pregunté, confundido.–Es una larga historia. Seguro te pondrás al día pronto. Vayamos adentro; los brujos deben averiguar lo qué le ha enfermado –dijo Derrik.~Scott~ Siguiendo las indicaciones de Nana Rose, llevé a mi hijo escaleras arriba. George me esperaba junto a esa hechicera que parece no apartarse de él. No me había dado cuenta, pero tras de mí subían Eloy, Derrik y Adriano.–Muchachos, tráiganlo por aquí. Necesito ver qué le ha provocado esto –dijo Nana Rose. Entrando en la habitación frente a la de Ch
~Fabricio Santoro~Nunca me he considerado un hombre paciente, en absoluto, y mucho menos cuando se trata de lidiar con una mujer. La gente puede definirme como quisquilloso, arisco, petulante, embustero y malintencionado. ¿Me importan sus opiniones sobre mi persona? Para nada.Desde muy pequeño, siempre quise un lugar en mi manada Luna Oscura; después de todo, ¡soy el hijo de un alfa! Pero, maldición, ¿por qué no puedo tener todo lo que deseo? Y por si fuera poco, mi hermano, el gran Angelo, parece que me ha arrebatado todo aquello que yo ansiaba.Me marché en busca de un lugar adecuado para mí, donde pudiera encajar. No pasó mucho tiempo hasta que entré como nuevo miembro del tan temido "Consejo de Alfas". Con el curso del tiempo, me llegó la noticia de que Angelo pereció en batalla, lo cual me hizo sentir dichoso; su mujer había fallecido antes. Solo quedó mi sobrino Ernesto, muy parecido a mí, pero igual de mentecato que su padre. Confabulamos uniendo nuestras fuerzas, y el muy id
~Matías~ Retrocedamos... Por una breve temporada, pensamos que todo había acabado; que algo más había atraído la atención de la bruja y por ello se había marchado. Pero nos equivocamos. Las sombras tomaron su lugar, poseyendo los cuerpos sin vida de nuestros muertos. —¡Cuidado! —gritó Brent. Nos reagrupamos formando un círculo, uniendo nuestras espaldas para protegernos, mientras otros formaban una muralla a nuestro alrededor, impidiendo así que nuestro enemigo avanzara. Nos superaban en número, y fuimos acorralados, obligándonos a devolver el ataque. Dagas en mano, destrozamos los cuerpos que usaban. De repente, un grito desgarrador captó mi atención. Era Matthew, doblegado mientras se resistía, intentando impedir que le partieran el cuello. Eloy y yo acudimos a auxiliarlo. Marc, alfa de Carolina del Norte, y Stephan, beta de Derrik, nos ayudaron a salvarlo. Tomé a Matthew de la mano y él se puso en pie. Mis fuerzas cedieron y todo me daba vueltas, reviviendo la primera vez que