~Matías~Inquieto, tratando de mantener las apariencias, me hallaba en nuestros vehículos de regreso al pueblo. Mi corazón, agitado, latía sin descanso, mi respiración se volvía pesada, sudores fríos descendían por mi rostro, y las voces a mi alrededor se tornaban todas distantes. No me juzguen, pero mis pensamientos solo están con ella y mis pequeños en este momento. Ansío verlos y saber que se encuentran bien con mis propios ojos.—Papá —articulé, manteniendo la vista fija al frente.—Dime, ¿qué necesitas? —respondió.—Reúne a todos los brujos del pueblo, debemos eliminar esta amenaza lo antes posible —contesté.—Ahora mismo contactaré con ellos, pero... hijo, debemos pedir respaldo al resto de las manadas; necesitamos su ayuda.Me negué, aun sintiendo que algo se escapaba de mi conocimiento.—No, ni hablar. No puedo condenarlos a tener la misma desventura que se cierne sobre nosotros; ya tenemos a los Colmillo Blanco y Estrella Lunar de nuestro lado, pero no me siento capaz de sopo
~Nikolay~Llegando a casa, actuamos rápido. Los chicos bajaron a Matías de mi lobo para que pudiera caminar nuevamente sobre mis piernas y pedir ayuda.–¡Ayuda!–grité en cuanto cargué a mi sobrino en brazos. Jared, Derrik, Adriano y Scott salieron de inmediato, este último poniéndose a mi lado en cuestión de segundos.–¿Qué diablos ha pasado? –preguntó Scott, cogiendo a Matías en brazos.–Fue emboscado por una niebla negra –respondí.–La bruja –masculló Adriano.–¿Qué bruja? –pregunté, confundido.–Es una larga historia. Seguro te pondrás al día pronto. Vayamos adentro; los brujos deben averiguar lo qué le ha enfermado –dijo Derrik.~Scott~ Siguiendo las indicaciones de Nana Rose, llevé a mi hijo escaleras arriba. George me esperaba junto a esa hechicera que parece no apartarse de él. No me había dado cuenta, pero tras de mí subían Eloy, Derrik y Adriano.–Muchachos, tráiganlo por aquí. Necesito ver qué le ha provocado esto –dijo Nana Rose. Entrando en la habitación frente a la de Ch
~Fabricio Santoro~Nunca me he considerado un hombre paciente, en absoluto, y mucho menos cuando se trata de lidiar con una mujer. La gente puede definirme como quisquilloso, arisco, petulante, embustero y malintencionado. ¿Me importan sus opiniones sobre mi persona? Para nada.Desde muy pequeño, siempre quise un lugar en mi manada Luna Oscura; después de todo, ¡soy el hijo de un alfa! Pero, maldición, ¿por qué no puedo tener todo lo que deseo? Y por si fuera poco, mi hermano, el gran Angelo, parece que me ha arrebatado todo aquello que yo ansiaba.Me marché en busca de un lugar adecuado para mí, donde pudiera encajar. No pasó mucho tiempo hasta que entré como nuevo miembro del tan temido "Consejo de Alfas". Con el curso del tiempo, me llegó la noticia de que Angelo pereció en batalla, lo cual me hizo sentir dichoso; su mujer había fallecido antes. Solo quedó mi sobrino Ernesto, muy parecido a mí, pero igual de mentecato que su padre. Confabulamos uniendo nuestras fuerzas, y el muy id
~Matías~ Retrocedamos... Por una breve temporada, pensamos que todo había acabado; que algo más había atraído la atención de la bruja y por ello se había marchado. Pero nos equivocamos. Las sombras tomaron su lugar, poseyendo los cuerpos sin vida de nuestros muertos. —¡Cuidado! —gritó Brent. Nos reagrupamos formando un círculo, uniendo nuestras espaldas para protegernos, mientras otros formaban una muralla a nuestro alrededor, impidiendo así que nuestro enemigo avanzara. Nos superaban en número, y fuimos acorralados, obligándonos a devolver el ataque. Dagas en mano, destrozamos los cuerpos que usaban. De repente, un grito desgarrador captó mi atención. Era Matthew, doblegado mientras se resistía, intentando impedir que le partieran el cuello. Eloy y yo acudimos a auxiliarlo. Marc, alfa de Carolina del Norte, y Stephan, beta de Derrik, nos ayudaron a salvarlo. Tomé a Matthew de la mano y él se puso en pie. Mis fuerzas cedieron y todo me daba vueltas, reviviendo la primera vez que
~Matías~ Como ha estado en calma, quisimos aprovechar la ocasión para desconectar. Algunos de nosotros, como Derrik, Ada, Jess, Stephan, Ezequiel y Paula, decidimos pasar unas semanas en la casa del bosque. Con las primeras luces del día, la sentí removerse sobre mi pecho, emitiendo pequeños aullidos lastimeros, como si algo la hubiese asustado. Así que la desperté con suavidad. –Amor, estoy aquí. Todo está bien –dije acariciando su mejilla. Ella guardó silencio y procuraba evadir mi mirada; la tomé de la quijada y me encontré con sus ojos tristes–. Sé que algo te sucede. ¿Por qué llorabas? Sabes que puedes contármelo. –Lo sé, pero no es nada, no tiene importancia –respondió, escondiéndose en mi pecho como una niña atemorizada. Levanté su quijada y le dije: –Tu sueño te ha hecho llorar, y eso lo hace importante para mí. –Está bien, es... esa mujer. Soñé que me arrebataba a los bebés de mis brazos; luego los mataba a ellos y a ti por intentar detenerla –volvió a ocultarse en mi
~Christian~ Antaño, hubo una manada asentada en Seattle. No eran felices, pues eran atormentados por su alfa, Jacob Weston; un hombre déspota, violento e irascible que nunca estaba contento con nada. Jacob estaba casado con la mujer más hermosa de la aldea; habían tenido dos hijos, el pequeño Kaleb y el mayor, Justin Weston. Justin acababa de cumplir 14 años, y su padre ya le había informado que, a esa edad, partiría a un internado donde acudían, si no todos, la mayoría de los futuros alfas de todas las manadas del mundo. El joven no estaba contento con la decisión que se había tomado; sabía de los arranques de su padre, dominado por sus instintos, cuando los golpeaba, y temía por la vida de su hermanito y su madre. Así que, por primera vez, se enfrentó a su padre, Jacob, negándose a lo que le pedía. Este le dio una advertencia: —Eres un desagradecido. Ahora escúchame bien: o cumples con la orden que te he dado, o mis guardias te llevarán a las celdas, y a la medianoche serás sacr
~Matías~Alessandra hoy cumple cinco meses de embarazo, y a su madre, Anna, le queda un mes para dar a luz. Según me ha contado Adriano, decidieron no preguntar por el sexo de los bebés; quieren que sea una sorpresa hasta para ellos.En nuestro caso, lo sabremos en las próximas horas. Dado lo poco que falta para recibir a los hermanos de mi esposa, Adriano me ha pedido algo de ayuda para preparar la habitación que queda junto a la de ellos.Al principio, tuvimos un desacuerdo con las chicas a causa de la elección de colores para las paredes. Viendo que no llegábamos a ningún acuerdo, se hizo una votación y, por mayoría, escogimos el verde manzana. Ellas se han quedado en el salón con una película romántica y se han aprovisionado bien de picoteo.Actualizándolos en información, extrañamente no hemos sabido nada en estos meses de esa bruja. Lo que sí hemos sabido es que la antigua manada de Adriano fue disuelta; fueron abandonados a su suerte.Muchos de sus miembros han venido a hablar
~Matías~Ayer fuimos a comprobar que todo con nuestros bebés estaba bien. Y así ha sido: están sanos y muy fuertes. Cuando supimos el sexo de ambos, nos deshicimos en lágrimas como dos magdalenas: ¡serán dos hermosas princesas!Estoy orgulloso de mi esposa por el gran trabajo que está haciendo; así que quise dedicarle tiempo solamente para ella. Nos hemos aislado un día entero en la cabaña del bosque. He dejado la manada en las mejores manos, las de Christian y Connor.—No te muevas, en un segundo estaré a tu lado para ayudarte a bajar del coche —dije dando la vuelta a la camioneta con rapidez.—Gracias, eres mi héroe. No me puedo ni mover; esta espalda me está matando —respondió en tono cansado.—Recuéstate en el sillón. Entraré nuestras cosas; no tardaré —respondí, entrando junto a ella en la casa.~Eloy~En ocasiones, tengo la ligera impresión de que la vida me la tiene jurada desde antes de nacer. No conocí a mamá, porque literalmente hubo que abrirla para poder sacarme de su vien