Pandora – recuerdos:
− Anda, no puedes decir que algo no te gusta si no lo has probado – me desafiaba Alejandro− Ni lo haréCon Alejandro habíamos estado saliendo por unos días y estaba tratando de convencerme para llevarme a dar un salto bungee, esos que te atan los tobillos a una cuerda elástica y te tiras de un puente para quedar colgado boca abajo meciéndote en la total nada.− Eres una cobarde, te creía más valiente y aventurera para probar cosas nuevas –− Pues fíjate que no – reí− ¿Entonces no me probarías a mí?− ¡Que!, ¿a qué te refieres?Se acercó a mí y me tomó por la cintura. Lo miré con los ojos grandes, en realidad no sabía bien que esperar. Él siempre estaba haciendo bromas, pePandora:Tenerlo en la sala de mi casa, descalzo con la camisa por fuera, tirado en el sofá bebiendo una cerveza, fue mucho para mí. Mi corazón se agitaba con cada movimiento suyo y mi pelvis se humedeció cuando se pasó el dedo por sus labios mientras me clavaba los ojos. Me sonrojé y bajé mi mirada− Uff, como extrañaba ese rojo tuyo –− Anda, Ramiro, no seas tonto –− Voy al baño –Al levantarse y observarlo moverse suspiré, creo que me escuchó, porque se detuvo y me miró con esa mirada centellante que lo caracterizaba. No pude evitar llevar mi lengua por el borde del pico de la botella mientras lo miraba fijamente. Creo que en ese momento lo desnudé con la mirada. Ahora el que se sonrojaba era él. Me dio la espalda y se metió en el baño. Me pasé la mano po
Pandora:La noche fue extremadamente larga, hacía muchísimos años que no lloraba por un hombre, casualmente era había sido por Ramiro. Logré hacer mi vida sin incluirlo para nada, y ahora caía a trastocar todo mi mundo. A duras penas me senté en la cama, tomé mi teléfono y le mandé un mensaje a Sofía de que no iría hoy a la oficina, que estaba un poco con gripe y me sentía mal. Aprovecharía que estábamos a viernes para tomarme todo el fin de semana para descansar y sobre todo ordenar mis ideas. Temí salir del dormitorio, no sabía cómo enfrentarme a él. No quería herirle, pero, sobre todo, no quería seguir hiriéndome a mí misma. Puse atención pero no escuché ningún sonido proveniente de la sala. Seguramente seguiría durmiendo. Me recosté y trat&
Pandora:Jamás me había pasado de estar teniendo sexo con un hombre y nombrar a otro, para males de colmo, alguien con quien nunca tuve. Eso hizo que me muriera de vergüenza, Emanuel no se merecía eso, tenía razón en lo que lo nuestro no prosperaría, nada más lejano a mi intención, pero era tan dulce que me sentí una porquería.No pude evitarlo, pues con cada beso soñaba con Ramiro, esto me está volviendo loca. Pero no quiero dejar mi libertad de lado, no quiero cambiar mi vida por él ni por nadie.Estaba muy absorta en mis pensamientos cuando Andrea irrumpió en mi oficina− Andrea, ¿qué haces aquí? – le pregunté sorprendida− Tú y yo saldremos de compras – se acercó y me dio un beso en la mejilla− ¿Motivo?− ¿Y te
Pandora:Durante el viaje a la chacra de sus padres, me detuve varias veces para dar la vuelta y volver a mi zona de confort. Pero alguna extraña fuerza me impulsaba a seguir. Hasta que, casi sin darme cuenta, estaba en la puerta.Oficiando de una especie de portero estaba Joaquín, su padre.− Pandora, tesoro. Que agradable sorpresa. Ramiro morirá de felicidad cuando te vea - Dijo mientras me estrujaba en un afectuoso abrazo, como era su costumbre.− Joaquín, siempre es un placer verte.− Mi vida, entra y búscalo, yo tengo que quedarme por aquíSin mediar más palabras, entré. Había mucha gente, muchísima en realidad. Pero lo pude divisar a lo lejos. Hablaba amablemente con Saúl. Decidí no interrumpir. Así que me escabullí hasta la cocina, donde me encontré con su madre.Quien sonr
Narrador:El cumpleaños de Ramiro había sido muy intenso para ambos. Él estaba dispuesto a lanzarse con todo para lograr su objetivo con Pandora, mientras ella se iba confundiendo más y más. En todos los años que habían pasado, y sobre todo estos últimos 2 de lejanía total, le dieron a pensar que sus sentimientos para con él se apagaron, pero desde su reencuentro, la situación era cada vez más intensa. No podía dejar de pensar en él.Se habían ido los 3 a casa de Apolo.− Pan, tu dormitorio está intacto, pues los mellizos duermen donde era mi dormitorio y nosotros en el principal.− Gracias, bajaré un bolso que Andrea me preparó, del coche. Voy a dormir que estoy muerta. Los quiero, que descansenPandora se dirigió a su antiguo dormitorio. Pero antes se dio un largo ba
Narrador:Aquel día lo único que pasó entre ellos fueron los besos que se debía, pero Apolo tuvo que interrumpir o Ramiro perdería su vuelo.Pandora volvió la cuidad y a la actividad normal. Ya habían pasado un par de semanas. Propuestas de hombres de todo tipo no le faltaton, pero pudo aceptar ninguna.Ese día había ido a casa temprano, estaba cansada. Andrea la llamó− Pan, compré algo de comer y voy a tu casa− Estoy cansada, Andrea− No me interesa, voy igualPandora dejó escapar un largo suspiro. Su teléfono sonó otra vez.− Marcos, que lindo, ¿cómo estás?− Hola, Pandora, bien ¿y tú, cariño?− Ahora que hablo contigo mejor –− Perdona que no te llamara antes, pero esto es una locura, n
Pandora: Mi nombre es Pandora Ferrari, ¡sí ya sé!, un poco extraño para la época, pero mi madre, quién es un poco loca, está coladísima por la mitología griega y todas estas porquerías místicas, fíjense que a mi hermano gemelo lo llamó Apolo. Aunque para quedar bien con la familia de mi padre nos castigó con dos nombres bíblicos, a mí María y a mi hermano José, así que somos María Pandora y José Apolo. No combinan en lo absoluto y rozan la ridiculez. Obviamente toda la vida fuimos conocidos como María y José, los hermanos Ferrari, así era más fácil poder sobrellevarlo, sobre todo en nuestra época de la preparatoria. Es que allí los críos son muy crueles. Cuando la estamos cursando creemos que nos llevaremos el mundo por delante, y que lo que pase durante ese período será para el resto de nuestras vidas. Pero créanme que nada que ver. Hoy veo a los “populares” de la época y dan p
Narrador: Ya era muy entrada la noche y Pandora aún se encontraba en la Agencia dando los últimos toques de gracia de un contrato millonario con una prestigiosa marca de refrescos.− Pandora, ¿aún estás aquí? – le preguntó Sofía, su secretaria− Si, Sofí, aún estoy trabajando en el contrato –− Me quedo y te ayudo− No, tesoro, ve a casa. Seguro tu marido ya llegó y te espera ansioso. Ya sabes que soy adicta al trabajo –− Ok, si me necesitas llámame - le dio un beso en la mejilla.Pandora estaba tan absorta metida en el papeleo que ni levantó la cabeza para despedirse de la joven. Su móvil vibró insistentemente, señal de que colgaban y volvían a llamar, lo miró de reojo un par de veces antes de cogerlo para ver quién era. En la pantalla iluminada aparecía el nombre de APOLO. Suspiró, seguro era algo importante, sino no la llamaría y se limitaría solamente a enviarle un mensaje. A regañadientes respondió.- Apolo realmente e