Ramiro – recuerdos:
− Ramiro, hay una joven en el salón que pregunta por ti – dijo Saúl al irme a buscar al gimnasio− ¡Pandora! – y solté las mancuernas− No, no es Pandora, me dijo que era Valeria –− ¿Valeria?− Si, así me dijo que se llamaba− ¡Mierda!, lo había olvidado, el examen de ADN− ¡Ah!, ¿esta es la chica?− Si, solo reza para que yo no sea el padre –Salí corriendo para el salón principal. Al acercarme pude verla sentada en uno de los sofá. Parecía muy diferente a la Valeria que conocía. Esa chica desinhibida que se llevaba a todo el mundo por delante y que tomaba lo que quería, estaba muy lejos de ese salón, la chica que estaba sentada allí era tímida y llena de miedos. MePandora – recuerdos:Aquella experiencia sexual con Marcos había trastocado toda mi vida, todos mis principios. Ramiro había sido mi objetivo principal, hasta aquel nefasto día…Otra vez el timbre me sacaba de mis estudios, parecía que todo el mundo sabía cuándo estaba sola en casa y le gustaba venir.Al abrir la puerta casi me desmayo− Ramiro, ¿qué haces aquí? – dije sin salir de mi asombro ante su presencia en el pórtico de mi casa− Pandora, ¿puedo entrar?, necesito hablar contigo− Sí, por supuesto, entra – me aparté de la puerta y le dejé entrarCerré la puerta y al darme vuelta lo primero que hizo fue abrazarme con fuerza. Enterró sus labios en mi cuello y lo besó. Yo no atinaba a hacer nada, ni siquiera abrazarlo. Creí escuchar
Pandora – recuerdos:Luego de hablar durante varias horas con Ramiro, logramos tranquilizarnos y llegamos a la conclusión que, ya que debía casarse con ella, al menos no nos haríamos más daño y seríamos − Debo irme –− Ok – Se acercó tanto a mí que podía sentir su respiración en mis labios – Ramiro, no… -− ¡No, claro que no! – entonces besó la punta de mi nariz, tomó mi mano y, otra vez, besó el dorso de mi muñeca− Vas a tener que decirme porque tienes esa fascinación por el dorso de mi muñeca− Algún día – y sonrió por primera vez desde que lo encontré en la puerta de mi casa. Me abrazó con fuerza y olió mi cabello – nunca voy a olvidar este olor− Espero que no lo hag
Narrador – recuerdos:Desde la boda de Ramiro y Valeria habían pasado unos meses. Lautaro había nacido, pero Ramiro no había estado presente como prometió. Es que el futbol español no era tan flexible como el nacional. Así que tuvo que esperar al final del torneo para poder viajar.− Joder, Apolo, de verdad no quiero llevarme a Valeria, pero debo hacerlo, así que ya no me mires con esa cara…− ¿Esa cara?, ¿me lo dices a mí?, recuerda que soy el que te aguanté todo este tiempo llorando al teléfono por haberte casado con ella y haber dejado pasar la oportunidad con mi hermana – respondió mientras cargaba las valijas en el baúl de su auto – me arrastras en la madrugada para que te venga a buscar al aeropuerto para que no se enteren en casa de tu esposa que has llegado aún – cerr
Narrador – recuerdos:Ramiro se había llevado a Valeria y Lautaro con él a Europa, obviamente la convivencia no estaba siendo nada fácil. Pues la chica se había convertido en la típica mujer compradora compulsiva y muy gastadora. Viva en la calle viendo en que gastar el dinero que ganaba Ramiro.Por su lado Pandora estaba ya cargando sus bolsos al coche de Marcos, quien la llevaría a la Universidad. Estaba muy emocionada, empezaba su vida independiente, para su suerte Apolo no había querido ir a la misma Universidad, eso le daba más libertad aún. En la puerta se abrazó de sus padres quienes, con lágrimas en los ojos, la despidieron. Se acercó a su hermano− Apolo…− Pan, ¡mierda, voy a extrañarte un montón!− Solo tengo palabras de agradecimiento para ti, me has apoyado siempre
Pandora – recuerdos:Tanto mi padre como Apolo se habían ofrecido a llevarme hasta la Universidad. Lo medité mucho y no quería que ninguno de los dos lo hiciera. Pero no podía ir en el bus, alguien debía llevarme− Realmente no quiero llegar a la Uni con mi padre o mi hermano, Andrea− Amiga, no tienes muchas opciones, yo te llevaría pero no me entregaron el auto que me compraron aún− ¡Maldita!, si no hubieras elegido ese color de mierda que tanto te gusta lo tendrías y hubieran tenido que mandártelo traer− Envidiosa – ser rió a carcajadas− Cierto, tienes razón, lo mío es envidia – rezongué− Sabes que se me ocurrió alguien … - me intrigó− ¿Quién?− Marcos, pídele a él que te lle
Narrador – recuerdos:Pandora y Marcos continuaron su viaje hacia la Universidad. Luego de varias horas de carretera, llegaron al hotel en el cual pasarían la noche. Ambos se registran en una misma habitación. Al entrar a la misma, Pandora se sonrojó al mirar una única cama de 2 plazas en el medio de la misma. Marcos, que venía detrás de ella, dejó el bolso en el suelo, le pasó un brazo por encima de los hombros y le besó la cabeza.− ¿Te pone nerviosa una cama, Pan? – ella entrelazó sus dedos con los de él− No es eso, es que… - suspiró – hasta ahora lo nuestro ha sido espontáneo, pero la cama dice que ya es sabido lo que pasará− Podemos solo dormir – la abrazó por completo haciendo que quedara frente a él - ¿desde cuándo necesitamos u
Pandora – recuerdos:Aquella noche fue por demás larga, casi no dormimos de tanto sexo. Pero llegó un momento que el cansancio nos ganó. El sol irrumpió violentamente en la habitación, producto de que las cortinas eran por demás finas y no había persianas. Antes de abrir mis ojos, pude sentir los labios de Marcos sobre mi cadera y su mano acariciando una de mis nalgas. Abrí los ojos y le sonreí.− Buenos días− Buenos días, mi vida. Eres por demás hermosa por la mañana− No te pongas cursi, Marcos – y reí a carcajadas− No son cursilerías, te ves hermosa. – se acercó a mi rostro y me besó – me encantó despertar contigo y que fueras lo primero que vi al abrir los ojos− Marcos, que me vas a hacer sonrojar – me levanté
Narrador – recuerdos:A la mañana siguiente Ramiro se levantó y se dirigió a la cocina para desayunar. Allí ya se encontraba Valeria, junto a Lautaro, quien dormía en el coche. Se acercó a él y, sin despertarlo, le dio un beso en la mejilla.− Buenos días, mi vida – miró a Valeria – Buenos días, Val− Buenos días, Ramiro –Lo miró con cautela, pues no sabía que pensar luego de la noche anterior. Ramiro se sentó a desayunar con la vista fija en su café. Luego de unos minutos decidió mirarla directamente a los ojos. Ella se sintió intimidada− Tenemos que hablar de lo que pasó anoche…− Ramiro, yo sé muy bien la realidad. Lo hemos hablado hasta el cansancio. Lo de anoche fue…− Me gustó – la i