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   Capítulo 2.1: El divorcio.

   Capítulo 2.1: El divorcio.

【Camila Luna】

Cuando llegue a casa de mis padres, ellos se sorprendieron que apareciera sin avisar, me preocupa que mi hijo se enterará de algo de lo que estaba sucediendo, a Dios gracias, se encontraba dormido cuando llegue y luego cuando se despertó me toco hablar con él, a la mañana siguiente.

—Mamá, me encantó la sorpresa de que estés aquí con nosotros, pero, dime mami cuando volvemos a la casa es que de verdad aquí hace mucho calor— me da un pesar con mi pequeño, si supiera que ahora en este mismo momento tenemos la suerte echada y aún no hemos jugado ninguna lotería.

—Si papi pronto, pero tengo que arreglar varios asuntos con tus abuelos, eso es lo que he venido hacer aquí, mientras tú vas al colegio yo voy a hacer varias diligencias mi corazón, ¿Te parece? —

No es que le quiera mentir, pero debo de tener mucho tacto para decirle lo que está pasando con su padre, también no sé cómo voy a manejar este asunto con él.

Luego de que Fernando me firme el divorcio, eso es lo que más deseo en este momento y así poder salir de ese martirio que es tener algo que ver con Fernando.

—Si está bien mami, ya vamos llévame al colegio que hoy voy a hacer varias figuras de plastilinas con mis amigos, en eso quedamos ayer— mi pequeño está emocionado y lo sé porque al comentarme lo que va a hacer hoy los ojitos le brillan.

Le termino de colocar el uniforme del colegio, voy caminando con él, a la cocina en donde se encuentra mi madre y mi padre conversando de lo más entretenidos y mi chiquito y yo nos unimos a la conversación.

—Sebastián hijo, por favor siéntate en la mesa de desayuno, quiero que te comas un poco de cereal antes de llevarte al colegio— nada más le explico a mi pequeño lo que quiero que haga y él es un chico muy atento y educado y hace lo que le pedí.

—Está bien mami, si quiero una taza de cereal, pero a tibiez la leche mami por favor para que el cereal se suavice más rápido— hago lo que me pide y se lo sirvo, mientras se está comiendo ese cereal, le hago el sándwich y le coloco el jugo en la lonchera.

Así la coloco enfrente de mi chico y voy a mi cuarto a buscar mi cartera y mis llaves del auto, no sin primero arreglarme el cabello, me coloque mis aretes y ajustar mi ropa para luego salir por mi hijo y llevarlo al colegio.

—Vamos hijo, despídete de tus abuelos, que ahora si vamos tarde— mientras mi pequeño hace lo que le pedí busco en el despacho de mi padre la petición de divorcio.

Ya escrita y muy bien redactada para ir con Fernando a introducirla en el juzgado, eso no puede pasar de las diez de la mañana de hoy para que me dé tiempo de hacer otras cosas que tengo planificadas para este día.

—Nos vemos mami y papi, estoy en contacto con ustedes, les hago saber si los necesito así pendiente de mi llamada por favor—

Antes de salir pongo sobre aviso a mis padres, ya que se encuentran al tanto de lo que sucedió el día de ayer con mi exesposo y la verdad que agradezco a la vida por tener unos padres como los míos que me apoyan en todo.

Tomo a mi hijo con sus cosas y las mías, vamos hacia el garaje de la casa, lo subo primero a él y lo siento en la parte de atrás del auto, poniendo a mi lado sus cosas, me subo yo y enciendo el auto calentándolo un rato.

Aprovechando el momento me maquillo un poco usando los espejos del carro, cuando ya han pasado diez minutos, coloco retroceso y luego en marcha sacándonos de allí hacia la escuela de mi pequeño.

Al llegar al colegio de mi chico, nos encontramos con el caos de las mañanas, muchos padres dejando a sus hijos, hago la fila con el auto para dejar mi pequeño en la puerta del colegio.

Mientras espero me pongo a ver a las personas a mi alrededor y me doy cuenta de que he visto un rostro muy característico y es el rostro del hombre que intervino el día de ayer contra los dos tipos que me estaban molestando en el mercado.

Nuestros ojos se cruzan y mi cuerpo reacciona de manera inmediata al erizarse mi piel, tal vez por el miedo que el hombre imprime en mí. No entiendo que puede estar haciendo ese hombre cerca del colegio de mi hijo, ya cuando es mi turno, me bajo rápido del auto y saco a Sebastián y sus cosas de allí, se lo entrego en sus manos a su maestra y ya, tipo personal de rescate me subo otra vez al auto dejando el lugar al instante.

Manejo hacia la casa de mi amiga Paulette, ya que ella es la que se va a encargar de finiquitar bien el documento del divorcio, ella es una de mis amigas con la que inicie la universidad, nos conocimos en el primer semestre.

Claro, ella sí culmina la universidad graduándose de abogada y yo no, por todo lo que paso con Rubén que me lo mataron y después me di cuenta de que estaba embarazada.

Para posteriormente caer en los encantos y la idiota idea de ser la esposa de Fernando Mesa, bufo nada más de acordarme lo imbécil que he sido por perder mi tiempo con un hombre tan simple, si me pidiera que definiera a Fernando en mi vida, tan solo dijera que para mí Fernando es un huevo sin sal.

Llego al estacionamiento del conjunto residencial donde vive Paulette, estaciono mi auto en el estacionamiento cercano a su edificio, me bajo lo cierro y comienzo a caminar hacia la entrada del edificio y justamente en la esquina me encuentro con un borracho que se me abalanza sobre mí, queriendo quitarme mi cartera y los documentos que llevaba en las manos.

 Y sé que está borracho porque su olor lo delata, el tipo me empieza a jalar mis cosas y yo también, hasta que veo que la cosa se torna algo seria y suelto todo.

Para tener mis manos libres y es cuando lo golpeo con todas mis fuerzas, así como me enseño mi profesor de defensa personal, le pego en su hombría dejándolo sin respirar.

Tomo otra vez la compostura y observó al borracho doblado del dolor, recojo mis cosas y sigo hacia el apartamento de mi amiga Paulette.

【Martín Verástegui】

Hoy ayude a mi hermana Sofía que no tenía quien llevará a mi sobrino Matías al colegio, como a esta hora de la mañana me encuentro un poco desocupado, accedí a traerlo yo y más cuando el pequeño tenía la ilusión que su tío el héroe enmascarado lo trajera hasta acá.

No puedo creer lo que ven mis ojos, Camila, la que estoy viendo en un auto con un pequeño, también dejándolo en la puerta del colegio, no obstante.

Me deleito viendo sus movimientos como lo hace todo tan rápido, el de bajarse, bajar al chico y entregarlo a la maestra con todas sus cosas me hace sonreír, es la escena más simpática que haya podido ver en estos días.

Más me le quedó viendo porque ya han sido dos veces esta misma semana que he coincidido con ella, Camila Luna es una mujer de gran espíritu, luchadora, tiene temple, es una mujer cuando dice no es no y es muy difícil de convencer.

Todo esto lo sé porque tengo mi historia con Camila al comienzo de la universidad, la conocí en el complejo deportivo, apenas la vi me volvió loco de inmediato, es hermosa y un cuerpo de impacto.

Con su trato y forma de ser me enamoré perdidamente de ella y al parecer no me recuerda porque me ha visto de frente y a los ojos y no me ha dicho nada, más bien veo como se pone tensa al solo cruzar mirada conmigo.

Quisiera acercarme más a ella, que me conociera y yo conocerla porque esa es una mujer difícil de conseguir, pero fácil de amar, y en este punto de mi vida la quiero para mí.

Me subo en mi auto, apenas veo que se marcha del colegio.

—Aparicio persigue ese auto, quiero saber qué hace esa mujer— con voz de mando le indico a uno de mis hombres que persiga a Camila, quiero saber cómo es su día y que mejor momento que esté, aprovechando este encuentro casual.

La perseguimos muy de cerca, ella va con una tranquilidad manejando las calles del pueblo del Callao, está muy tranquila y eso a mí me alegra, terminamos en una zona residencial de edificios.

Ella se mete en uno de los estacionamientos de esta residencia, baja del auto y al cruzar una esquina se topa con un hombre que al parecer está bebido.

Observó cómo le jala la cartera y hacen un forcejeo entre los dos hasta que mi chica no se queda con esa y le da una paliza al hombre que le quiso hacer daño.

Me da una risa ver esta puesta en escena, ya que yo sé lo que acaba de pasar porque yo también lo viví con ella en un pasado lejano por quererme hacer el gracioso con mis amigos, ella de igual manera me dio una paliza.

Bajo del auto hasta donde está el hombre revolcándose de dolor, ese dolor que le hizo sentir mi chica por querer propasarse con ella. Al estar cerca del hombre me doy cuenta de que a mi chica se le cayeron los aretes de oro, los tomo de inmediato colocándolos en mi bolsillo del pantalón.

—Vamos muchachos encárguense de esta escoria, ustedes si le van a dar la paliza que se merece por estar tratando de agredir a una dama valiéndose de que este borracho—

Mis guardas espaldas toman al hombre y se lo llevan a arrastre hasta la camioneta que me persigue en todo momento donde tengo a cuatro de mis hombres cuidándome la espalda.

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