Capítulo 38
Anashia

Mamá llevaba días sintiéndose mal, así que la llevé al hospital Alemán para que le hicieran un chequeo médico. Mientras caminaba por el amplio predio del hospital, me dirigí hacia el árbol de nancite.

—Wao, está lleno de fruta—dije para mí misma mientras observaba a mi alrededor. Al hacerlo, vi a una pequeña niña a mi lado. Era delgadita y llevaba un gorro en su cabecita. Mi corazón se encogió al ver las ojeras marcadas en sus ojos.

—Yo las recojo y se las doy a mi mami para que prepare jugos de nancite y les dé a mis hermanitos—dijo con una voz suave.

—Son ricas. Me llevaré unas cuantas para preparar un delicioso jugo—le respondí. La niña sonrió feliz—. ¿Estás enfermita?

—Sí, tengo cáncer y prácticamente vivo aquí.

Quería llorar al oír eso. De repente, sentí un nudo en la garganta.

—Lo siento pequeña.

—¿Te doy lástima?—cuestionó ella, colocando sus manitas en mi mejilla. Sin darme cuenta, mis lágrimas se derramaron.

—Eres muy pequeña y me da una inmensa tristeza verte así.

Ell
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