AlexeiEstaba desesperado empacando lo necesario, ya había reservado el vuelo que saldría a las doce de la madrugada. Salí de mi habitación y toqué la puerta de Natalia; al parecer, seguía hablando por el móvil.—¿Qué sucede? ¿Por qué vienes a esta hora a mi habitación? —su tono de voz era de fastidio. Negando con la cabeza, decidí hablar.—Mi padre sufrió un paro cardiaco. Necesito estar en Los Ángeles lo más pronto posible. No descuides a la niña, Natalia, te dejo a cargo de ella como madre.—No te preocupes, lamento lo de tu padre, aunque hubiera sido mejor que nos llevaras contigo. Aquí es aburrido.Ruedo los ojos con fastidio y, enojado, respondo:—Natalia, ¿crees que voy de paseo? ¿No escuchas? Mi padre está grave, incluso puede morir.—Está bien, ya entendí, te molestas por nada. No te preocupes por Luna, tiene a su nana cerca, como una jodida sanguijuela pegada a la piel.Cierro los ojos y niego con la cabeza. Con esta mujer no se puede.—Haz tu papel de madre al menos los días
ANASHIA—Terminé por fin la edición —comenté para mí misma. Eran más de las dos de la mañana, ya había pasado la semana, y necesitaba deshacerme de ese trabajo. Sin embargo, aún me faltaba preparar el material que apenas inicio cuando viajamos a Montelimar. Miro mis papeles regados sobre la mesa y me auto felicito porque sé que, pase lo que pase, puedo conseguir otro trabajo. Tengo listo mi currículum para buscar empleo en algún lugar que sea literatura o en algún literato.Ya decía yo por qué iba a ganar tanto si solo eran dos días de trabajo. Mi jefe ya me había echado el ojo para enamorarme. ¡Qué descaro! Como decimos aquí, el muy perro pensó que yo era una fácil. Lo soy, pero solo con mi Alexei, con él soy todo porque lo amo y siempre ha sido así.Elevé los brazos hacia arriba, estirando mis huesos, y miré mi móvil. Quisiera llamarlo, pero no lo haré; debe estar tratando de descansar mientras cuida a su padre. Suelto un suspiro cansado y entro al cuarto de baño a cepillarme los di
Narra Natalia.Tenía que fingir ser una buena madre para Luna, mientras Alexei no estaba. Me era difícil amar a mi propia hija. Sin embargo, el único culpable de mi desdicha es Alexei. Prefirió amar a su hija antes que a mí. Por otro lado, siempre amó a esa mujer del pasado, a la que jamás conocí y con la que seguramente pasa las noches cuando no llega a Casa. Se que está ansioso por el divorcio, pero lo que él no se imagina es lo que le espera. Cuando llegue el momento del divorcio, sé que querrá la custodia de Luna, pero será sobre mi cadáver. Si quiere estar con Luna, tendrá que estar a mi lado. No pienso dejarle a mi hija si se va a alejar. Por ahora haré que crea que todo está bien. Las aguas están calmadas, pero cuando llegue el momento, la tormenta comenzará para Alexei y su amante fantasma. Quizás piensa que me he rendido. Lo que le espera será fatal, se quedará conmigo quiera o no.Suspiro profundamente y dejo mis malos pensamientos hacia mi estúpido esposo.—¿Qué tanta malda
Alexei.Estaba demasiado preocupado por tantas cosas. Y una de ellas era la salud de mi padre. No sabía que hacer, quería regresar a Nicaragua pero me era difícil hacerlo, mi hermano Cristy se encontraba deprimido, si bien es el que más ama a mi padre y verlo así me pone igual, no podría dejarlo solo con tantas cosas, y sobre todo la empresa que el levanto por años, podía estar en riesgo si no había quien la sujetará.Dejo mis pensamientos a un lado al ver al médico venir hacia nosotros.—Señores Servante.—Doctor como esta mi padre—Pregunte nervioso.—Quiero informarles personalmente que su padre ha despertado del coma. Aunque esta es una noticia esperanzadora, debo decirles que aún se encuentra en estado delicado y no puede hablar debido al infarto que sufrió. Su condición es crítica y necesita una vigilancia constante y cuidados intensivos.Mi hermano y yo entramos juntos a la habitación. Al ver a nuestro padre, ambos nos acercamos con cuidado. Le hablamos suavemente, susurrándole
Anashia —Hola Matías, ¿puedo pasar?—Eh, sí, pasa, Anashia—dijo nervioso. Me dejó entrar pero se asomó al pasillo antes de cerrar la puerta. Vestía un short y una camiseta sin mangas.—Dame unos minutos, estaba descansando y me tomaste por sorpresa.—Claro, tómate todo el tiempo que necesites. Puedo ir a la oficina y encender la computadora.—Sí, ve—balbuceó, entrando a su habitación. Me encogí de hombros y fui a la oficina. Encendí la computadora y conecté el USB. Matías estaba evidentemente nervioso, aunque no tenía idea de por qué. Además, me desconcertaba ver salir a la mamá de Luna del apartamento de Matías. Algo no me cuadraba. Chasqueé la lengua, tratando de olvidarme de ese asunto que no era mío."Claro que lo es", susurró mi subconsciente. Claro que sí, puede que haya algo turbio y quizás deba averiguarlo. Negué con la cabeza y me concentré en la edición, que era para lo que había venido. Solo quedaban dos semanas de trabajo con él.Cuando Matías entró a la oficina, lucía di
AlexeiLa tristeza embargaba mi alma al ver las cenizas de mi padre en esa cajita plateada que nos entregaron en la morgue. Mi hermano no paraba de llorar, y yo no tenía idea de cómo consolarlo.—Alexei, ¿qué haré sin nuestro viejo cerca? —Me acerqué a él y lo abracé. Desde que éramos niños, nunca lo había visto tan destrozado. Cuando mamá murió, él sufrió, pero no tanto como yo. Sin embargo, esta vez, la pérdida de nuestro padre le dolía más a él.—Saldrás de esta. Te llevaré a Nicaragua; podemos ver qué hacer con la empresa, quizás vender las acciones. —Cristhopher negó con la cabeza, alejándose mientras daba vueltas.—No podremos. Alexei, aún no sabes todo lo que hizo papá para levantar la empresa después de lo quw hizo. Si la vendemos, tendremos problemas con los socios y accionistas que tienen la mayor parte de las acciones.Negué sin entender nada...—Hablemos cuando estés más tranquilo. Cristy no se de que hablas.—Alexei, tú eres el mayor, por lo tanto, debes estar al tanto de
Anashia Trataba de no pensar en el estúpido contrato que me inpedia dejar el trabajo con Matias. Mientras tanto disfrutaba de un día lleno de diversión con mis niños. Hablé con la Miss para que nos prestaran el campo por el día, deseando que los niños aprendieran cosas nuevas.Decidí enseñarles algo nuevo y fomentar el trabajo en equipo organizando un partido de baloncesto. Formé dos grupos: las niñas en el Grupo A y los niños en el Grupo B. Expliqué las reglas básicas del juego y me aseguré de que todos entendieran lo que debían hacer.El juego comenzó con mucho entusiasmo. Los niños corrían de un lado a otro, tratando de encestar el balón. La maestra y yo animábamos a ambos equipos, celebrando cada canasta con grandes aplausos. Los niños aprendieron rápidamente y disfrutaron tanto de la competencia amistosa como del trabajo en equipo.Después de varios juegos, decidí que era hora de un descanso. Nos sentamos en la sombra, bebiendo agua y recuperando el aliento. Durante este descans
Alexei.El aeropuerto zumbaba con una energía eléctrica mientras caminaba por la terminal. Estaba impaciente y ansioso por ver a mi hija y, por supuesto, a Anashia. Había llamado al chofer antes de despegar y ahora él estaba esperando por mí. Subí al coche y el chófer arrancó. Dejé escapar un profundo suspiro de alivio; estas dos semanas habían sido agónicas, especialmente con la pérdida de mi padre y el desastre que provocó en la empresa. Con una firme negación, decidí apartar de mi mente todo lo ocurrido en estos días, por ahora lo único que necesito es relajarme unos días, antes de irme de nuevo.Al llegar a la casa, el chofer estacionó el coche en la entrada. Lo primero que hice fue buscar a mi hija. Al verme llegar, gritó eufórica:—¡Papi, ya has vuelto! —Mi princesa bajó las gradas rápidamente. La envolví en mis brazos, necesitando su calor y su aroma cálido. Mi hija era todo lo que me hacía olvidar el doloroso acontecimiento de la muerte de mi padre.—Mi Luna, papá te extrañó u