Narra Matías Observo el paisaje desde la ventana de la habitación en el hotel de Montelimar. Las playas doradas se extienden ante mí, bañadas por el sol radiante y bordeadas por el azul profundo del océano Pacífico. Desde aquí, veo a la gente disfrutando del día, algunos tumbados en la arena mientras otros se lanzan a las olas con sus tablas de surf, dominando uno de los deportes más populares en esta región.El murmullo del mar y el bullicio alegre de los turistas llegan hasta mi habitación, creando una sinfonía de verano que me envuelve. No puedo evitar pensar en lo perfecto que sería llevar a Anashia a la playa, aprovechar este entorno idílico para acercarnos más. La excusa perfecta ya la tengo: necesito su ayuda para observar y tomar notas para mi próximo libro.Me giro y la veo, ocupada desempacando sus cosas con una sonrisa en el rostro. Su presencia aquí, bajo el pretexto de este viaje de negocios, ya es un pequeño triunfo. Aunque sé que tiene novio, no puedo dejar de pensar en
Anashia¿Qué demonios le sucedía? ¿Cómo se atreve a besarme? Me levanté de la cama furiosa, entré al baño y traté de calmarme. No, esto no puede quedar así. Lavé mi rostro y salí a enfrentarlo.—¿Por qué has hecho eso sin mi permiso? Eso es abuso —repliqué molesta, a lo que él negó.—Lo siento, creo que las copas me han dejado mareado y ni siquiera sé lo que estoy haciendo —respondió entrecortado.—Eso no justifica nada. Lo mejor será que me vaya, creo que voy a renunciar —declaré enojada. Él se acercó a mí y negó con la cabeza.—Lo siento, Anashia, fue un maldito impulso, pero necesito tu trabajo. No volverá a pasar, te lo aseguro. No te vayas, me iré yo. En la mañana nos vemos por lo del trabajo y luego nos iremos. Perdóname, ya empezaste con la edición y necesito acabarla. Te prometo no hacer esta estupidez de nuevo.Suspiré molesta, sin saber qué hacer ante esta situación.—Está bien, pero recuerda que nuestra relación es de jefe a empleada. Ahora, puedes irte.Él asintió, tomó su
AlexeiNo podía entender cómo Anashia pudo dejarse llevar por las mentiras de mi primo. Ir hasta Montelimar solo por una firma fue un plan orquestado por él para conquistarla, y ella cayó en esa mentira rápidamente, pero dudo que la conquiste. Lo peor de todo fue que pidió una sola habitación para ambos, algo completamente inapropiado. William está casado, o al menos eso creo, además de ser un hombre que disfruta de la vida alegre. Dudo que desee formar una familia. No me agrada que quiera jugar con Anashia.Dejo a un lado mi mal día para concentrarme en mis documentos. Dylan y yo estamos reunidos buscando las firmas pendientes de los demás integrantes de este grupo. Organizaremos una fiesta benéfica para los niños del hospital La Mascota y El Pipito. Queremos donar camas, ventiladores, ropa y víveres, todo lo necesario para esos pequeños con enfermedades terminales. Además, necesitaremos buscar buenos médicos capacitados para darles tratamientos adecuados. Sin embargo, me cuesta conc
AlexeiEstaba desesperado empacando lo necesario, ya había reservado el vuelo que saldría a las doce de la madrugada. Salí de mi habitación y toqué la puerta de Natalia; al parecer, seguía hablando por el móvil.—¿Qué sucede? ¿Por qué vienes a esta hora a mi habitación? —su tono de voz era de fastidio. Negando con la cabeza, decidí hablar.—Mi padre sufrió un paro cardiaco. Necesito estar en Los Ángeles lo más pronto posible. No descuides a la niña, Natalia, te dejo a cargo de ella como madre.—No te preocupes, lamento lo de tu padre, aunque hubiera sido mejor que nos llevaras contigo. Aquí es aburrido.Ruedo los ojos con fastidio y, enojado, respondo:—Natalia, ¿crees que voy de paseo? ¿No escuchas? Mi padre está grave, incluso puede morir.—Está bien, ya entendí, te molestas por nada. No te preocupes por Luna, tiene a su nana cerca, como una jodida sanguijuela pegada a la piel.Cierro los ojos y niego con la cabeza. Con esta mujer no se puede.—Haz tu papel de madre al menos los días
ANASHIA—Terminé por fin la edición —comenté para mí misma. Eran más de las dos de la mañana, ya había pasado la semana, y necesitaba deshacerme de ese trabajo. Sin embargo, aún me faltaba preparar el material que apenas inicio cuando viajamos a Montelimar. Miro mis papeles regados sobre la mesa y me auto felicito porque sé que, pase lo que pase, puedo conseguir otro trabajo. Tengo listo mi currículum para buscar empleo en algún lugar que sea literatura o en algún literato.Ya decía yo por qué iba a ganar tanto si solo eran dos días de trabajo. Mi jefe ya me había echado el ojo para enamorarme. ¡Qué descaro! Como decimos aquí, el muy perro pensó que yo era una fácil. Lo soy, pero solo con mi Alexei, con él soy todo porque lo amo y siempre ha sido así.Elevé los brazos hacia arriba, estirando mis huesos, y miré mi móvil. Quisiera llamarlo, pero no lo haré; debe estar tratando de descansar mientras cuida a su padre. Suelto un suspiro cansado y entro al cuarto de baño a cepillarme los di
Narra Natalia.Tenía que fingir ser una buena madre para Luna, mientras Alexei no estaba. Me era difícil amar a mi propia hija. Sin embargo, el único culpable de mi desdicha es Alexei. Prefirió amar a su hija antes que a mí. Por otro lado, siempre amó a esa mujer del pasado, a la que jamás conocí y con la que seguramente pasa las noches cuando no llega a Casa. Se que está ansioso por el divorcio, pero lo que él no se imagina es lo que le espera. Cuando llegue el momento del divorcio, sé que querrá la custodia de Luna, pero será sobre mi cadáver. Si quiere estar con Luna, tendrá que estar a mi lado. No pienso dejarle a mi hija si se va a alejar. Por ahora haré que crea que todo está bien. Las aguas están calmadas, pero cuando llegue el momento, la tormenta comenzará para Alexei y su amante fantasma. Quizás piensa que me he rendido. Lo que le espera será fatal, se quedará conmigo quiera o no.Suspiro profundamente y dejo mis malos pensamientos hacia mi estúpido esposo.—¿Qué tanta malda
Alexei.Estaba demasiado preocupado por tantas cosas. Y una de ellas era la salud de mi padre. No sabía que hacer, quería regresar a Nicaragua pero me era difícil hacerlo, mi hermano Cristy se encontraba deprimido, si bien es el que más ama a mi padre y verlo así me pone igual, no podría dejarlo solo con tantas cosas, y sobre todo la empresa que el levanto por años, podía estar en riesgo si no había quien la sujetará.Dejo mis pensamientos a un lado al ver al médico venir hacia nosotros.—Señores Servante.—Doctor como esta mi padre—Pregunte nervioso.—Quiero informarles personalmente que su padre ha despertado del coma. Aunque esta es una noticia esperanzadora, debo decirles que aún se encuentra en estado delicado y no puede hablar debido al infarto que sufrió. Su condición es crítica y necesita una vigilancia constante y cuidados intensivos.Mi hermano y yo entramos juntos a la habitación. Al ver a nuestro padre, ambos nos acercamos con cuidado. Le hablamos suavemente, susurrándole
Anashia —Hola Matías, ¿puedo pasar?—Eh, sí, pasa, Anashia—dijo nervioso. Me dejó entrar pero se asomó al pasillo antes de cerrar la puerta. Vestía un short y una camiseta sin mangas.—Dame unos minutos, estaba descansando y me tomaste por sorpresa.—Claro, tómate todo el tiempo que necesites. Puedo ir a la oficina y encender la computadora.—Sí, ve—balbuceó, entrando a su habitación. Me encogí de hombros y fui a la oficina. Encendí la computadora y conecté el USB. Matías estaba evidentemente nervioso, aunque no tenía idea de por qué. Además, me desconcertaba ver salir a la mamá de Luna del apartamento de Matías. Algo no me cuadraba. Chasqueé la lengua, tratando de olvidarme de ese asunto que no era mío."Claro que lo es", susurró mi subconsciente. Claro que sí, puede que haya algo turbio y quizás deba averiguarlo. Negué con la cabeza y me concentré en la edición, que era para lo que había venido. Solo quedaban dos semanas de trabajo con él.Cuando Matías entró a la oficina, lucía di