Estaba lista para empezar mi trabajo sabatino. Me sentía un poco nerviosa ya que era la primera vez que iba a trabajar en la casa de un desconocido, pero la necesidad me estaba llevando a aceptar este trabajo, quizás sea una nueva experiencia en mi lista de Currículum.—Buenos días señor Matías— Saludé tímidamente mientras él me hacía entrar a su apartamento, el cual lucía muy lujoso.—Bienvenida a mi cómodo hogar— Dijo mientras yo admiraba cada rincón con asombro. En la sala principal, pude notar una gran oficina, repleta de libros que llenaban las estanterías hasta el techo. Había una computadora de última generación y una impresora de alta velocidad, indicando que aquí se llevaban a cabo actividades intelectuales importantes...—Qué lugar más deslumbrante —expresé sorprendida al ver la majestuosa biblioteca.—Bien, déjame enseñarte lo que harás y espero que no te aburras. Incluso puedes escuchar música mientras empiezas a editar.—Gracias por el privilegio, Jefe Matías —comenté ape
Alexei Los días habían pasado rápidamente, y la ansiedad por ver a Anashia crecía en mí. Sé que lo que estoy a punto de hacer puede ser considerado una locura, pero estoy decidido a proponerle que vayamos juntos a Montelimar, junto a mi hija. Necesito esos días para estar con ella, para aclarar nuestras diferencias, y sobre todo, para dejarle claro que la amo solo a ella y que necesito su paciencia. Cuando nazca mi hijo, tengo planes de dejar a Natalia. No puedo estar con una mujer a la cual no amo. Dejándo de lado mis pensamientos. Esta mañana llevo pasteles, helados y toda clase de dulces, como le prometí a mi hija. Había fallado clases más de una semana, y esta era mi manera de compensarle para que ella se sintiera feliz junto a sus compañeros.—Papi, muchas gracias por comprar tantos helados y pasteles... ¿En qué estás pensando?— cuestiona mi hija, sacándome de mis pensamientos. Suelto un suspiro, sonriéndole, aunque en realidad estoy irritado. Ni siquiera yo mismo soporto mi tem
AlexeiEstaba procesando todo lo que me decía mi primo William. ¿Era eso posible? ¿Anashia estaba trabajando con él? Pero, ¿cómo se conocieron? ¿Cómo me lo había dicho o de otra manera? Trataba de procesar lo que me acababa de decir. Demonios, no quisiera que ella se enamorara de mi primo.No puedo permitir eso. Preferiría estar muerto antes de verla con otro hombre.─Primo, hola. Estás pensativo.─Disculpa, William. Es solo que tengo problemas en casa. Ya sabes cómo es Natalia, y su embarazo la tiene más irritable.Mi primo se sorprende y niega con la cabeza. Luego levanta su copa de vino para brindar.─Debe ser horrible vivir con una mujer celosa. Pero cuéntame, ¿cómo está tu hija? Me imagino que ya está más grandecita. La última vez que la vi fue hace más de un año.Suspiro, aturdido. Aún no proceso lo que me ha dicho. Necesito ver a Anashia. Sé que ella no se fijaría en mi primo, o al menos eso quiero pensar.─Oye, Alexei, baja de las nubes. ─ Forcé una sonrisa para que no vea que
Anashia —Descansa, Alexei. Mañana hablaremos de todo esto con más calma —sugerí mirándolo fijamente. Él me sonrió sin apartar su mirada.—Sabes que te amo, ¿verdad?—Lo sé —dije, sintiendo una avalancha de emociones. Quisiera que lo nuestro no terminara, pero tenía que hacerlo.Alexei me atrajo hacia él y besó mis labios. Su sabor era una mezcla de alcohol y menta. Tenía semanas sin sentirlo y este momento era demasiado.Me alejé por un momento y lo observé. Sus labios eran suaves y rosados, sus brazos fuertes y bien definidos, su cabello alborotado y sus ojos, tan bellos como él.Alexei bajó su mano hasta mi short y me tocó. Ya estaba más que lista solo con verlo. Me subí encima de él y me moví sobre su prominente erección. Lo extrañaba como loca. Él me ayudó a desvestirme y yo hice lo mismo. Quedamos expuestos, desnudos, solo la pequeña lámpara de mi habitación nos iluminaba.—Eres perfecta, mi pequitas me encantas —susurró besando mi pecho. Empecé a gemir por su toque. Sus dedos h
AlexeiEstaba totalmente alegre. Anashia me ama, al igual que yo la amo. Esto solo quiere decir que necesito aclararle a Natalia que nuestro matrimonio sin amor tendrá que acabar. Ella debe entender que no la amo, que nunca logré amarla. Estuve y aún estoy con ella por nuestra hija. No quiero que ella sufra por nuestras culpas. No obstante, en el amor no se manda, y seguir en lo mismo toda la vida ya es imposible. Por otro lado, quise contarle a Anashia sobre el viaje, pero creo que no era el momento adecuado; quizás todo a su tiempo. Soltando un suspiro, arranco a toda velocidad. Para llegar a casa, debo ir a dejar a mi hija a la escuela; por suerte nuestras casas no están lejos.Al llegar a casa, bajo del coche y miro la hora en el reloj que adorna mi muñeca. Pongo el seguro y entro en la casa. Mi hija me recibe alegre al verme; aún son las seis y media, así que tengo tiempo para llevarla a la escuela.—Papi, ¿de dónde vienes tan temprano? ¿Dormiste en tu trabajo? —cuestiona mi hija,
AlexeiEstaba totalmente alegre. Anashia me ama, al igual que yo la amo. Esto solo quiere decir que necesito aclararle a Natalia que nuestro matrimonio sin amor tendrá que acabar. Ella debe entender que no la amo, que nunca logré amarla. Estuve y aún estoy con ella por nuestra hija. No quiero que ella sufra por nuestras culpas. No obstante, en el amor no se manda, y seguir en lo mismo toda la vida ya es imposible. Por otro lado, quise contarle a Anashia sobre el viaje, pero creo que no era el momento adecuado; quizás todo a su tiempo. Soltando un suspiro, arranco a toda velocidad. Para llegar a casa, debo ir a dejar a mi hija a la escuela; por suerte nuestras casas no están lejos.Al llegar a casa, bajo del coche y miro la hora en el reloj que adorna mi muñeca. Pongo el seguro y entro en la casa. Mi hija me recibe alegre al verme; aún son las seis y media, así que tengo tiempo para llevarla a la escuela.—Papi, ¿de dónde vienes tan temprano? ¿Dormiste en tu trabajo? —cuestiona mi hija,
Alexei Estaba llegando a casa, eran más de las seis de la tarde. Hoy había mandado al chófer junto a Karla a recoger a mi hija. Estaba demasiado ocupado, y aunque moría por ver a Anashia, por ahora no podía ser. Las ventas en la empresa habían incrementado y necesitaba estar pendiente para levantar la compañía que mi madre dejó y que sus hermanos habían llevado a la quiebra. Al menos pude hablar con Anashia un buen rato por teléfono. Por otro lado, mi primo William me había llamado, pero no quise responderle. Aún tenía en mente cómo había hablado de Anashia la noche anterior. Parecía que realmente le gustaba mucho y necesitaba hacer algo al respecto, confío en el amor de Anashia hacia mi pero no en él.Aparqué el coche en la entrada de la casa. Salí y le entregué la llave al guardia para que lo guardara.Entré a la casa y busqué a mi hija, pero no la encontré. Fui hacia la cocina y vi a Margarita preparando la cena.—Hola, Margarita —la saludé—. ¿Qué estás cocinando hoy?Margarita m
Anashia Estaba sumergida en mi computadora, rellenando las notas de los pequeños, mientras mi mente divagaba en Alexei. Verlo de esa manera me carcomía el alma; no me agradaba la idea de lo que estaba pasando por culpa de nuestro amor tan prohibido. Quizá lo mejor hubiera sido alejarlo, pero haga lo que haga, Alexei es difícil de entender, nuestro amor era mas fuerte que cualquier obstáculo que se nos interponia en nuestro camino, y se que no estaba bien, sin embargo él esta en un matrimonio infeliz, en la que nunca hubo amor... y quizás se sentía comprometido por lo de su madre y la obligación de su padre, en aquel entonce, Alexei no tuvo opción, ahora él ya no es aquel jovencito al que sus padres controlaban.Por otro lado pienso en mamá, y lo que le dije aquella madrugada, tuve que decirle casi toda la verdad. Le confesé que Alexei fue mi primer amor y que, a pesar de todo lo que pasó en el pasado, lo amo y deseo estar a su lado. Lo que ella no sabe es que sigue casado. Le mentí,