Anashia.Estaba conmocionada al enterarme de su repentino viaje; tal vez tenía alguna reunión programada, o quizás problemas con su esposa. En fin, podía ser cualquier cosa.—¡Hija, la cena está lista!—anunció mi madre mientras yo estaba absorta en mis pensamientos.—Ya voy, mamá- Respondi levantándome de mi escritorio, A pesar de nuestra pelea, no quería estar distanciada de él. Porque carajos sigo pensando en él.Salí a la sala de estar. La cena estaba servida junto a jugo de sandía y postre. Mamá se había lucido esta noche.—Todo se ve exquisito, mamá. Te luciste—le dije, y ella me dejó un beso en la mejilla.—Todo para complacer a mi niña— respondió con una sonrisa débil. Ahora me sentía culpable por no contarle lo que estaba pasando con Alexei, y lo peor era que era perjudicial estar con un hombre casado.Terminé la cena y me retiré a mi habitación. Revisé mi teléfono y no había ni un solo mensaje. Moría por escribirle, pero no me atrevía. No quería meterlo en problemas con su es
Anashia.Había pasado la semana, mi móvil sonó más de veinte veces en este día. Estaba molesta y no quería saber nada de ese mentiroso. Me siento como una tonta ilusa.—¿Cómo pude creerle?—me preguntaba en voz alta mientras miraba el teléfono con frustración- Está claro que solo quiere estar bien con su amada esposa, sigale entonces.Llevaba dos días sin parar de llorar y hoy, aunque era viernes y tenía planeado salir en busca de trabajo, estaba enojada, pero necesito recuperar más dinero para la mensualidad de la casa.—¡Qué idiota fui! —exclamó con rabia- Ahora sí que no pienso ser su amante. ¡Que se joda!*****Pasaron los días, pero el peso de la mentira del hombre que amaba aún seguía apretándome la garganta como un nudo imposible de deshacer. Había confiado en él, creí que me amaba, que no sentía nada por ella, y de repente...¡Mierda!Bajé en la parada para entrar al bullicioso mercado Oriental. Necesitaba buscar materiales para decorar álbumes para los niños de mi clase. Ademá
AlexeiEstaba a punto de chocar con un auto debido a la velocidad con la que manejaba. Estaba furioso por el comportamiento de Anashia. Intenté explicarle con detalles, pero ni siquiera me dejó hablar.Nuestra relación era una locura, pero la amaba desesperadamente. La necesitaba como a nadie más, aunque intentara alejarme de ella, no podía. La tenía en mis sueños, en mis pensamientos, y la quería a mi lado sin importar nada.Al llegar al hotel, hablé con Dylan sobre el incidente con el hombre que había abordado a Anashia. Le pedí que cancelara la habitación del sujeto.—¿Quieres decirme que ese idiota de Ricardo intentó seducir a mi empleada, quien además es tu amante? Y la amenazo. No quise que sonara así, pero asentí avergonzado.—La amo con locura. Quizás pienses que soy un mal esposo, pero mi matrimonio fue por la voluntad de mis padres. Anashia fue mi primer amor y creo que será el último, incluso estando al lado de una mujer a la que nunca amaré.—Lamento escuchar eso. Hubo u
Estaba lista para empezar mi trabajo sabatino. Me sentía un poco nerviosa ya que era la primera vez que iba a trabajar en la casa de un desconocido, pero la necesidad me estaba llevando a aceptar este trabajo, quizás sea una nueva experiencia en mi lista de Currículum.—Buenos días señor Matías— Saludé tímidamente mientras él me hacía entrar a su apartamento, el cual lucía muy lujoso.—Bienvenida a mi cómodo hogar— Dijo mientras yo admiraba cada rincón con asombro. En la sala principal, pude notar una gran oficina, repleta de libros que llenaban las estanterías hasta el techo. Había una computadora de última generación y una impresora de alta velocidad, indicando que aquí se llevaban a cabo actividades intelectuales importantes...—Qué lugar más deslumbrante —expresé sorprendida al ver la majestuosa biblioteca.—Bien, déjame enseñarte lo que harás y espero que no te aburras. Incluso puedes escuchar música mientras empiezas a editar.—Gracias por el privilegio, Jefe Matías —comenté ape
Alexei Los días habían pasado rápidamente, y la ansiedad por ver a Anashia crecía en mí. Sé que lo que estoy a punto de hacer puede ser considerado una locura, pero estoy decidido a proponerle que vayamos juntos a Montelimar, junto a mi hija. Necesito esos días para estar con ella, para aclarar nuestras diferencias, y sobre todo, para dejarle claro que la amo solo a ella y que necesito su paciencia. Cuando nazca mi hijo, tengo planes de dejar a Natalia. No puedo estar con una mujer a la cual no amo. Dejándo de lado mis pensamientos. Esta mañana llevo pasteles, helados y toda clase de dulces, como le prometí a mi hija. Había fallado clases más de una semana, y esta era mi manera de compensarle para que ella se sintiera feliz junto a sus compañeros.—Papi, muchas gracias por comprar tantos helados y pasteles... ¿En qué estás pensando?— cuestiona mi hija, sacándome de mis pensamientos. Suelto un suspiro, sonriéndole, aunque en realidad estoy irritado. Ni siquiera yo mismo soporto mi tem
AlexeiEstaba procesando todo lo que me decía mi primo William. ¿Era eso posible? ¿Anashia estaba trabajando con él? Pero, ¿cómo se conocieron? ¿Cómo me lo había dicho o de otra manera? Trataba de procesar lo que me acababa de decir. Demonios, no quisiera que ella se enamorara de mi primo.No puedo permitir eso. Preferiría estar muerto antes de verla con otro hombre.─Primo, hola. Estás pensativo.─Disculpa, William. Es solo que tengo problemas en casa. Ya sabes cómo es Natalia, y su embarazo la tiene más irritable.Mi primo se sorprende y niega con la cabeza. Luego levanta su copa de vino para brindar.─Debe ser horrible vivir con una mujer celosa. Pero cuéntame, ¿cómo está tu hija? Me imagino que ya está más grandecita. La última vez que la vi fue hace más de un año.Suspiro, aturdido. Aún no proceso lo que me ha dicho. Necesito ver a Anashia. Sé que ella no se fijaría en mi primo, o al menos eso quiero pensar.─Oye, Alexei, baja de las nubes. ─ Forcé una sonrisa para que no vea que
Anashia —Descansa, Alexei. Mañana hablaremos de todo esto con más calma —sugerí mirándolo fijamente. Él me sonrió sin apartar su mirada.—Sabes que te amo, ¿verdad?—Lo sé —dije, sintiendo una avalancha de emociones. Quisiera que lo nuestro no terminara, pero tenía que hacerlo.Alexei me atrajo hacia él y besó mis labios. Su sabor era una mezcla de alcohol y menta. Tenía semanas sin sentirlo y este momento era demasiado.Me alejé por un momento y lo observé. Sus labios eran suaves y rosados, sus brazos fuertes y bien definidos, su cabello alborotado y sus ojos, tan bellos como él.Alexei bajó su mano hasta mi short y me tocó. Ya estaba más que lista solo con verlo. Me subí encima de él y me moví sobre su prominente erección. Lo extrañaba como loca. Él me ayudó a desvestirme y yo hice lo mismo. Quedamos expuestos, desnudos, solo la pequeña lámpara de mi habitación nos iluminaba.—Eres perfecta, mi pequitas me encantas —susurró besando mi pecho. Empecé a gemir por su toque. Sus dedos h
AlexeiEstaba totalmente alegre. Anashia me ama, al igual que yo la amo. Esto solo quiere decir que necesito aclararle a Natalia que nuestro matrimonio sin amor tendrá que acabar. Ella debe entender que no la amo, que nunca logré amarla. Estuve y aún estoy con ella por nuestra hija. No quiero que ella sufra por nuestras culpas. No obstante, en el amor no se manda, y seguir en lo mismo toda la vida ya es imposible. Por otro lado, quise contarle a Anashia sobre el viaje, pero creo que no era el momento adecuado; quizás todo a su tiempo. Soltando un suspiro, arranco a toda velocidad. Para llegar a casa, debo ir a dejar a mi hija a la escuela; por suerte nuestras casas no están lejos.Al llegar a casa, bajo del coche y miro la hora en el reloj que adorna mi muñeca. Pongo el seguro y entro en la casa. Mi hija me recibe alegre al verme; aún son las seis y media, así que tengo tiempo para llevarla a la escuela.—Papi, ¿de dónde vienes tan temprano? ¿Dormiste en tu trabajo? —cuestiona mi hija,