ELIZABETH REED —¿Hay alguien ahí? —preguntó Finn después de golpear la puerta—. Somos amigos de mamá. Pequeña, ábrenos —insistió preocupado, pero no se escuchaba absolutamente nada dentro del cuarto. —Bueno… ¿Ya podemos hacerlo a mi modo? —inquirí blandiendo mi ganzúa delante de él con orgullo. Con un resoplido, se alejó un par de pasos y me dio espacio para trabajar. En dos segundos, la puerta ya estaba abierta. Entramos con precaución y sigilo. Las sábanas sobre la cama estaban arrugadas y había boronas de galletas y un recipiente vacío que parecía que en algún momento había tenido helado. El control tenía huellas marcadas con dulce, eran pequeños deditos. Esta era la cacería más tierna que había hecho jamás en mi vida. Finn cerró la puerta detrás de él y empezó a inspeccionar el
ELIZABETH REED Tina había vuelto y nos veía desconcertada, al igual que nosotros a ella. Su cuello tan delgado como el de un cisne lucía moretones horribles, estaban dispuestos de forma que parecían una mano grande con dedos gruesos. Su boca no solo lucía un labio roto e inflamado, sino un moretón que estaba creciendo alrededor de la herida, un círculo que parecía anclarse a la comisura. —Tina… —La primera en dirigirse hacia ella fue Idris, para quien iba dedicado el mensaje en el teléfono de la enfermera y, por tanto, no dudé en llamarla mientras íbamos en camino hacia ese hotel. La estrechó con fuerza y noté en la mirada de Tina que estaba a punto de desmoronarse. —Hablen con ella afuera… Evan y yo nos quedaremos con la niña viendo caricaturas —susurré en el oído de Finn, quien de inmediato asintió y comprendió.
TINA WILLIAMSJamás me había costado tanto desprenderme de algo o de alguien. Mi lema era viajar ligero y eso también englobaba los sentimientos, pero despedirme de Lucy fue lo más doloroso que alguna vez sentí. Ella sabía que algo estaba mal, pero era una niña valiente y después de un par de lágrimas, aceptó ir con sus tíos, bajo la promesa de que nos volveríamos a ver en poco tiempo.Sentada en el borde de la cama de esa habitación de hotel, permanecí en completo silencio, uno tan profundo que podía escuchar los latidos de mi corazón. Entonces unos pasos sonaron a la lejanía y cada vez se hicieron más cercanos. Cerré los ojos y agudicé aún más mi oído. Pude percibir como una mano se posó en el pomo de la puerta, identifiqué como esta se abría lentamente y rechinaban las bisagras. De nuevo el silencio, pero ahora algo diferente alteraba el ambiente a mi alrededor. Giré la cabeza y lo vi, de pie en el umbral, viéndome con intensidad y una media sonrisa. No puso un solo pie dentro de
IDRIS LYNCH —¿Le dirás a Kyle? —susurró Liam en mi oído mientras sus manos se deslizaban por mi cintura y su aliento chocaba con mi cuello. —Sí no le dices tú, le diré yo —intervino Evan rascándose la cabeza. —¿Creen que le importe? —agregó Beth furiosa—. Además, no se lo merece. Creo que debemos esperar a que eso lo decida Tina. Si nos vamos ahorita con los niños, él jamás se dará por enterado de Lucy. Después de todo, no parece tener ganas de alejarse de su valioso casino y de todas esas zorras que lo rodean. —¡Suficiente! ¡Tiene que hacerse responsable de su hija! —exclamó Annie furiosa—. Pobre niña, tantos años sin un padre. Además, por mucho que nos caiga mal la nueva y tóxica actitud de Kyle… —Vio con reproche a Beth quien solo torció los ojos— …es su hija y tiene que responder por ella y cuidarla, no sabemos si las cosas se vayan a solucionar tan fácil. —¿Qué propones? ¿Decírselo así? «¡Mira, ahí está tu hija mientras que Tina está soportando a su prometido el cual la g
TINA WILLIAMS Después de unos segundos de silencio que me parecieron eternos, noté como Patrick comenzó a reír divertido y me liberó. Quise acariciar mi mandíbula adolorida, pero de inmediato me tomó por la muñeca y me sacó de la habitación. —Te ves hermosa… Parece que la ropa que escogí para ti te queda perfecta. —Parecía que no hubiera ocurrido nada y me llevó al comedor. ¿Por qué un hombre rico necesita una esposa y no le importa agarrar a la primera incauta que se le atraviese en el camino? ¿Soledad? Patrick no parecía la clase de hombre que le importe eso. ¿Cubrir apariencias? ¿Evitar que la gente lo juzgue e insinúe que, tal vez, es homosexual? No, no creo. La causa más común es mantener el poder en sus manos, poder que puede traducirse en dinero, herencias o el control sobre alguna empresa. ¿Solo necesitaba una mujer? No, necesitaba un heredero. La mujer no servía de nada, más que de adorno, lo que importaba era un vientre fértil que pudiera dar un primogénito que asegurar
KYLE LYNCH Estaba… desconcertado. Entré al pent-house donde todos los niños de la familia estaban jugando. Paseé mi mirada en cada uno de ellos hasta que me percaté de una polizonte. Sus cabellos rojos eran más oscuros que los de los demás pelirrojos en el lugar, y sus ojos, ¡qué ojos! De un tono azul verdoso tan bello. La pequeña corría detrás de los zanahorios, y el pequeño Jacoby corría detrás de ella, para después reír a carcajadas con Dave. Se llevaba muy bien con quienes parecían de su edad, para después correr a los brazos de Oliver en donde encontraba refugio. —¿Quién es ella? —pregunté confundido. Era la primera mujer que me ponía nervioso. Annie avanzó hacia los niños, llamando la atención de la pequeña pelirroja, quien le sonrió con pena. —Hola, mi niña, ¿te estás divirtiendo mucho? —¡Sí! ¡Mucho! —exclamó emocionada, con las mejillas sonrojadas de tanto correr. —Tengo que presentarte a alguien muy importante… —Annie la tomó de la mano y la llevó hacia mí. No conocí
TINA WILLIAMSCaminaba de un lado para otro en la habitación, la noche había caído y me temía que tuviera que derrochar pasión con Patrick en esa cama. Había miles de motivos por los cuales no me agradaba la idea, principalmente, porque no quería tener un hijo con él, tampoco quería intimar con un hombre por el que no sentía absolutamente nada, si acaso, miedo.La puerta se abrió lentamente, mostrándome su alta silueta. Se acercó en completo silencio, sin prestarme atención, como si solo fuera un mueble más. Abrió el clóset y rebuscó entre las prendas, sacó una camisa, la inspeccionó y la dejó sobre la cama antes de comenzar a desabrocharse la que traía puesta, mostrándome un torso bien trabajado. ¡Bueno! Dentro
TINA WILLIAMSPatrick suspiró apesadumbrado y se sentó en el borde de la cama, con toda su atención en mí. —¿Por qué insistes en tomar el camino difícil? Créeme… No me gusta lastimarte, pero… ¿qué puedo hacer si tú no cooperas?Abrí la boca sin saber qué decir cuando de pronto recibí una bofetada que me hizo girar sobre la cama. El dolor fue tan intenso que pareció llegar con retraso hasta mi cerebro. Cubrí mi mejilla con una mano mientras sentía como el peso sobre el colchón cambiaba. Patrick se había levantado y ahora se ajustaba las mangas de su camisa, para terminar de abrocharla.—Esta noche tengo cosas qué hacer, así que… felicidades, te salva