Después del enfrentamiento en la empresa, había sido todo tranquilo. Incluso Isabella ahora intercambiaba unas breves palabras con ella cuando se encontraban en la casa, Lauren no había dejado de trabajar pero al menos la veía en la hora del almuerzo.
Después de pensarlo, decidió que lo mejor era que la chica se sintiera cómoda al ir al cumpleaños de mañana, por lo que optó por decirle a Valentino y Adriano de que estuvieran listos para salir. Esta vez elegirían la camioneta negra para irse, por supuesto de que aún faltaba alguien importante que ni siquiera tenía idea del paseo.
Lauren mira la sala, buscando a Isabella por todas partes. Hace una mueca cuando ve al pequeño cachorro durmiendo en su alfombra, ella se rehusaba a que
Isabella hace cosas extrañas con su sistema, no logra conectar su cabeza para decirle algo ahora mismo y la mujer es más que consciente de que genera eso en la italiana. De hecho, todo lo hizo a propósito, con la excusa de ir a preguntar que tal le quedaba y tener una opinión, pensaba en hacerle sudar la gota gorda al saber de que ella se rehusaba a tocarla.Isabella en un principio sabía que estaba mal pensar en cosas como esas, lo de acostarse con Lauren tendría que haber quedado en el avión y nada más, pero sería una hipocresía pensar que eso fuera cierto. Ella la deseaba, muchas veces pensaba en buscarla en su habitación y mandar todo al demonio, después de todo eran adultas y sabían lo que hacían. Podía notar las miradas de Lauren, la mujer también la deseaba, sin e
—¿No te da miedo lo que piense tu padre?—No lo conozco y jamás me ha importado una mierda lo que piense todo el mundo. Si quieres mojarte los pantalones por lo que pueda llegar a decir mi padre, entonces no mereces cogerme.Ella se separa con una sonrisa en sus labios, por primera vez la había dejado sin palabras. Lauren se había quedado pensando, y no, no es que le tuviera miedo a Alejandro, sino que tampoco quería faltarle el respeto a su confianza.Ella también era lo suficientemente grandecita como para saber lo que quería y si no fuera porque realmente era una mujer de principios, Isabella ya estaría empotrada contra la pared, gritando de la misma manera en la que lo había hecho aquell
Lauren abre la boca para decir algo cuando ella está enfrente pero las palabras no salen y su amigo se da cuenta, por lo que decide salvarle el trasero para no dejarla en ridículo.—Estás radiante—le dice él con una sonrisa, por lo que Isabella eleva la mirada y le regala una sonrisa de vuelta—Gracias, también estás bien—Rafael se ríe ante la elección de palabras—Cuando deseen pueden salir al patio, los estaré esperando allí—él mira a su amiga y le clava un dedo en su costilla con disimulo para que reaccione de una vez.—¿Vienen?—Marco se acerca, totalmente aje
Verónica la mira, como si quisiera saber algo más. Sin dudas se ha dado cuenta de como ambas chicas se miran, pero también tenía claro de que Lauren no diría mucho más que eso.—El próximo mes hay un desfile en Venecia, me gustaría que fueras—Verónica da un largo suspiro y comienza a deslizarse por el largo sillón, rozando una pierna con la de Lauren—. Claro, si quieres.—¿Qué día?—El veintisiete de abril.—No quiero prometer nada porque de verdad tengo mucho trabajo, pero lo intentaré—Lauren le regala una sonrisa sincera.
Las manos de la argentina comienzan a meterse entre sus cabellos mientras que Lauren comienza a jugar con la piel desnuda de su espalda, presionando las yemas de sus dedos, tocando aquellos puntos sensibles que había descubierto aquella maravillosa noche. Las piernas de Isabella se abren cuando sienten la punta de su rodilla posicionándose allí, pidiendo permiso para meterse entre ellas y así lo hace, dejando que su muslo friccione contra su sexo caliente. Ambas jadean sobre sus bocas, Isabella por su toque y Lauren por sentir el calor irradiar desde allí, dejándola extasiada.Lauren baja sus manos hacia el trasero de la mujer, acompañando los movimientos que sus caderas comenzaron a dar para deslizarse sobre su pierna, provocando que su vestido se subiera y la italiana pudiera divisar su ropa interior al separar su boca por un segu
—Podemos hacer un trato—le propone con una sonrisa—¿Ah si? ¿Y que trato es ese?—Isabella sonríe mientras toma un sorbo de su copa—¿Qué es lo que quieres tú?—Quiero salir más, ya sabes—Lauren levanta una ceja—¿Y tú sabes que mucho no puedo hacer con eso?—Si. Pero me propones un trato, dime lo que quieres de mi y podemos negociarlo—la italiana se ríe—Eres buena negociante—admite mirando su boca—. Quiero... algo que quizá
—Ella me llamó hace unos días, estuvo diciendo que la tenía olvidada. Sin embargo, hay un problema... —Rafael pone los ojos en blanco—Deja de ser tan estricta, ¿Te piensas que Isabella es del puto FBI para saber sobre tu vida? —Lauren hace una mueca—. Además ni siquiera Alycia sabe lo que hacemos, así que no tiene manera de enterarse. Piensa y si quieres la invitas, pero no pongas de excusa eso.—Lo pensaré—suspira—Mi casa del fondo está disponible para ustedes por si quieren quedarse unos días—le dice mientras se pone de pie—. Ahora quiero ir a bailar un poco, creo que hace mucho que estamos metidos acá
Deja el celular a un lado y abraza el cuerpo de la latina una vez más, tratando de pensar, como siempre, en las mil posibilidades que puede ocurrir si viaja a California con Isabella.Se siente en un ambiente familiar, puede ver a su hermano pequeño correr por todos lados mientras que Alessandra intenta detenerlo, ya se ha caído tres veces y no piensa parar ni por un instante. Su madre desde la cocina los llama para comer aquellas galletas que tanto les gusta a los tres, por lo que comienzan a correr hacia allí al mismo tiempo que se escucha como un auto se estaciona con brusquedad en el patio delantero. Lauren queda a mitad de camino viendo como Alonzo entra desesperado, llamando a su esposa.La mujer sale de la cocina, diciéndole a su hija que entre a comer las galletas y que enseguida los acompañaba. Lauren no le hizo c