CAPÍTULO 56

Santiago y Luciana estaban desesperados uno por el otro, él la besaba con desesperación, amaba sus labios, y ella le correspondía, Luciana se acomodó perfectamente entre las piernas de él y sus sexos se están tocando y eso los excitaba y hacía que se pusiera duro, ella lo nota porque suelta un gemido en la boca de Santiago.

—¡Si no quieres que siga será mejor detenernos!, ¡porque sino no habrá vuelta atrás! — Santiago sabía que ella debía alimentarse, aunque ya hubieran comido algo no había cenado como debía y él podía esperar ya que había dado órdenes de que en la habitación tuviera alimentos. Pero aún así, se moría por hacerla suya, por hacerle el amor como nunca nadie se lo ha hecho, él siempre quería dejar una marca diferente en su ahora esposa.

—¡Y quién ha dicho que quiero detenerme! No tengo hambre cariño, te lo juro.

—Te deseo Luciana, deseo hacerte el amor, deseo hacerte mía.

—Adelante, mi amor yo no te voy a detener.

Y esas palabra son su detonante, la apretó fuertemente
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