Santiago guió a Emma hasta su despacho y una vez entraron él cerró la puerta, él no iba a perder el tiempo con esa mujer, por lo que iría directo al grano. —¿A qué has venido Emma? — la mujer se paseó por el lugar. —Está muy linda la casa, bueno, hasta dónde he podido verla — Santiago la miraba con una intensidad que daba miedo. —Y será lo único que veas, ahora quiero que me digas que quieres o si no quiero ver que te vayas ahora mismo. — Emma se sentó con gran elegancia y sonrió. —Quiero estar en la vida de mi hija — Santiago la miró y luego se rió. —Estás loca Emma, no estoy para estupideces, ¿Qué quieres? ¿Dinero? ¿Te quedaste sin nada? — Emma empezaba a molestarse. —Pues no, no necesito tu dinero, ¿Qué tiene de malo querer estar con mi hija? He venido por las buenas Santiago, pero si te niegas voy a ir al juzgado y voy a pelear por la patria potestad de mi hija —Santiago la miró con una sonrisa de autosuficiencia. —No me vas a asustar Emma, ¿Estás aquí porque sabes que me v
Luciana sintió un fuerte olor en su nariz que poco a poco le ayudó a ir despertando, ella se levantó algo desorientada mirando a su alrededor al ver a Damián y a Diego la hizo levantarse con fuerza del sillón, lo que la hizo marearse nuevamente. —Tranquila Luciana, respira — dijo Damián preocupado, al ver que la mujer estaba muy pálida. — He llamado a tu padre, él viene para acá. —Tú estás muerto — Diego la veía en silencio, mientras observaba a la hermosa mujer con sus ojos azules llenos de lágrimas. Luciana miró a Damián — Me mintieron todo este tiempo, ¿Por qué? Yo no merecía algo así — dijo con reproche y dolor y luego miró a Diego — ¿Por qué no me buscaste? No merecía pasar por todo lo que he pasado todo este tiempo. — Luciana lo miró con tanta intensidad que él solamente bajó la cabeza. — Mírame a la cara Diego, y ¿dime si crees que es justo lo que me han hecho por cinco años?. —Yo no lo sé — dijo sincero y mirándolo a los ojos. Luciana frunció el ceño. —Luciana, Diego perdi
Cuando Luciana despertó lo hizo en la habitación de un hospital, por un momento frunció el ceño al no saber cómo había parado ahí, pero cuando hizo memoria los recuerdos de unas horas atrás llegaron a ella, y su pulso se volvió a disparar, en ese momento una enfermera y un doctor entraron a la habitación. —Señorita Brown, debe tranquilizarse por favor, en su estado puede ser peligroso — esas palabras la hicieron dejar de pensar en Diego y mirar al doctor. —¿En mi estado? — preguntó con voz ronca por el llanto. El hombre canoso la miró con una sonrisa. —Así es, está embarazada — Luciana sonrió al escucharlo, lo sabía, ella lo sabía, y eso le alegraba el alma en ese momento de dolor y decepción. —¿El bebé está bien?—Todo parece que sí — contestó de manera tranquila — pero debemos hacerte un ultrasonido para saber de cuanto está y como está el bebé creciendo — Luciana asintió. —Ahora iré a avisarle a sus familiares. —No — dijo Luciana deteniéndolo — Ya me imaginaba que estaba emba
Unas horas después Luciana salía del hospital en compañía de Santiago, aunque todo estuviera normal entre ellos, ella no dejaba de estar ida y pensativa, Santiago sabía que debía entenderla, había tenido muchas emociones ese día y no solo eso, esa persona que ella había amado en el pasado que creía muerto, al final estaba vivo y había aparecido en su vida, era como estar metido en una película, no podía creer que estuviera pasando eso. —¿En qué tanto piensas? — preguntó dulcemente al ver que ella no pestañeaba, estaba totalmente ida. Eso le hizo a ella volver a la realidad y mirarlo. —En todo lo que ha pasado el día de hoy, primero tu ex que quiere llegar a pelear por Emy, luego mi ex, una que se suponía estaba muerto, pero que resulta que no — sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas — ¿Cómo recupero cinco años perdidos? ¿Cómo le quito el dolor que le causé a mi padre cuando quise matarme? Todo es tan difícil en ese momento. —Aunque no haya pasado por nada de eso te entiendo car
—Diego — susurró una vez salió de su asombro. —Luciana — dijo mirándola con gran intensidad que la puso muy nerviosa — ¿Te encuentras mejor? — preguntó realmente preocupado, el día de ayer había ido a buscar a su madre pero no la encontró eso lo molestó en sobremanera. —Ya estoy mucho mejor, gracias, aunque saber que estabas vivo si fue un trauma realmente fuerte para mí. — él asintió. —Sí, creo que no es algo fácil, ni para mí lo es, debo hablar con mi madre, pero desde ayer no llega a casa, creo que se enteró que hablamos contigo y no quiere dar la cara. — suspiró frustrado — Necesitamos hablar, sabes que es así, pero a la vez siento que al no tener recuerdos, no tengo que decirte. Es algo frustrante, el verte así ayer fue como si algo despertara en mí, tal vez mi mente no te recuerda, pero mi corazón sí, cuando te vi ayer en la oficina de mi padre y vi tus hermosos ojos mi corazón empezó a latir muy deprisa — dijo acercándose más a ella, cosa que empezó a poner muy nerviosa a Lu
Cuando Santiago y Ronald llegaron ella lloraba sola en un rincón, Damián había ido a ver qué podía averiguar. —Luciana — dijo Ronald llamando la atención de su hija, ella levantó la cabeza y al verlos corrió hacía ellos, abrazó a su padre y luego se fue a los brazos de Santiago. —Tranquila, mi amor, ¿Qué pasó? —Un carro lo atropelló delante de mis ojos, fue horrible. — Santiago la empezó a arrullar. Para calmarla. —Tranquila mi amor, por favor, si no va a pasar lo mismo de ayer, y no creo que quieras eso, ¿O sí? — Luciana negó y empezó a tranquilizarse. —¿Cómo está Diego? — preguntó Ronald. —No lo sé, Damián se fue hace rato a averiguar, su mejor amigo lo estaba atendiendo. — Ronald asintió, conocía al amigo de Damián, era un gran hombre y médico. —Iré a buscarlo, vendré pronto, por favor Luciana, quiero que te tranquilices o vas a terminar loca de tanto estrés de estos dos días. — Ronald le habló en tono duro, pero era porque en verdad se preocupaba por su hija. Ella asintió c
Cuando llegaron a la casa Santiago se sentía realizado. —¿Cuándo daremos la noticia de que seremos padres? — preguntó antes de que entraran a la casa. Luciana lo miró con una gran sonrisa. —Cuando tú quieras, mi amor. — Santiago no pudo evitar besarla con ese amor y pasión que sentía por ella. —Te amo, ahora mismo iremos a decirle a Emily, estoy seguro que pegará el grito en el cielo de la emoción. — él tomó la mano de Luciana y empezaron a caminar hacía la casa cuando los gritos de Emily se escuchaban desde afuera, Santiago y Luciana se miraron con el ceño fruncido y salieron corriendo, la primera en entrar fue Luciana, que vio como Emma quería llevarse a la niña, mientras Rosé y Julián le bloqueaban el paso. —Baja a mi hija inmediatamente, si no quieres que te deje sin cabello — Luciana estaba apunto de tirarse encima de Emma. Santiago la miraba más que furioso. —¿Qué m****a haces en mi casa y con mi hija? — ella levantó su mentón en forma de reto hacia él. —Voy a llevarl
—Gracias, Rosé, ahora quiero que lleves a mi hija acostar a mi habitación y te quedes con ella mientras yo hablo con Luciana y Julián de un tema importante. — ella asintió y se acercó para tomar a la niña en brazos. —Sí señor y cualquier cosa que necesiten solo me dicen. — Rosé salió con la niña de ahí, mientras Santiago se sentó en su silla y extendió la mano para que Luciana y Julián se sentarán al frente de él. Una vez todos estuvieron sentados, él empezó a hablar. —Julián quiero que despidas a quién dejó entrar a Emma, porque como bien dijo Luciana, no fue una sola vez, sino fueron dos, no creo que haya sido casualidades. No solo eso, también quiero que averigües si ella ha tenido contacto con alguien más de la casa y si es así, quiero que me lo informes y no solo eso, que también lo despidas, porque Emma no llegó con buenas intenciones — Luciana lo miró con el ceño fruncido al oírlo. — En la mañana me llevaron un informe a la oficina sobre ella y ha desperdiciado todo el diner