Awww esa osita no le cree nada… ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando no te olvides de comentar, votar y dejar tu reseña.
AlecAria está muy nerviosa cuando llegamos a la casa de su hermano, horas después de haber salido del pueblo. Honestamente, yo también lo estoy, pero no estoy dispuesto a irme de aquí con negativas, ni voy a permitir que él trate a Aria de forma despectiva para echarla de aquí. Si bien detesto la i
Aria Sin dejar de temblar, observo el cuerpo inerte de Harry en el césped. Tiene la cabeza llena de sangre por los golpes que le di con la pala de Jackson, tras haberme dicho cosas que me hicieron enfurecer e intentar llevarme. En ese momento, lo único en lo que pensaba era en defenderme, no en mat
Alec—¿Qué vamos a hacer con el cuerpo? —le pregunto a Jackson cuando nos subimos al auto.—Tú lo investigaste, ¿cierto? Deberías saber en qué lugar podríamos dejarlo.—Tenía un negocio, pero cuando apareció Aria dejé de seguirlo —confieso—. Así que ahora ignoro toda esa información y sería riesgoso
Aria Durante el camino hacia el departamento, Alec no deja de decirme cuánto me ama y me desea. Todavía me encuentro nerviosa por todo lo que pasó, pero sus palabras de amor hacen que poco a poco me relaje. —¿Quieres cenar algo, mi amor? —me pregunta en el ascensor, en donde me acorrala. —Sí, qui
AlecCuando abro los ojos y busco ver el rostro más perfecto del mundo, no está. Alarmado, me levanto para buscarla, pensando que tal vez está en el baño, pero no.—¡Aria! —la llamo, temiendo lo peor: que todo lo que he vivido ha sido un sueño o que ella ha escapado—. Aria, nena, responde.Busco por
AriaCuando Julia y Alec se marchan, Jackson me toma de la mano y juguetea con ella durante algunos segundos. Espero con paciencia, a pesar de la creciente ansiedad que experimento; logro comprender lo difícil que es confesar algo así y hablar abiertamente sobre ello.—Quiero pedirte perdón por no h
AriaEn cuanto mi hermano abre la puerta, aquella señora altanera pasa al departamento. Al verme, su rostro se enrojece por la rabia al encontrarme aquí.—Vaya, estás aquí. Qué poco te duró el amor por tus hijos.—Con mis hijos no se meta, señora —le digo furiosa, acercándome a ella sin titubear—. L
—Jamás vuelvas a acercarte a mi mujer, ¿me entendiste? —le grita—. Largo de aquí. No tienes nada que hacer en mi casa.—Fue ella quien me agredió —protesta Alisson, y Alec se ríe.—Algo debiste hacer para que actuara así, y la verdad es que la apoyo. Si la estoy deteniendo ahora, no es por ti; es po